Ana María Brea relata, en primera persona, la canonización de José Gregorio Hernández "Roma se vistió de amarillo, azul y rojo. Fue una jornada de unidad, fervor y esperanza"

"Roma se vistió de amarillo, azul y rojo. Fue una jornada de unidad, fervor y esperanza"
"Roma se vistió de amarillo, azul y rojo. Fue una jornada de unidad, fervor y esperanza"

Para los venezolanos, ver a José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles elevados a los altares no fue solo un acto religioso: fue un recordatorio de que la fe y la bondad pueden trascender fronteras y tiempos

Aún con la madrugada romana cubriendo la Plaza San pedro, cientos de venezolanos aguardábamos con emoción con nuestras banderas tricolor en mano para presenciar un momento histórico: La canonización del doctor José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles los dos primeros santos de Venezuela.

Mi esposo (Ramón )y Yo, llegamos a las 6:00 de la mañana en medio de oración y lágrimas de fe…A las 6:30 se abrieron las puertas, entre euforia y vivas, logré acceder al primer recuadro de la explanada, muy cerca del altar papal y de la comitiva de sacerdotes. Desde allí la emoción se sentía a flor de piel, recé mi rosario encomendando una lista que llevaba anotada desde mi familia que ya están en el cielo y los que están aquí, amigos, compañeros de trabajo, conocidos para que nadie se me quedara por fuera y desde luego antes de comenzar la misa todos rezando el segundo rosario, donde éramos una sola voz, una sola esperanza.

Creemos. Crecemos. Contigo

El ambiente era indescriptible. Venezolanos venidos de distintas partes del mundo, Madrid, Caracas, EEUU, Canadá, Italia, Chile, etc donde nos reencontrábamos en la fe. Los rostros reflejaban orgullo, gratitud y un sentimiento compartido de esperanza en medio de los tiempos difíciles que vive nuestro país.

Canonización de José Gregorio
Canonización de José Gregorio Ana María Brea

La ceremonia fue solemne, pero se me hizo corta. La homilía del Papa tocó el alma de todos los presentes, resaltando la vida de servicio y humildad del “médico de los pobres”. En cada palabra resonaba la figura de Jose Gregorio como símbolo de fe, ciencia y solidaridad y de la madre Carmen Rendiles, como ella dijo: se necesita valentía para vivir la humildad, para ser obedientes, para vivir la pobreza y sencillez, para no ser y que Dios sea en ella. 

Y como si el cielo quisiera sellar aquel instante, el paso del Papa en el papamóvil, tan cerca de nosotros, fue un regalo divino. Su sonrisa, sus bendiciones y la cercanía física con él convirtieron el momento en una vivencia de aún me cuesta asimilar.

Miles de venezolanos asistieron a la canonización del médico de los pobres
Miles de venezolanos asistieron a la canonización del médico de los pobres Ana María Brea

Roma se vistió de amarillo, azul y rojo. Fue una jornada de unidad, fervor y esperanza.

Para los venezolanos, ver a José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles elevados a los altares no fue solo un acto religioso: fue un recordatorio de que la fe y la bondad pueden trascender fronteras y tiempos

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