Conferencia (resumida) de monseñor Berzosa en Santo Domingo Mística y dialéctica, pastoralidad y discernimiento, sinodalidad y fraternidad: Claves del magisterio de Francisco

FRatelli tutti
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"Debemos integrar las antinomias para ser personas de síntesis, o contemplativos en la acción, tal y como se desprende de la praxis de los Ejercicios Espirituales ignacianos"

"Los teólogos que ayudarán a forma el sistema de pensamiento de Bergoglio son, entre otros, Möhler, Przywara, De Lubac, Fessard, y, sobre todo, Romano Guardini"

"El Papa Francisco subraya la Communio católica como complexio oppositorum"

"El Papa no tiene ideas preconcebidas para aplicar a la realidad, ni una ideología concreta de reforma, sino que camina sobre la base de una experiencia espiritual y de oración"

"El Papa no tiene ideas preconcebidas para aplicar a la realidad, ni una ideología concreta de reforma, sino que camina sobre la base de una experiencia espiritual y de oración"

1.- El punto más decisivo: “¿cómo piensa y gobierna el Papa Francisco?”. Mística y dialéctica, pastoralidad y discernimiento.

1.1. Mística y dialéctica: al estilo de R. Guardini

1.- Según el prestigioso filósofo M. Borghesi, todo el pensamiento de Bergoglio es de reconciliación y dialéctica, porque no es un pensamiento irénico-buenista, ni optimista o ingenuamente progresista. Al contrario, es un pensamiento dramático y agónico, que engendra tensión, y que nació y se desarrolló en una Argentina dividida entre la derecha filo-militar y la izquierda filo-revolucionaria, y también maduró en las tensiones vividas por el propio padre Bergoglio en el seno de los jesuitas de su tiempo.

2.- Bergoglio, a nivel social, experimnetó que su Argentina, como hemos enunciado en el punto anterior, estaba amenazada por la extrema derecha y por la extrema izquierda políticas; ante este hecho, el padre Bergoglio, para resituarse correctamente como creyente, subrayará dos principios: “La unidad es superior al conflicto”…y, “el todo es superior a las partes”. Y, en los años 70, siendo provincial de los padres jesuitas, y ante ciertas mentalidades y tendencias rupturistas dentro de la Compañía, añadirá otros dos principios más, que le acompañarán ya durante toda su vida: “La realidad es más importante que las ideas”… y, “el tiempo es mayor que los espacios”.

3.-La unidad proclamada en estos cuatro principios, y consolidados desde la praxis pastoral, no anulará lo diverso ni reducirá o mitigará el conflicto, tal y como se vive y sucede en lo genuinamente católico: la unidad católica es polifónica y poliédrica, capaz de integrar las diferencias sin anularlas, porque se fundamenta en la transcendencia. Y por eso es posible, por ejemplo, la globalización y la localización al mismo tiempo, o la unidad y la diversidad.

Romano Guardini

Debemos integrar las antinomias para ser personas de síntesis, o contemplativos en la acción, tal y como se desprende de la praxis de los Ejercicios Espirituales ignacianos. En dichos Ejercicios se nos enseña “a vivir, desde el Espíritu Santo, integrando los contrarios”: vivir en salud y en enfermedad, en pobreza y en riqueza, en consolación y en desolación, en contemplación y en acción, en soledad y en compañía…

4.- En otras palabras, tenemos que saber unir mística, o experiencia de Dios, y dialéctica, o integración de contrarios. Ciertamente, no es una dialéctica al estilo Hegeliano. Para Hegel, la dialéctica es ascendente, nunca vuelve atrás, y crea necesariamente novedad: es su conocida metodología tesis-antítesis-síntesis. Para Bergoglio, es una dialéctica que vive de las antinomias o polos diversos, y es integradora de los mismos, como si dejeramos, “a es a; b no es a; a y b son en C”. Es como una dialéctica Trinitaria o Cristológica. Así, en la Trinidad, el Padre es el Padre; el Hijo es el Hijo; el Padre y el Hijo son en el Espíritu Santo. O, en la cristología, Jesucristo es Dios; Jesucristo es hombre; Jesucristo es Dios y hombre en una sola persona humana.

