Isidro Catela: «Todavía hay bastante caricatura sobre la Iglesia y los obispos»

Isidro Catela Marcos, autor de "Entrevistas con doce obispos españoles", intervino ayer en el Club La Opinión-El Correo de Zamora. El periodista, profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Pontificia de Salamanca (desde 1996) y director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal España (2004), no ha escrito un volumen de sacristía y botafumeiro. Se habla de la fe -y desde la fe- y de la vida que respira actualidad, de Dios y de los hombres y sus ajetreos, de la Iglesia y de los creyentes, de España y del terrorismo, de solidaridad y de laicismo? Esto es: de conflicto y armonía.
- Es creyente. ¿Su obra es un libro confesional?
- El Estado puede y debe ser aconfesional, pero la sociedad no lo es. Está integrada por personas que creen y que no creen. En la española, un porcentaje altísimo es de las primeras. Yo soy una de ellas. