"Con cruces religiosas o sin ellas, el deporte se desacraliza hasta límites y proporciones bochornosas " La cruz del 'Real Madrid'

Escudo del Real Madrid
Escudo del Real Madrid

"Muy pocos se hubieran atrevido a augurarles a Julián Palacios y a los hermanos Juan y Carlos Pedrós que habrían de convertirse a la vez de cofundadores de un club de fútbol, en cofundadores de toda una religión"

"'Real' fue el título que le confió el rey Alfonso XIII en 1920, retirado en la República y recuperado en el año 1941, destacándose siempre la cruz en la cima de todo el conjunto franquista"

"Y resulta, y esto explica en parte el objeto de este comentario, que desde el año 2017, es decir, casi anteayer, la cruz 'realmadrileña futbolera' desapareció del escudo…"

"El asesoramiento del Banco Nacional de Abu Dhaby y su patrocinio, fue y sigue siendo, palabra decisiva y determinante, por lo que del exilio de la citada cruz madrileña puede aseverarse que 'va para largo'"

Muy pocos se hubieran atrevido a augurarles a Julián Palacios y a los hermanos Juan y Carlos Pedrós que el 6 de marzo de 1902, día de la constitución legal del Club de la capital de España, ellos habrían de convertirse a la vez en cofundadores de toda una religión.

Y es que el fútbol, tanto o más que un deporte, es una religión. Sus adictos son, y actúan, con idéntico, y aún mayor, fervor que lo hacen, o harían, en marcos y ambientes propios del culto litúrgico o piadoso, en la rica variedad de versiones, expresiones y manifestaciones del santoral oficial. Consagrados a estos menesteres que en principio pudieran haber sido solo o mayoritariamente deportivos, no escatiman dedicar tiempo, dinero, información y preocupaciones distintas a las dictadas e impuestas a favor de la salvación del alma, en esta vida, y más en la “otra”.

Fundadores

El mismo lugar o espacio -campo de fútbol- en el que se culmina y corona su liturgia, es considerado sagrado, acaparando el sobrenombre de “catedral”, signándose o persignándose no pocos de los actuantes, previa invocación y promesas a santos y santas del cielo, para que los colores del equipo alfombren salas y salones dedicados a albergar copas, estatuillas y demás signos “sacramentales” de los triunfos logrados en buena lid, a veces no tanto, dado que a la corrupción tampoco le será posible vedarles su acceso…

Y, como signo por antonomasia, además del color, es el escudo -la cruz-, de la del Real Madrid, hay que referir, con orgullo y satisfacción, que el rey Alfonso XIII le confió el título de REAL el 29 de junio de 1920, con inclusión de la corona que, declarada la República el 14 de abril de 1931, les fueron sustraídos por motivos políticos, hasta su recuperación el año 1941, destacándose siempre la cruz en la cima de todo el conjunto franquista. Lenguas enfervorizadamente piadosas, -que de todo hay en la viña del Señor-, achacan precisamente a la cruz una buena parte del rico patrimonio de trofeos con que cuenta el “Real Madrid” , y que supera con creces al de entidades del ramo, nacional e internacionalmente.

Y resulta, y esto explica en parte el objeto de este comentario, que desde el año 2017, es decir, casi anteayer, la cruz “realmadrileña futbolera” desapareció del escudo, sin que, por otra parte, los triunfos deportivos se resintieran, o sufrieran notorio quebranto.

Por lo visto, escrito y explicado a su tiempo debido y con la claridad suficiente, tal ausencia la justifica “atraer a aficionados de otros países con diferentes creencias religiosas como Dubay, Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Quwait, Bahrein y Omán, entre otros. El asesoramiento del Banco Nacional de Abu Dhaby y su patrocinio, fue y sigue siendo, palabra decisiva y determinante, por lo que del exilio de la citada cruz madrileña puede aseverarse que “va para largo”

Estadio

Y es que, como no podía ser de otra manera, tanto la política como la economía, los intereses personales o de grupo, y aún la religión, se amanceban entre sí, cuando las circunstancias lo exigen, aconsejan o demandan, con las características y condicionamientos propios de tan irregular situación, que en sus remotos principios, fue sana, santa, ecológica-“Laudato si”-, deportiva y beneficiosa para la salud del cuerpo y también del espíritu.

Con cruces religiosas o sin ellas, el deporte, con eminente inclusión del fútbol, se desacraliza hasta límites y proporciones bochornosas y de verdadero escándalo. La corrupción, el derroche, el comportamiento de tantos futboleros -directivos, árbitros, instituciones y organismos, federaciones nacionales e internacionales- se han conchabado una vez más en el ordenamiento de la convivencia “deportiva”, hasta límites en los que jamás pensaron los fundadores del Real Madrid al iniciar su andadura por el calendario recién estrenado en siglo XX en la capital de España.

"Si en hipotética encuesta se le preguntara al personal 'madridista' si habría de resultar más o menos rentable y apetecible, colocar la media luna y la estrella oriental en donde antes reinara la cruz, ¿cuál sería, o hubiera sido, la respuesta mayoritaria?"

Ante tal panorama no es de extrañar que sean ya muchos los forofos –“seguidores incondicionales o entusiastas”- que ponen en duda la legitimidad de actividad tan honrosa como el fútbol, a la que ni siquiera la presencia de la cruz en su escudo pueda pretender compensar y sanar. El “juego limpio” y la cruz del escudo, desdichadamente se dan cita en campos -“catedrales” y templos- futboleros, aún pensando en que, de conseguir el trofeo, este reverencialmente será ofertado a los pies de la Patrona de la ciudad, apellida de La Almudena, en el caso de la del Madrid…

Si en hipotética encuesta se le preguntara al personal “madridista” si habría de resultar más o menos rentable y apetecible, colocar la media luna y la estrella oriental en donde antes reinara la cruz, ¿cuál sería, o hubiera sido, la respuesta mayoritaria?

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