Frente a la dialéctica dualista, del “o-o” (aut-aut), se propone la dialéctica relacional e integradora, del “y-y” (et-et), es decir, partir de la realidad, para volver a la realidad, transcendiéndola, integrándola, y transformándola. Recordemos que la forma de pensar de Pablo VI era lineal-progresiva, en forma de silogismos que avanzan. La de san Juan Pablo II, era central-circular: partimos del núcleo “a” y desarrollamos el “b”; volvemos al “a”, y desarrollamos “c”; y, al final, unimos todos de forma circular, como una rueda de bicicleta. La de Benedicto XVI se centra en tres realidades: asumir-purificar-elevar (assumptio, abblatio, elevatio…). Es lo que hacía el artista Miguel Angel con un bloque de granito: veía la estatua que se encerraba en el mismo y quitaba toda la broza que la apresaba para que apareciese con toda su belleza. La del Papa Francisco es dialéctico-relacional.

Methol Ferré y Bergoglio

5.- Los teólogos que ayudarán a forma el sistema de pensamiento de Bergoglio son, entre otros, Möhler, Przywara, De Lubac, Fessard, y, sobre todo, Romano Guardini. En todos ellos, se subraya una misma realidad: la iglesia hace posible la complexio oppositorum, porque el punto de síntesis apunta hacia un punto más transcendente, hacia el Misterio de Dios mismo, que es semper magis, siempre mayor.

6.- J.M. Bergoglio bebe también del “tomismo dialéctico” del uruguayo , en lo referente a varios temas: así, por ejemplo, el destino histórico de la iglesia latinoamericana como Gran Patria, que no será la globalización de pensamiento único ni el laicismo relativista y agnóstico. También, en lo social, asume de dicho autor la importancia dialéctica de la amistad y de la cultura del encuentro, y no del descarte o de la lucha de clases marxista.

7.- Pero sin duda, el maestro principal y más influyente de Bergoglio fue Romano Guardini, con su teoría de la Oposición Polar. Para Bergoglio, su descubrimiento comienza con su breve estancia en Alemania, en 1986, para hacer una tesis doctoral que nunca concluyó, y que retomó de nuevo entre los años 1990 a 1992. Según R. Guardini, la unidad no es un bloque monolítico como llovido de lo alto, y de forma fija y rigorista. La unidad no tiene miedo de acoger polos diversos y de conciliarlos con la fuerza del Espíritu Santo que todo lo une como en una sinfonía musical.

8.- En el sistema polar de R. Guardini, se califican ocho oposiciones en el ser vivo y real, como si fueran ocho opuestos o polaridades. Estas ocho parejas de oposiciones, Bergoglio las reduce y sintetiza en cuatro, magistralmente expuestas en Evangelii Gaudium:

El tiempo es mayor que el espacio (EG, 222-225).

La unidad es superior al conflicto (EG 226-230), aunque el conflicto no puede ser ignorado o disimulado, sino asumido.
La realidad es más importante que la idea(EG 231-233).
El todo es superior a la parte (EG 234-237), o la sana polaridad entre globalización y localización.

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9.- La pregunta decisiva es “¿quién realiza la armonización de los polos opuestos?”... Respondemos con palabras del mismo Papa Bergoglio: “La armonía la hace solamente el Espíritu que puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, construir la unidad. Cuando somos nosotros los que queremos hacer la diversidad, hacemos cismas; y cuando somos nosotros los que queremos construir la unidad, hacemos uniformidad y homologación”. Esta misma idea se expresa en la homilía de Pentecostés, del año 2017: “El Espíritu crea la diversidad y la unidad, y de esta manera plasma un pueblo nuevo, variado y unido: la Iglesia universal… Tenemos que evitar dos tentaciones: buscar la diversidad sin unidad… o buscar la unidad sin diversidad”.

10.- Esta ontología de la polaridad requiere un pensamiento dialogante que tienda hacia un horizonte sintético que impida el desenlace contradictorio de los dos polos en juego. El Papa Francisco, en resumen, subraya la Communio católica como complexio oppositorum. Es una dialéctica apoyada en la mística propia de los Ejercicios, porque somos contemplativos en la acción, y, además, como expondremos a continuación, es el modelo en el que insistió el jesuita Pedro Fabro con su propuesta de un “pensamiento abierto”. Él afirmaba que “un jesuita debe ser persona de pensamiento incompleto, de pensamiento abierto”. La reconciliación es obra del Espíritu y no primariamente del hombre. Desde aquí se entiende mucho mejor la crítica constante del papa Francisco a una iglesia autorreferencial, cerrada en sí misma y en inmanencia, y marcada por la doble tentación del pelagianismo y del gnosticismo. El cristianismo está más bien como “des-centrado”, ya que el punto de equilibrio entre los opuestos está fuera de él: en el mismo Misterio Divino y es obra del Espíritu Santo.

