Ahora

Ahora, como si no existiera un pasado ni un futuro. Como atención profunda a este aliento, a esta hora de mi vida.
Ahora, para apartarme de la prisa y la impaciencia, y sumergirme en el silencio o en el placer intenso de la relación.
Ahora, desde la sencilla confianza, la humildad de miras, el agradecimiento por cada día de mi existencia y todo lo que me ofrece.
Ahora, para reconciliarme conmigo mismo y disculparme, sin sentimientos de culpa, por mis errores, incomprensiones y egoísmos.
Ahora, que me abre a un horizonte nuevo, a veces más claro, otras más gris, y a la esperanza, mediante el amor y la generosidad cotidiana.
Ahora, para seguir creyendo en los momentos complicados, en las situaciones sin aparente salida, ante las realidades más difíciles.
Ahora, porque debo responder a la convocatoria de la lucha, tanto en mi interior como en la calle, para poder sembrar semillas de paz, dignidad y justicia.
Ahora, que es cuando se necesita decir la verdad, olvidar la afrenta, sanar la herida y celebrar la fiesta de la reconciliación.
Ahora, pues es preciso hacer una llamada para convocar al encuentro, la cercanía y el abrazo.
Ahora, que es el instante idóneo para la palabra oportuna, el acompañamiento y el brindis por la vida compartida.
Ahora, porque es el momento propicio para encender la llama, avivar las brasas, enardecer la pasión y temblar de alegría.
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