Una pregunta incómoda

¿Por qué Jesús dice claramente que seguir sus pasos tiene muchas posibilidades de sufrir persecución? En este punto, no hay discusión ni discrepancia entre quienes se sienten progresistas o conservadores, si se me permite la catalogación. Pero sí que la hay en lo que significa o puede significar dicha persecución.

Los más conservadores, entienden la persecución cuando se quiere ser cristiano y otras religiones o regímenes dictatoriales impiden manifestar nuestra fe generando incluso martirios. Es una realidad que además hoy es el momento de la historia donde mayores persecuciones se producen por ser cristianos, generalmente en países de fuerte vocación musulmana o dirigidos por títeres dictadores que han convertido su nación en un negocio.

Los progresistas no están en contra de esta exposición de la persecución cristiana, por otra parte imposible de ocultar, pero lo que reclaman es una mirada a otra clase de persecución por amor al evangelio, que los conservadores católicos no les gusta tanto reconocer. Me refiero a las persecuciones por causa de la justicia, de la defensa de la dignidad humana, de la llamada denuncia profética contra el pecado estructural que aplasta a millones de personas en la miseria.

No son pocos los cristianos que entienden que esto es entrar en política y se sienten muy incómodos trayendo enseguida a colación el comunismo olvidándose del ejemplo liberador del Maestro y de los numerosos profetas que le precedieron en sus durísimas críticas a la injusticia, al poder del dinero y a la falta de compasión con los más necesitados.

Fue el gran obispo Helder Camara, perseguido precisamente por denunciar las injusticias de su país Brasil, quien acuñó esta reflexión que resumen muy bien lo que quiero decir: Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy comunista.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia. Otro ejemplo de esa persecución no directamente por ser cristianos sino por significarse contra la explotación del ser humano desde el ser cristiano lo tenemos en el claretiano Pedro Casaldáliga: El neoliberalismo es el capitalismo transnacional llevado al extremo, el mundo convertido en mercado al servicio del capital hecho dios y razón de ser. Esto implica la “desresponsabilización” del Estado, que debería ser el agente representativo de la colectividad nacional y agente de servicios públicos. Pero la dirección que toma es la de debilitar la sociedad solidaria para que prevalezca lo privado, la competencia de los intereses privados aun a costa de grandes bolsas de exclusión y de deshumanización. Nsada de amar al prójimo y menos como a uno mismo.

El neoliberalismo es la marginación fría de la mayoría sobrante. Es también la negación de la utopía y de toda posible alternativa y cuya consecuencia es que produce muchos mártires, como monseñor Óscar Romero, que algunos cristianos conservadores ni siquiera aceptan.

Merece la pena una relectura del evangelio y fijarnos en las actitudes de Jesús, por defender que cosas le mataron, porque se convirtió en un peligro al querer modificar desde el amor las estructuras injustas del corazón humano reflejadas en estructuras de poder injustas como lo era aquella teocracia inmisericorde y excluyente.
Volver arriba