En conclusión, según el Papa Bergoglio, la unidad es poliédrica, donde el conjunto no anula la particularidad. Porque el poliedro, que no es un círculo, tiene muchas caras distintas, y refleja la confluencia de parcialidades que, a su vez, conservan su originalidad. En el poliedro, nada se disuelve, nada se destruye, nada se domina. Todo se integra.

Papa

Expuesto el primer binomio, mística-dialéctica, en el segundo: pastoralidad-discernimiento.

1.2. Pastoralidad y discernimiento: al estilo de Pedro Fabro.

1.2.1.- Volvemos a hacernos la misma doble pregunta: “¿Cómo piensa el Papa Francisco, y, por lo mismo, cómo gobierna?”… Es la pregunta de fondo a la que viene respondiendo, una y otra vez, un gran conocedor suyo: Antonio Spadaro, jesuita y director de la prestigiosa revista La Civiltà Cattolica.

Destaca A. Spadaro, que en la forma “única”, hasta ahora, de gobernar un Papa jesuíta, lo decisivo está siendo el instrumento que privilegia dicho Papa, y que no podía ser otro que el discernimiento. Pero todavía hay más: de las diversas formas históricas, y jesuíticas, de realizar dicho discernimiento, el Papa Francisco ha optado por seguir a san Pedro de Fabro, al cual el propio Pontífice canonizó el 17 de diciembre de 2013, en su primer año de ministerio petrino.

Llegados a este momento, y para comprender a Pedro Fabro y al propio Papa Francisco, nos hacemos una pregunta necesaria: “¿Por qué el discernimiento es un instrumento y método espiritual y de gobierno tan importante y decisivo entre los jesuitas?”... – Respondemos que, según los designios de la Providencia divina, éstos nacieron, como Compañía, en un mundo nuevo, convulso y complejo: así, las nuevas teorías astronómicas copernicanas de su tiempo; la nueva física y su método en las ciencias experimentales; el nuevo descubrimiento del nuevo mundo en las tierras americanas; y la nueva política y nuevo clima religioso en Europa motivado por el cisma protestante… Todo parecía tambalearse, y de todo se dudaba. Recordemos un paradigma que lo corrobora: la aparición, en filosofía, de Descartes y su nuevo giro copernicano, es decir, pasar del teocentrismo al antropocentrismo idealista y la duda metódica como principio de todo pensar filosófico correcto: “Pienso, y dudo, luego existo”…

El hombre será, a partir de entonces, el centro de todas las cosas, y la razón, su nueva diosa. En este mundo tan abierto y desconcertante, san Ignacio nos regala los Ejercicios y, con ellos, un instrumento espiritual, profundo y fecundo, para un sano discernimiento de espíritus y de cómo actuar en un mundo confuso y cambiante. Salvando las distancias históricas, hoy, el Papa Francisco vive en un mundo no menos complejo y convulso que el de san Ignacio o el de san Pedro Fabro…

Papa y jesuitas

“¿Por qué, entonces, el papa Francisco prima a san Pedro Fabro en el tema de cómo hacer discernimiento?”... -Porque le considera su maestro de referencia. Jorge María Bergoglio, cuando era superior provincial en Argentina, encargó la traducción y actualización crítica de la obra Memorial de P. Fabro, a los jesuitas Jaime H. Amadeo y Miguel A. Fiorito. Este último, director espiritual del propio Bergoglio. Brevemente, “¿quién fue Pedro Fabro?”…

1.2.2. Pedro Fabro y el discernimiento de espíritus…

San Pedro Fabro, nació en Villaret (Saboya, Francia) el 13 de abril de 1506, y falleció en Roma el 1 de agosto de 1546. Fue sacerdote y cofundador de la Compañía de Jesús. En la Universidad de París conoció a san Ignacio de Loyola, y con seis compañeros más, se puede decir que “co-fundaron” la Compañía de Jesús. Destacó su apostolado en Alemania, donde se le conoció como el “Apóstol de Colonia”, y “un contemplativo en la acción”. Más allá de las discusiones estériles y académicas con los protestantes alemanes, pretendía ganarlos con su vida ejemplar, como verdadero católico. Su apostolado también se realizó en Portugal y España. Su obra principal es Memorial (Diário), escrito entre los años 1542 y 1546. Precisamente de dicho Memorial, el Papa Bergoglio deducirá algunos criterios para un sano discernimiento y para un acertado gobierno, que le han venido acompañando en su etapa como pastor-obispo y, ahora, como obispo-Papa. Las claves de san Pedro Fabro el Papa Francisco las ha sintetizado o resumido, actualizádolas en su manera de gobernar, en siete que a continuación enunciamos y brevísimamente glosamos.

