En el 68 aniversario de su fallecimiento, sigue siendo un hombre discutido Pierre Teilhard de Chardin, científico innovador, filósofo heterodoxo, místico jesuita y poeta deslumbrante

Pierre Teilhard de Chardin
Pierre Teilhard de Chardin

"El 10 de abril de 1955 fallecía en Nueva York de forma súbita Pierre Teilhard de Chardin"

"El mundo en que vivió Teilhard era muy diferente al mundo de los inicios del siglo XXI. Pero muchas de sus intuiciones forman parte del patrimonio cultural de la humanidad"

"Separó claramente su trabajo científico de su reflexión religiosa. Sin embargo, afirma que ciencia y religión forman dos caras de un mismo movimiento de conocimiento de la realidad"

"Los textos claves en los que desarrolló su espiritualidad nos servirán para establecer las líneas generales de la espiritualidad de Teilhard y el papel que en ellas juega la visión científica del mundo. En definitiva, una vida en búsqueda de Dios"

El 10 de abril de 1955 fallecía en Nueva York de forma súbita Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955). Había nacido en 1881 y pasó una parte importante de su vida trabajando como geólogo y paleontólogo en China. Científico innovador, filósofo heterodoxo, místico jesuita y poeta deslumbrante sigue siendo un hombre discutido.

El mundo en que vivió Teilhard era muy diferente al mundo de los inicios del siglo XXI. Pero muchas de sus intuiciones forman parte del patrimonio cultural de la humanidad. Como sacerdote y como jesuita, la mayor preocupación de Teilhard fue siempre cómo integrar el pensamiento cristiano dentro de la nueva cosmovisión presentada por las ciencias de un mundo en evolución. Esta preocupación está ya presente en sus primeros escritos de juventud, continuará hasta las últimas páginas escritas unos días antes de su muerte y se apoya en las dos columnas que soportan  toda su vida, su trabajo científico y su experiencia mística.

En 1923 Teilhard realiza su primer viaje a China, donde trabaja en la geología del norte de China y Mongolia. A partir de este primer viaje su vida queda vinculada al trabajo geológico y paleontológico en China. A partir de 1939, Teilhard es ya una figura reconocida en los círculos científicos, realiza viajes a Francia y Estados Unidos, y lleva a cabo en colaboración con otros científicos, trabajos de campo, además de en China,  en Cachemira, Java, Birmania y África del Sur, vinculando su trabajo cada vez a los estudios sobre  los orígenes del hombre.

"Afirmaba que ciencia y religión forman dos caras de un mismo movimiento de conocimiento de la realidad"

Teilhard separó claramente su trabajo científico de su reflexión religiosa, y de esta forma en sus más de 200 artículos científicos no se menciona para nada el problema religioso. Como científico fue un verdadero científico, reconocido por sus trabajos de geología y paleontología.  Sin embargo, para él el trabajo científico constituía ya en sí mismo una forma de adoración y afirma que ciencia y religión forman dos caras de un mismo movimiento de conocimiento de la realidad. El encontraba en el trabajo científico una forma de alimento espiritual. Es al mismo tiempo que su trabajo científico que Teilhard realiza una continua producción de su pensamiento filosófico y religioso, detrás del cual se encuentra una verdadera experiencia mística.

El desarrollo de la espiritualidad de Teilhard puede seguirse a través de los textos claves que van desde el primer escrito durante la guerra (“La Vida Cósmica” escrito en 1916) hasta el último, firmado unos meses antes de su muerte. Muchos de los lectores de El País leímos en los años sesenta y setenta del siglo pasado muchos de sus escritos: La Misa sobre el Mundo, escrito en 1923 (hace CIEN años), El Medio Divino (1927); Como yo Creo (1934), Le Phenoméne Humain (1947) (El fenómeno Humano); Le coeur de la matiere (1950) (El Corazón de la Materia) y Le Christique (1955) (Lo Crístico).

Estos textos claves nos servirán para establecer las líneas generales de la espiritualidad de Teilhard y el papel que en ellas juega la visión científica del mundo. En definitiva, una vida en búsqueda de Dios.

Theilhard de Chardin

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