"Tenemos la obligación moral de ser corresponsables en la misión de la Iglesia de cara al mundo" León XIV, el comienzo de una nueva esperanza

La entronización de un nuevo pontífice, este domingo 18 de mayo, es una buena y gran noticia para una humanidad golpeada por una densidad abrumadora de crisis
Lla irrupción de León XIV como nuevo Papa, portador de condiciones personales y pastorales excepcionales, abre un nuevo ciclo a la esperanza global
En una época marcada por una realidad policrítica, recibimos el regalo divino de las capacidades y carismas poliédricos del papa León XIV
En una época marcada por una realidad policrítica, recibimos el regalo divino de las capacidades y carismas poliédricos del papa León XIV
| Marco Antonio Velásquez Uribe
La entronización de un nuevo pontífice, este domingo 18 de mayo, es una buena y gran noticia para una humanidad golpeada por una densidad abrumadora de crisis, donde confluyen “guerras, cambios climáticos, desigualdades crecientes, migraciones forzadas, pobreza estigmatizada, innovaciones tecnológicas disruptivas y precariedad laboral”. Es lo que el papa Francisco denominó “policrisis” y que recién León XIV evoca por el dramatismo de un presente urgido de esperanza.
En la perspectiva del tiempo y en el devenir de la historia, no es exagerado imaginar que esa conjunción de adversidades sea única e insospechada, precisamente porque en su carácter global y como fruto de una postmodernidad desbocada, en la actualidad se configura la potencialidad destructiva del planeta, que Leonardo Boff ha descrito como la era geológica antropogénica, para graficar que en el origen de este fenómeno está la actuación humana.
Ante un panorama que ciertamente parece desolador, la misma memoria histórica y muchas experiencias personales enseñan que la humanidad no está sola ni a la deriva. En efecto, aquella realización de la promesa de un Emannuel, tan efusivamente celebrada en cada Navidad, enseña que “Dios está y sigue con nosotros” y que no abandona a la obra predilecta de su creación, la humanidad.

Con esa certeza, la irrupción de León XIV como nuevo Papa, portador de condiciones personales y pastorales excepcionales, abre un nuevo ciclo a la esperanza global, bajo la forma de una invitación universal a colaborar en esa magna tarea de reconstruir un mundo, donde cada quien tiene una cuota de responsabilidad para regenerar la Casa de Todos.
Hay que colaborar con la tarea titánica que la historia ha puesto bajo la responsabilidad de León XIV
No solo hay que celebrar el advenimiento de un nuevo Pontífice, que está llamado a tender puentes de paz, fraternidad y esperanza, en medio de las realidades contrastantes de nuestro tiempo, sino, y sobre todo, hay que colaborar con la tarea titánica que la historia ha puesto bajo la responsabilidad de León XIV, con mayor razón de quienes, por las implicancias del bautismo, tenemos la obligación moral de ser corresponsables en la misión de la Iglesia de cara al mundo.
En una época marcada por una realidad policrítica, recibimos el regalo divino de las capacidades y carismas poliédricos del papa León XIV, como una inmensa esperanza para la humanidad.
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