1.2.3. Las genuinas claves de gobierno del Papa Francisco

1.2.3.1.- Primera clave: La verdadera reforma de gobierno comienza por la persona misma…

-San Ignacio solicitaba, para una verdadera forma de gobierno y de reforma de la iglesia, el reformar, primero, a las personas desde lo más profundo. Es la garantía para una conversión estructural. Y así se entienden los Ejercicios: una mediación para la reforma de las personas y, con ello, de la Iglesia y de la sociedad.

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1.2.3.2.- Clave segunda: para gobernar hay que ser un reformado “vaciado” o “expropiado”, como vivía Pedro Fabro… No a la autoreferencialidad, al dogmatismo (gnosticismo) o al fundamentalismo (pelagianismo).

En su homilía a los jesuitas, del 3-1-2014, Francisco les dijo: “El corazón de Cristo es el corazón de un Dios que, por amor, se ha vaciado. Cada uno debemos estar dispuestos a vaciarnos. Estamos llamados a este abajamiento: ser como los vaciados. Hombres que no vivan centrados en sí mismos, sino expropiados, porque el centro es Cristo y la Iglesia”.

1.2.3.3.- Tercera clave: gobernar es realizar un discernimiento no-ideológico, sino desde la misma realidad…

Consecuencia: si lo importante es la realidad misma, ¡no tiene sentido la pregunta de cuál es el programa del Papa Francisco!... El Papa no tiene ideas preconcebidas para aplicar a la realidad, ni una ideología concreta de reforma, sino que camina sobre la base de una experiencia espiritual y de oración, siempre compartida en diálogo y consultando, para responder a los nuevos retos que la vida misma y la historia van presentando, y a las situaciones más difíciles y vulnerables del mundo de hoy. Francisco no tiene planes estratégicamente concebidos en una mesa de despacho. Como él repite: “Los apóstoles salieron del Cenáculo sin preparación, y jugándoselo todo con espiritual improvisación”.

Todo esto implica que el pastor, para conocer de verdad la realidad, tiene que estar insertado plenamente dentro del Pueblo de Dios y sentirse perteneciendo realmente a dicho pueblo. Como consecuencia: puede equivocarse y no debe tener reparo para pedir perdón a dicho pueblo, como le sucedió al propio Papa Francisco con la Iglesia que peregrina en Chile: “Reconozco que he cometido graves errores de valoración y de percepción de la situación, por falta de información verdadera y equilibrada. Pido perdón a todos cuantos he ofendido y espero hacerlo personalmente en las próximas semanas con las personas con las que me entrevistaré”. Este estilo de “inmersión en el Pueblo”, y en sus gozos y sufrimientos, no es sólo una forma retórica de hablar; es todo un estilo de gobierno. A este modo de proceder se denomina discernimiento de la voluntad de Dios en la vida y en la historia reales...

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Otras veces, además de equivocarse, el pastor puede percibir que el Maligno está actuando en la realidad. El propio Papa Francisco, confesó para la revista “La Civiltà Cattolica”, que hubo momentos de mucha tensión en el Sínodo para la Amazonía. Con sus palabras, “a veces, el espíritu malo acaba por condicionar el discernimiento, favoreciendo posiciones ideológicas, de una parte u otra, y favoreciendo extenuantes conflictos entre sectores, que acaban debilitando la libertad de espíritu… Cada uno se atrinchera “en su verdad” y acaba por ser prisionero de sí mismo y de sus posiciones, proyectando las propias confusiones e insatisfacciones. De esta manera, es imposible caminar juntos”.

1.2.3.4.- Cuarta clave: Gobernar es un proceso abierto e histórico… Con una finalidad: “no querer nada que no esté movido únicamente por el servicio a Dios Nuestro Señor, y con una única motivación: que sea para el servicio y alabanza de su divina voluntad”. Esto sólo se comprende desde la mística; y no desde la funcionalidad o la racionalidad. Según esto, las decisiones de gobierno se realizan desde un discernimiento espiritual y desde la necesaria ambigüedad de la vida; para encontrar los medios oportunos, que no siempre coinciden con lo más grande o lo más fuerte; teniendo siempre en cuenta las consolaciones y las desolaciones del espíritu.

