La Misa del Summorum Pontificum era sólo el comienzo – 2 ®

La Abadía de Westminster (s.X) es la principal iglesia anglicana del mundo. Un hermoso templo gótico que merece el apellido de catedral. Es el lugar de las coronaciones y entierros de los monarcas ingleses. El templo es tan bello como todos los que a partir del Concilio de Éfeso se fueron elevando en honor de Santa María, la madre de Dios.

Suele confundirse con la Catedral católica del mismo nombre, lo que causa problemas cuando un foráneo desea cumplir con el precepto católico. En 1972, en plena ebullición posconciliar, mi mujer y yo visitamos Londres por primera vez. Guardo viva la sorpresa que nos llevamos al ver que en tan hermoso templo anglicano estábamos oyendo misa... ¡en latín! Pregunté a otros fieles si estábamos equivocados, y no, aquello era la Abadía y la misa la de la Alta Iglesia Anglicana.

No debimos quedarnos, lo sé, pero el impacto fue tal que nos pareció más falta marcharnos que asistir hasta su fin. Una misa con su celebrante principal y los acólitos revestidos con casullas romanas. Todo el esplendor del rito antiguo, ahora extraordinario, para dar gloria, adoración y ofrenda a Dios. La comunión se recibía de rodillas. Antes ya habíamos visitado San Pablo y, sí, allí vimos lo que se espera de un templo luterano y lo mucho que de ellos por entonces se importaba en España para eclosión de los "nuevos católicos" españoles.

Desde aquel primer día he visitado varias veces Inglaterra y Escocia. Londres, cerca de veinte entre directas o por escala. Por supuesto, si voy con mi mujer aprovechamos el domingo para oir misa en el conocido Oratorio de San Felipe Neri donde, excepcionalmente, se dijeron las misas que Pablo VI autorizó con el Misal del Papa San Pío V. Aquel gracioso Indulto llamado de Agatha Christie.

En la última visita a Londres, hará unos cuatro años, se nos pasó el horario y en lugar de al Oratorio fuimos a la otra Westminster. Mejor que no lo hubiéramos hecho. ¡Qué deslavazado todo! ¡Qué desorden! Y qué falta de unción y respeto por lo sagrado. (Mt 7, 6) Al final, la comunión la repartieron hasta en el atrio, viniendo “los ministros de la comunión” con sus copones abiertos, sin la vela encendida que indica la presencia viva de Cristo, sin bandeja que prevenga de caidas al suelo, sin el simbolismo sacramental de la estola... Y así, entre corros apelotonados se distribuyó la comunión a los fieles que estábamos de pie en el atrio. ¿Nadie tiembla ante semejante maltrato a la eucarística persona de Cristo? ¿Cómo puede haber fieles que lo acepten bajo el subterfugio: "es cosa de curas"? ¿Hasta ahí hemos rebajado a la Iglesia? ¿A sólo cosa de curas? ¿Los servidores se han vuelto señores? ¿La figura de Pedro es más importante que el depósito de fe a transmitir? Mas dejemos estas preguntas para otra ocasión...

El conjunto de diversas provincias eclesiásticas - parecido a diócesis - que están en comunión con el Arzobispo de Canterbury es lo que se llama "Comunión Anglicana". Los anglicanos están extendidos por todo el mundo con gran número de iglesias independientes. Entre ellos, una buena parte son de tradición anglocatólica, grupos que pretenden continuar la antigua Iglesia de Inglaterra; la de antes de la Reforma, nada menos. Para los pastores y fieles anglicanos que deciden libres y fervientes integrarse en la Iglesia Católica, "en forma plena y visible", Roma ha creado la llamada Ordenación Personal de Nuestra Señora de Walsingham para Inglaterra y País de Gales.

Según la Santa Sede tal ordenamiento es “coherente"con un compromiso de diálogo ecuménico. Difícil diálogo. No obstante, aunque en el pontificado de León XIII exista un antecedente contrario, el Espíritu Santo mueve corazones para que aproximadamente medio millón de anglicanos abracen entera la doctrina de la Iglesia; y se adhieran al Vicario de Cristo, liberando a la vez su servicio a la fe de la incongruente subordinación a los reyes de Inglaterra.

Por lo que se sabe yo apostaría que, en general, los que entran son ya más católicos, cuánto duele comprobarlo, que los poderosos y arrogantes clérigos progres españoles, curas, monjas, frailes y prelados "aliosque Spiritus malignos quid ad perditionem animarum perbagantur in mundo, divina virtute in infernum detrude.". (De las Preces finales de la innombrable Misa tradicional y, por eso, ahora, Rito Extraordinario, que bienhallado sea de todos modos.)

El último siglo y medio ha sumado un continuo y rico esfuerzo por limar diferencias doctrinales, principalmente en criterios de Dogma y Sacramentos bajo la tradición católica. Muy en particular para limpiarlo del pensamiento liberal de modo que puedan engranarse en la institución regida por el sucesor de San Pedro. Es decir, el Papa de esta Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cuyos hijos, como en la bellísima parábola de Jesús (Lc 15, 20 y ss), no queremos tanto parecernos al primogénito con respecto a su pródigo hermano, cuanto, mucho más y felizmente, colocarnos del lado del padre de ambos... Así sea.

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Fotos: Abadía de Westminster, arriba; y, abajo, Card. Bergoglio repartiendo comunión en una parroquia de Buenos Aires, Argentina.

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