Bernardito Auza se da un baño de realidad en la parroquia '24 horas' de San Antón El nuncio de los niños y las tortugas

Homilía del Nuncio Auza en San Antón
Homilía del Nuncio Auza en San Antón

El padre Ángel, que suele pedir perdón después de pedir permiso, se presentó en la noche del jueves a la puerta de la Nunciatura. Le abrieron la puerta y, enseguida, el propio Nuncio le recibió

Anoche, en San Antón, el nuncio pasó un buen rato bendiciendo animales. Perros, gatos, aves, hasta un par de ovejas.... La que más le gustó fue la que glosaba la portada de ayer de RD. "Un amigo de la infancia tenía tortugas, y me ha gustado poder bendecir una"

"Muchas gracias, muchas gracias". El flamante nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza, entró en la sacristía emocionado, después de que la coral de San Antón interpretara el 'Padre Nuestro' en tagalo, su lengua natal. Fue el colofón a una tarde emotiva, en la que el representante del Papa en nuestro país se dio su primer baño de la realidad, en la iglesia '24 horas de San Antón'.

El padre Ángel, que suele pedir perdón después de pedir permiso, se presentó en la noche del jueves a la puerta de la Nunciatura. Le abrieron la puerta y, enseguida, el propio Nuncio le recibió. Ni corto ni perezoso, el fundador de Mensajeros de la Paz le invitó a presidir la misa del día de San Antón, el patrón de los animales, en la iglesia madrileña de Hortaleza.

De inmediato, Auza aceptó. "Me voy un poco enfadado", bromeó el padre Ángel. "¿Por qué?". "Ha sido demasiado fácil convencerle". Pero es que, por lo vivido anoche, todo parece indicar que el nuncio Auza cumplirá su función de representante papal 'al modo Francisco': mucho más cerca de la gente y menos de los palacios, por más que su primer acto oficial, el de entrega de credenciales al Rey, estuviera marcado por una rancia tradición que lo obligó a trasladarse en carroza del siglo XVIII hasta desde el palacio de Santa Cruz al palacio Real.

Bernardito Auza, en San Antón
Bernardito Auza, en San Antón

Anoche, en San Antón, el nuncio pasó un buen rato bendiciendo animales. Perros, gatos, aves, hasta un par de ovejas.... La que más le gustó fue la que glosaba la portada de ayer de RD. "Un amigo de la infancia tenía tortugas, y me ha gustado poder bendecir una", relataba a este cronista al término de la Eucaristía, en plena sacristía, mientras jugueteaba con un niño precioso, bautizado hace un año en la misma San Antón.

Eso, y la última oración ante la Virgen de Covadonga. "Mis primeras vacaciones en España, en 1986, las pasé en el santuario de Covadonga, en Asturias", confesó al final de la ceremonia, antes de recorrer junto al padre Ángel los bancos de San Antón, donde los fieles y sus mascotas se mezclaban con los sin techo que, ajenos (o no, muchos tienen por única compañía a sus animales) trataban de refugiarse del frío y la incomprensión de una ciudad que ayer se enorgullecía de San Antón y mañana, seguramente, volverá a quejarse del ruido y la suciedad de los más pobres de entre los pobres.

Bernardito Auza no hizo anoche distingos: "Todos somos hijos y hermanos de Dios", recordó, parafraseando al propio San Antonio Abad. Empieza bien, muy bien, su singladura en nuestro país. Trabajo no le va a faltar.

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