Esta forma de gobierno del Papa se confirma y sustenta, como venimos insistiendo, en Pedro Fabro, que, en su Memorial, sabe unir, por un lado, “todo el bien que podré hacer”, y, por otro lado, “la necesaria mediación del Espíritu bueno y santo con el que podré hacer todo, o menos del todo”. De esta manera, Pedro Fabro supo iniciar y acompañar procesos históricos largos, porque el tiempo es superior al espacio, y entendió que reformar quiere decir abrir dichos procesos y no “cortar cabezas o conquistar espacios de poder”. Con este espíritu de sano y sabio discernimiento San Ignacio y los primeros compañeros desearon también afrontar la contrarreforma protestante.

1.2.3.5.- Quinta clave: gobernar es un proceso, atento a encontrar el máximo, a veces, en lo mínimo…

El Papa sigue también un principio jesuítico y practicado por Pedro Fabro: “Es divino el no estar constreñido por lo grande, y el poder estar contenido en lo pequeño”. Este dicho le acompañó en sus años de provincial con su lema: “saber conducirnos en lo pequeño y en lo grande”.

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1.2.3.6.- Sexta clave: gobernar es un proceso que afronta hasta las mismas limitaciones, los conflictos, y los problemas …

Al Papa Francisco no le gusta hablar de heroicismos sublimes; y ni es maximalista ni de idealismos rígidos; ni es tampoco un moralista; ni, mucho menos, un espiritualista. Defiende, con son y necesario realismo, que los límites, los conflictos, y los problemas forman parte del camino, y que, para crecer espiritualmente, no hay que “olvidar o maltratar los límites”. El peligro es caer en la tentación del idealismo que proyecta sobre la realidad un esquema ideal, sin tener en cuenta los límites mismos que comporta la realidad. Se pueden olvidar o maltratar los límites tanto por exceso, absolutizándolos, como por defecto, cediendo al relativismo y no teniendo cimientos fuertes.

No hay que tener miedo a los conflictos, que ciertamente nos duelen; por el contrario, como es la característica misma de la Compañía de Jesús, hay que “hacer posible la armonización de los contrarios y de las mismas contradicciones, que es lo contrario de la rigidez”. Las contradicciones, como los problemas, pueden formar parte de una historia fecunda. Un problema no tiene por qué ser resuelto al momento, sino mediante un discernimiento, que implica un proceso, y se verifica en etapas.

1.2.3.7.- Finalmente, clave séptima: gobernar es un proceso que afronta las tentaciones…

Las tentaciones anidan también en las instituciones, aún las más altas y sublimes. Al espíritu malo, al Maligno, le gustan los retos difíciles, especialmente cuando se trata de creyentes y comunidades que viven de la sabiduría del Espíritu .En estos casos, el Maligno, como ángel de bien, tienta bajo la apariencia del bien, con una argumentación finísima y extrema: “que el tentado crea obrar por el bien de la Iglesia”. El Maligno hace creer, al tentado o a las comundiades,“que la Iglesia se está desnaturalizando o corrompiendo, y trata de convencerles de que deben salvarla”. Esta tentación tiene muchas caras, pero siempre con una común: la falta de fe en el poder de Dios que habita siempre, en Cristo y por su Espíritu, en su Iglesia. Por esta tentación, históricamente, se han producido infecundos desencuentros con la jerarquía eclesial y conflictos devastadores dentro de la Iglesia, bien por parte de los que se denominan progresistas, o por parte de los reaccionarios… Muchas veces, por absolutizar todo aquello que en realidad es más bien secundario.

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El ideólogo rupturista, de derechas o de izquierdas, vive en la tentación, bajo la apariencia de bien, de querer separar a la Iglesia de la realidad misma y de la historia real. Lo comprobamos cuando, por ejemplo, aparecen figuras que desean sustituir al propio Papa en la defensa de la doctrina o de la verdadera reforma; o cuando siembran incertidumbre y confusión en el Pueblo, señalando peligros imaginarios tanto para la ortodoxia como para la reforma de la praxis. El colmo es cuando, con dichas actitudes confiesan abiertamente, que lo hacen precisamente por profesar devoción filial al Santo Padre, o por un respetuoso espíritu de corrección fraterna.

