Un santo para cada día: 9 de diciembre San Pedro Fournier (Precedente fundacional de las escuelas cristianas)

San Pedro Fournier (Precedente  fundacional de las escuelas cristianas)
San Pedro Fournier (Precedente fundacional de las escuelas cristianas)

Uno de los comprometidos en esta cuestión fue sin duda Pedro Fournier, pionero en las escuelas benéficas para personas pobres como medio más eficaz de sacarles del analfabetismo. En él podemos ver un precedente de lo que luego habrían de ser  Las Escuelas Pías de José de Calasanz

De sobra es conocida la gran  obra social llevada a cabo en el terreno educativo por Juan de la Salle a finales del siglo XVII   y cincuenta años después por Juan Bosco. Lo que seguramente ya no es tan conocido es que este movimiento educativo reformador tuvo  sus antecedentes anteriormente más allá de los Pirineos. La iniciativa partió de un joven entusiasta que una vez acabados sus estudios universitarios lo que se le ocurrió fue fundar  en su pueblo natal una escuela gratuita, a la que podían acudir todos aquellos que carecían de medios.  

Este educador benefactor había nacido en Mirecourt (Lorena) un 30 de Noviembre de 1565 y se llamaba Pedro Fourier. Al cumplir 15 años su padre lo envió a estudiar a la Universidad de Pont-a- Mousson regentada por los jesuitas. Acabados sus estudios y después de haberse iniciado en la experiencia educativa, sintió la llamada de Dios  de abandonar el mundo y consagrarse a la vida sacerdotal, por lo que a la edad de 20 años ingresa  en el convento de canónigos regulares de S. Agustín  en Chamousey y una vez cursados los estudios eclesiásticos fue ordenado sacerdote en el año 1589.  Pedro se sentía indigno de esta gracia por lo que tardo unos meses en celebrar la primera misa. Dadas sus cualidades, el abad se fijó en él para que fuera a la Universidad a ampliar estudios de Teología, especializándose en teología patrística y a su regreso le fue encomendada la misión de hacer de vicario parroquial de la abadía. 

En 1597 pasó a ser párroco de Mattaincourt, parroquia complicada en aquellos tiempos de la Reforma Protestante. Allí trabajaría durante 30 años dando ejemplo de piedad austeridad y pobreza como el mejor medio de combatir el  calvinismo y elevar el nivel moral de las gentes que andaba por los suelos.  Según nos dice su biógrafo para ayudar a los que habían sufrido un revés de la fortuna, creó una bolsa con fondos de Mutua Ayuda y cuando los arruinados  se recuperaban estaban obligados a devolver lo prestado. En esta parroquia intentó poner en práctica la escuela gratuita para niñas  que debían cumplir la misión de formar a las más pobres, de tal modo que pudieran servir a Dios y no caer en la herejía, al tiempo que les  abriera caminos para poder vivir dignamente; para ello se sirvió de un voluntariado femenino al  cual él personalmente,  como buen pedagogo que era, impartía una clase diariamente, introduciéndolas en el llamado “método  simultaneo”  que convertía la educación en un aprendizaje práctico, es decir, que se tenía en cuenta lo que la vida demandaba: contabilidad, secretariados comerciales, artes prácticas, culinaria , dibujo y cosas así. Les enseñaba también como debían tratar a los niños y niñas protestantes, tan numerosos en esa comarca: “No permitáis que los otros niños los molesten o se burlen de ellos. No habléis mal de su religión. Dirigíos en términos generales a todos vuestros discípulos, pero no perdáis la ocasión de hacer ver a los protestantes cuán buenos y razonables son los preceptos y prácticas de nuestra Iglesia”. Adelantándose al Concilio Vaticano II  el P. Fourier nunca llamaba herejes a los protestantes, les llamaba “extranjeros”.  

San Pedro Fourier

En vista del éxito obtenido en la humilde parroquia de Mattaincourt, Roma le encomendó una misión más importante y también más compleja. Le nombró Visitador de los canónigos regulares con el fin de restablecer la disciplina  y en 7 años la Congragación de Canónigos regulares se trasformó en la Congregación del “Salvador”, pasando a ser Fourier  en el  1632 su  Superior General. Su preocupación  a partir de ahora sería rescatar a cuantos católicos se habían pasado a las filas calvinistas, sin olvidarse, por supuesto, de  la obra educacional de los niños, por lo que cuando en el 1627 envío a Roma  una delegación para conseguir la aprobación del “Salvador” les encargó encarecidamente que tuvieran muy presente este asunto. De hecho la nueva Congragación llevó a cabo la fundación de varios centros de carácter educativo, además de hacerse cargo de no pocos colegios de jesuitas cuando éstos fueron extinguidos en el siglo XVIII, durante el tiempo en que la Compañía fue suprimida en el siglo XVIII.

 En el año 1636 se negó a jurar fidelidad al rey Luis XIII teniendo que huir a Gray donde el día 9 de Diciembre moría en paz del Señor. 

Reflexión desde el contexto actual   

La Iglesia Católica siempre ha tenido en gran estima la función educativa. A través de diversos organismos ha tratado de sacar de la ignorancia a los hombres y mujeres, pensando que con ello  ayudaba a las personas a ser más libres. Este ha sido un servicio que la Iglesia viene prestando a la humanidad, del que no es muy consciente  el mundo moderno. Uno de los comprometidos en esta cuestión fue sin duda Pedro Fournier, pionero en las escuelas benéficas para personas pobres como medio más eficaz de sacarles del analfabetismo. En él podemos ver un precedente de lo que luego habrían de ser  Las Escuelas Pías de José de Calasanz, que nacieron con la clara intencionalidad de cubrir la carencia educativa de la sociedad europea de los siglos XVII y XVIII, que afectaba directamente a las familias humildes.

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