Biblia y homosexualidad: textos del Antiguo Testamento


Los textos que analizaremos son los más empleados en el debate bíblico y moral, aunque mi intención es lograr ver detalles de los contextos literarios y culturales para luego, en mi último artículo de esta serie, hacer un comentario crítico desde la teología queer que se presenta como una teología contextual, valga la redundancia, pues toda teología es contextual.

Génesis 19: Sodoma y Gomorra

En el AT, la homosexualidad solamente tiene un pequeño lugar en la reflexión ética (leyes de Levítico y algunas aparentes narraciones). El texto del Génesis aborda la cuestión de Dios quien, según el capítulo 18, quería comprobar la gravedad del pecado de Sodoma y Gomorra (Gn 18,20-21). Según el relato, los “hombres del pueblo” quieren “conocer” (yada‘) a los protegidos de Lot. Aquí el verbo “conocer” tiene un sentido sexual (aunque no necesariamente el verbo yada‘ tiene este sentido. Tal vez el texto que ha marcado esta interpretación primaria es el de Gn 4,1 donde Adam “conoce” a su mujer Eva. No obstante, otros textos nos hacen distinguir y considerar otros verbos más explícitos sobre esto como boo [“llegar”] y shakhab [“acostar”]: «Ahora bien, en el universo de la BH [Biblia Hebrea] la vida sexual de las parejas no se inicia por capricho sino en el marco del matrimonio. Para tener validez, el matrimonio se establece cuando una parte “conoce” a la otra [Os 2,22]. Dicho de otro modo, “conocer” significa a veces “reconocer”» Lings, 2011, p. 43), como en otras partes de la Biblia (textos de Lucas y Mateo referentes a María), y esto queda evidente porque Lot prefiere entregar a las dos hijas en lugar de los dos visitantes para que las “conozcan”.

Un detalle primero es que “hombres del pueblo” hace referencia no solamente a varones, sino a un grupo grande de personas: mujeres y niños. Es evidente que el tema homoerótico no se asoma ni de pasada por aquí, el problema es la promiscuidad y la corrupción de las costumbres de una ciudad. La intención del hagiógrafo es hiperbolizar la perversión de la ciudad. La gente de Sodoma no quería conocer a estos dos hombres porque eran hombres, sino porque eran lo más valioso en la casa de Lot: son visitantes. Las sociedades orientales, incluso hoy, privilegian como valor esencial el tema de la hospitalidad: no hay nada que valga más que un visitante en tu hogar puesto que él muestra tu honorabilidad y la de tu familia (ancestros y vivos) . En este sentido, entregar a dos mujeres para ser violadas es un mal menor que entregar a dos visitantes varones.

El relato también menciona el rechazo de la plena integración del extranjero (ger) en la comunidad: el pueblo de Sodoma niega que el emigrante (Lot) tenga algo que decir acerca de la moral de los sodomitas (Gn 19,9). En breve, se reconoce la existencia de la homosexualidad como práctica pero, en este texto, no se trata de personas que tengan una atracción dominante o exclusiva hacia personas del mismo sexo. La homosexualidad se limita a un comportamiento puntual, no como un estado constitutivo de la mente o una orientación. Más bien, es un acto de violencia, de poder, control y humillación hacia el extranjero y Lot califica este acto como un mal. El texto hace hincapié en la protección del extranjero porque es indefenso y depende de la hospitalidad, el rechazo de la hospitalidad se expresa con la intención de la violencia sexual sobre los visitantes.

1-2 Samuel: Amistad de Jonatán y David

El primer texto (1 Sm 18,1-5) muestra palabras y gestos que evidencian un apego profundo entre Jonatán y David:

"En acabando de hablar David a Saúl, el alma de Jonatán se apegó al alma de David, y le amó Jonatán como a sí mismo. Le retuvo Saúl aquel día y no le permitió regresar a casa de su padre. Hizo Jonatán alianza con David, pues le amaba como a sí mismo. Se quitó Jonatán el manto que llevaba y se lo dio a David, su vestido y también su espada, su arco y su cinturón. David lograba éxito en todas las campañas que Saúl le encomendaba, y le puso Saúl al frente de hombres de guerra, y se hizo querer de todo el pueblo, también de los servidores de Saúl".


La frase “el alma quedó ligada” expresa el mismo apego del alma de Jacob a la de su hijo Benjamín. La vida misma (nephes), es decir, la persona misma de Jonatán está ligada a la vida de David. En la segunda parte se habla que Jonatán lo amó (ahab) como así mismo como en 1 Sm 19,1 (verbo jafetz, implica dimensión física de atracción, amistad y erotismo). No obstante, en 1 Sm 18,22 el verbo se usa en un sentido más general, en un sentido de amistad y no erotismo. El contexto nos permite deducir esto (1 Sm 18,3-4). Los vv. 3-4 muestran los gestos entre los amigos, sin embargo el gesto de Jonatán tiene un contenido más político y pertenece al marco del convenio (berit), con el gesto de dar el manto y las armas a David, Jonatán transfiere su poder político a David.


"Se marchó el muchacho y David se levantó de junto a la loma y, cayendo sobre su rostro en tierra, se postró tres veces. Se abrazaron los dos y lloraron copiosamente"
(1 Sm 20,41).