¿Cómo discierne, en conclusión, el Papa Francisco?... - El Papa tiene bien claro que debemos partir de la realidad misma y de la historia real. Esto quiere decir que el “proyecto” del Papa es en realidad una experiencia espiritual de la vida misma, que va tomando forma según unos procesos graduales, y que se va traduciendo en términos y acciones concretos. El discernimiento, y el gobierno del Papa, no se hacen con un mapa de ruta de referencia única, donde primarían los conceptos e ideas preconcebidos, y que, a toda costa, desea realizar, sino que lo decisivo es lo vivido, la vida y la historia misma, que “hace referencia a tiempos y procesos, lugares y personas”, según solicitaba san Ignacio. La postura del Papa Francisco no es la de una visión teórica de las cosas, que se quiere imponer a la realidad misma y trata de organizarla según las propias coordenadas, sino que, en diálogo con la realidad misma, se inserta en los procesos de la historia de los hombres y de la Iglesia, a veces sucios y fangosos, que se van desarrollando en el tiempo.

Francisco es el Papa de los “Ejercicios”, como si fuese un buen y universal director de los mismos, y que, por lo mismo, sabe conducir procesos de discernimiento en la Iglesia y en la historia; no es sólo un administrador o gestor de cosas. Así entiende la forma de un verdadero gobierno espiritual. Su pontificado no será de orden administrativo sino de acompañamiento de procesos históricos; algunos rápidos y fulgurantes, y otros más lentos. Jamás caerá en el pragmatismo o en la tentación de confundir una reforma con el documento que la avala. El Papa Francisco cree que la reforma de la Iglesia no es un proyecto predeterminado sino un ejercicio del Espíritu, que nos capacita para no ver sólo lo blanco o lo negro, sino todos los matices, y no tan sólo la perspectiva de aquellos que siempre quieren hacer guerras unidimensionales.

Fratelli

Entramos en el tercer y último binomio: sinodalidad y fraternidad universal. Lo hacemos muy sucintamente.

2.- Sinodalidad, es la prioridad eclesiológica del Papa Francisco.

El Papa Francisco habla, una y otra vez, de Sinodalidad en la Iglesia. Sinodalidad “es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Sínodalidad es un caminar juntos; el Pueblo fiel, con el colegio episcopal, y con el Obispo de Roma: “Cada uno en escucha de los otros; y, todos, situados en escucha del Espíritu Santo”. Esto es fácil expresarlo con palabras, pero no tan fácil vivirlo.

La sinodalidad, ofrece diversos niveles:

1.El primer nivel, se realiza en las Iglesias particulares.

2. El segundo nivel de sinodalidad es el de las Provincias y las Regiones Eclesiásticas; el de los Concilios Particulares, y, de forma especial, el de las Conferencias Episcopales.

3. El tercer y último nivel es el de la Iglesia universal. En este nivel, el Sínodo de los Obispos, representando al episcopado católico y en comunión estrecha con Pedro, se convierte en expresión de la colegialidad episcopal dentro de una iglesia verdaderamente sinodal.

Incluso, en una Iglesia sinodal, también el ejercicio del primado petrino podrá recibir mayor luz, porque “el Papa no está solo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella como Bautizado entre Bautizados y dentro del Colegio episcopal como Obispo entre los Obispos, llamado al mismo tiempo -como sucesor del apóstol Pedro- a guiar la Iglesia de Roma que preside en el amor a todas las Iglesias”. Por eso el Papa Fracisco propone la necesidad y la urgencia de pensar en “una especie conversión del papado”, al estilo de lo expresado por San Juan Pablo II, en la encíclica Ut Unum Sint: “Estoy convencido de tener una responsabilidad particular, sobre todo al constatar la aspiración ecuménica de la mayor parte de las Comunidades cristianas y al escuchar la petición que se me dirige de encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva”.

Desde otra dimensión complementaria, el Papa Francisco también nos habla de “Sinodalidad en el mundo de hoy”, que se traduciría en amistad social y fraternidad universal. Todo ello se verá plasmado en la encíclica Fratelli Tutti. Entramos brevemente en ello.

Fratelli

3.- ¿Como leer la Encíclica Fratelli Tutti, y no perdernos en el intento?... y caminar con esperanza renovada para hacer, de éste, “otro” mundo!

