¿Es o no fundamental la educación religiosa? La encrucijada de la educación religiosa escolar

La encrucijada de la educación religiosa escolar
La encrucijada de la educación religiosa escolar Universidad Javeriana

"La Ley General de Educación en Colombia (Ley 115 de 1994), artículo 23, y el Decreto 1075 de 2015 conlleva una ambigüedad entre lo 'obligatorio-fundamental' y lo 'opcional-alternativo' que pone a la educación religiosa en una encrucijada. ¿Es o no fundamental?"

"Se ha identificado una idea de educación religiosa más vinculada a la clase de religión que a una educación religiosa capaz de reconocer la pluralidad que caracteriza la actual y rica cartografía religiosa de Colombia y América Latina"

"Programas como nuestra Licenciatura en Teología, apuestan por la Teología de la Acción Humana y se enfocan en la acción educativa a través de los elementos pedagógicos y de práctica, y así responder a los signos de los tiempos y los retos del presente"

"Resulta necesario pensar la educación religiosa sin reduccionismos, confesionalismos y fundamentalismos"

La Ley General de Educación enColombia (Ley 115 de 1994) establece, en el artículo 23, que la educación religiosa, ERE, es un área obligatoria y fundamental, por cuanto atiende a una dimensión humana que hace posible la formación integral. No obstante, amparado en la ley de libertad religiosa y de cultos, el Decreto 1075 de 2015, promulga que “los estudiantes ejercen el derecho a la libertad religiosa al optar o no por tomar la educación religiosa que se ofrece en su establecimiento educativo” y, en el caso de no tomarla, se inscribirán en un programa alternativo. Esta ambigüedad entre lo “obligatorio-fundamental” y lo “opcional-alternativo” pone a la educación religiosa en una encrucijada. ¿Es o no fundamental?

Los diálogos tenidos entre la Red Nacional de Programas de Educación Religiosa y Áreas Afines, Redere, y el Ministerio de Educación Nacional han develado la resistencia de este ministerio en emitir unos lineamientos para la educación religiosa, argumentando como razones principales el carácter laico del Estado y el respeto por el derecho de libertad religiosa, el cual sería vulnerado si los estableciera.

En las mismas conversaciones se ha identificado una idea de educación religiosa más vinculada a la clase de religión –que recibíamos muchos de nosotros antes de la Constitución de 1.991– que a una educación religiosa capaz de reconocer la pluralidad que caracteriza la actual y rica cartografía religiosa de Colombia y América Latina. Sin duda, aunque haya señales de que sobrevive la clase de religión, no se pueden desconocer los desarrollos logrados en torno de una nueva educación religiosa.

"Sin duda, aunque haya señales de que sobrevive la clase de religión, no se pueden desconocer los desarrollos logrados en torno de una nueva educación religiosa"

Ahora bien, es justo reconocer que el Ministerio de Educación Nacional es consciente del aporte significativo que puede hacer la educación religiosa en (1) la construcción de paz desde la reconciliación, la memoria y la justicia; (2) la promoción de un proyecto de nación, en el cual podamos vivir y convivir con otros, aunque sean diferentes en asuntos de fe, género, política, cultura y religión; (3) la formación ética y axiológica como camino necesario para superar fenómenos que minan nuestra sociedad, como la corrupción, la inequidad y la pobreza; (4) el fortalecimiento de una cultura del cuidado del otro y de la naturaleza en clave de solidaridad y compasión; y (5) el impulso de la dimensión espiritual sin la cual no habría formación integral.

Sumado a lo anterior, la educación religiosa, según sea su objeto de estudio (ver el libro La religión en la escuela), puede ser un espacio propicio para (1) entender el hecho religioso y su incidencia en la configuración de nuestra cultura; (2) comprender el fenómeno religioso y la manera como conecta a los seres humanos interna y externamente en cuanto a ser sujetos sociales y políticos; (3) favorecer el desarrollo religioso que –como sucede con los desarrollos cognitivo y moral– tiene diversos estadios por los cuales transita el ser humano gracias a los aprendizajes y experiencias que les corresponden; y (4) fundamentar responsablemente las creencias y opciones de fe, cualesquiera que ellas sean. Es por esto que, programas como nuestra Licenciatura en Teología, apuestan por la Teología de la Acción Humana y se enfocan en la acción educativa a través de los elementos pedagógicos y de práctica, y así responder a los signos de los tiempos y los retos del presente.

Universidad Javeriana
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"Programas como nuestra Licenciatura en Teología, apuestan por la Teología de la Acción Humana y se enfocan en la acción educativa a través de los elementos pedagógicos y de práctica, y así responder a los signos de los tiempos y los retos del presente" 

Es innegable que el campo religioso (sus religiones, religiosidades y espiritualidades) es vasto y complejo. Nuestra capax fidei nos inscribe constitutivamente en dicho campo. Por consiguiente, desde la perspectiva educativa resulta insoslayable, so pena de conminar al sujeto a la ignorancia cultural y el empobrecimiento experiencial. 

Por todo lo anterior, resulta necesario pensar la educación religiosa sin reduccionismos, confesionalismos y fundamentalismos. Así, entre otras cosas, lo más acertado sería establecer los lineamientos de una educación religiosa que asegure los aportes significativos y propósitos formativos señalados arriba. Por el contrario, su ausencia propicia diseños curriculares anacrónicos o con intereses particulares que, si bien valiosos, nos alejan del horizonte hacia el cual queremos llegar.     

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