En este texto se usa el verbo “besar” (nashaq) no en la forma básica qal, sino en la forma intensiva piel (un aspecto del verbo). Es posible que el autor quiera mostrar que ese beso fue intenso, fuerte, profundo. A primera vista, es sencillo concluir que los dos amigos que se aman tanto y se dan un beso realizan un gesto erótico. Incluso el mismo verbo es empleado en Cantar de los Cantares (1,8) en un sentido erótico, sin embargo, el contexto literario es fundamental. El texto de David-Jonatán está en un contexto de despedida, la vida de David está en peligro (otros textos de encuentro entre Moisés y Jetró, José y sus hermanos usan el mismo gesto sin connotación sexual) y el beso es un gesto de cercanía y confianza.

"[...] por ti lleno de angustia, Jonatán, hermano mío, en extremo querido, más delicioso para mí tu amor que el amor de las mujeres" (2 Sm 1,26).

El texto más famoso es el de 2 Sm 1,26 y se ubica en un contexto de luto: muerte de Jonatán y Saúl contra los amalecitas. El lamento de David evoca su apego a Jonatán, por primera vez David es quien muestra ese apego. La palabra “dulce” o “hermosa” (nahem) es empleada para una descripción de belleza física, como en el Cantar de los Cantares (7,6). Sin embargo, el mismo verbo está en Proverbios (2) para referirse a la sabiduría y a lo sublime. La palabra “amor” (ahaba) no se concibe como un amor ordinario, sino como un amor difícil de entender, un amor de entrega. Muestra un amor íntimo increíblemente fuerte entre dos hermanos, dos amigos.

Levítico 18,22; 20,13: “Con varón no te acostarás”

Estos textos forman parte del llamado “Código de Santidad” que formula las condiciones para la estancia en la Tierra Prometida del pueblo de Israel. Es importante destacar aquí que los textos del Pentateuco son, junto con la mayor parte de la Biblia, puestos por escrito, recopilados y editados en la época exílica y post-exílica, por ende, se están escribiendo bajo el dominio de una potencia extranjera que les ha arrebatado su libertad y los ha conducido esclavos a la zona de Mesopotamia.

En ambos pasajes no se dan razones explícitas de la prohibición y para llamar el acto como “abominación”. En Lv 18,19-23 se muestran varios actos negativos de muchos actos sexuales. Se trata de una ley apodíctica, pues solamente se menciona la prohibición. Este tipo de ley no se puede usar para la legislación ya que falta la sanción. Este tipo de ley expresa las demandas incondicionales de la Alianza.

"Tampoco te acercarás a una mujer durante la impureza menstrual, para descubrir su desnudez. No te juntes carnalmente con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella. No darás ningún hijo tuyo para hacerlo pasar ante Mólek; no profanarás así el nombre de tu Dios. Yo, Yahveh. No te acostarás con varón como con mujer; es abominación. No te unirás con bestia haciéndote impuro por ella. La mujer no se pondrá ante una bestia para unirse con ella; es una infamia".

Llama la atención el posicionamiento estructural de la prohibición que nos compete en estos cuatro versículos. En el centro se encuentra el sacrificio de un niño a Molok, esto está rodeado por la prohibición del adulterio y por la prohibición de la unión de dos hombres: una simetría sugiere una preocupación similar en ambos actos. El adulterio y los actos homoeróticos amenazan la paz interior y la seguridad de la familia, ambos son un tipo de mal similar en cuanto destruyen el matrimonio monógamo o polígamo (el contexto está hablando desde una cultura polígama androcéntrica de la diáspora).

A – Mujer menstruando
B – Otra mujer que no sea tu esposa (adulterio)
C – Sacrificio de un niño a Molok
B’ – Otro varón (homoerotismo)
A’ – Animales

Interesante es notar que en la prohibición de Lv 18,22 no es correcto acostarse “con varón como se hace con mujer” completa la correspondencia del esquema presentado: la prohibición es no acostarse con una mujer (B) ni con un varón (B’), no sólo con el varón, por ende, la referencia no es hacia un acto homoerótico, sino más bien a un acto sexual sea cual sea este. El texto está enmarcado en un contexto determinado.

Ambas interdicciones están enmarcadas en contexto que prohíben el adulterio o las relaciones que puede destruir el matrimonio: «El deseo sexual no es una necesidad absoluta. Debe dar paso ante otros imperativos en ciertas circunstancias. El adulterio está prohibido para proteger a la esposa (o las esposas) que vive en la familia y así a la familia misma de las agresiones externas» (Himbaza, Schenker y Edart, 2007, p. 62). La sexualidad es peligrosa porque ella puede abandonar a la persona a fuerzas impulsivas sin orden con extranjeros. La muerte es la consecuencia de quien ponga en peligro la Alianza (Lv 20,13): no es la consecuencia de ser homosexual, de tener una tendencia de atracción hacia una persona del mismo sexo, sino de cualquier elemento que ponga en riesgo el fundamento de la identidad de un pueblo que ya no se considera “único”. Ya podemos, entonces, notar que estamos muy distantes entre lo que el texto narra y lo que hemos extraído de él. Es evidente que una lectura eisegética y no exegética puede imponerse y hacernos olvidar un principio esencial del judeo-cristianismo: el valor de la persona humana.

El Nuevo Testamento (NT) refleja esta tensión de la misma manera, lo abordaremos en la siguiente entrada de nuestro blog.

Bibliografía consultada


Innocent HIMBAZA – Adrien SCHENKER – Jean-Baptiste EDART, Clarifications sur l‘homosexualité dans la Bible. Paris: Du Cerf, 2007.
Renato LINGS, “¿La Biblia conoce la homosexualidad?” Pasos 151, San José: DEI, 2011.
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