Nos limitamos a realizar un resumen articulado de los ocho capítulos en los que se divide dicha Encíclica

3.1.- Hacia una visión articulada de sus ocho capítulos…

El Capítulo 1 (nn. 9-55), nos hablaría de las luces y sombras, de las fortalezas y las debilidades, de la sociedad de hoy. Una sociedad que debe cambiar. A partir de ahí, se nos ofrecerían dos modelos para cambiar dicha sociedad, como deducimos en los dos capítulos siguientes.

Así, en el c.2 (nn. 56-86), encontramos un modelo o paradigma desde el Evangelio: se trata de la parábola del Buen Samaritano (Lc 10,25-37), y se nos hace una pregunta lacerante: ante el hermano caído y necesitado, ante el migrante, “¿con qué personaje te identificas: con el fariseo, con el levita, o con el buen samaritano?”…

En el c.3 (nn. 87-127), el modelo o paradigma es más bien social o cultural: se trataría de poner en práctica el amor como amistad social, y reconocer que incluso la propiedad privada siempre tiene una “hipoteca social”; nunca es absolutamente privada.

Con el trasfondo de este doble modelo o paradigma, evangélico y cultural, se nos invita a cambiar, al mismo tiempo los corazones y las estructuras sociales-políticas. El c. 4 (nn. 128-153), nos habla de cambiar los corazones de las personas, en el sentido de ser ciudadanos abiertos al mundo entero y capaces de integrar lo local en la universal. Y el c.5 (nn. 154-197), de cambiar incluso la política, mediante lo que el Papa Francisco denomina caridad politica, o ejercicio responsable de las misma buscando el bien común. Es muy interesante cómo el Papa denuncia dos tipos de hacer política: los populismos, que en el fondo sólo buscan el personalismo de los líderes y el poder de partidos político, y el neoliberalismo que coloca el dinero y la ganancia económica, por encima de las personas y de los ciudadanos. El Papa Francisco nos invita a redescubrir la categoría Pueblo, que se traduce en un colectivo con identidad y cultura propias, y capaz de gestionar su futuro con esperanza.

Fratelli

¿Cuáles son las mediaciones para cambiar los corazones y estructuras?… Se nos concretan en los tres capítulos siguientes. El c.6 (nn. 198-224) nos urge a practicar el diálogo y la amistas social, que reconoce el valor y dignidad del otro, y que busca el verdadero consenso, en un clima de amabilidad. En el c.7 (nn. 225-270), se propone la construcción artesanal de la paz, cimentada en la verdad y la justicia, y en la misericordia y el perdón. Hay un grito fuerte y profético contra la guerra, en todas sus manifestaciones, y en favor de la abolición total de la pena de muerte. Finalmente, en el c.8 (nn.271-284), se nos habla de las religiones al servicio de la paz y de la fraternidad. Denuncia el Papa el fundamentalismo religioso, y también a aquellos líderes religiosos que, en lugar de unir, fomentan la división. Nunca las religiones, si son auténticas, pueden promocionar la violencia, porque son instrumentos de Dios para buscar la paz y la fraternidad universales.

3.2.- Ser hermanos universales…

¿A dónde nos conduce finalmente Fratelli Tutti?... Retomamos las mismas palabras del Papa Francisco, expresadas en el final del documento . Por un lado, deseó actualizar el llamamiento de paz, justicia y fraternidad que hizo en Abu Dabi: “En nombre de la fraternidad humana que abraza a todos los hombres, los une y los hace iguales…. Y en el nombre de Dios, invito a asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta, y el conocimiento recíproco como método y criterio» (n. 285).

Por otro lado, nos recuerda las figuras de san Francisco de Asís, y de otros hermanos que no son católicos, como Martin Luther King, Desmond Tutu, y el Mahatma Mohandas Gandhi; y, sobre todo, nos destaca al beato Carlos de Foucauld, quien escribía a un amigo: «Ruegue a Dios para que yo sea realmente el hermano de todos». Quería ser, en definitiva, «el hermano universal». Solo, como él, identificándonos con los últimos llegaremos a ser hermanos de todos (nn. 286-287). ¡Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros y en la humanidad en su conjunto!

+ Cecilio Raúl Berzosa Martínez,

Santo Domingo, Memoria de Santo Tomás de Aquino, 28-1-2021

Conferencia de monseñor Berzosa en Santo Domingo
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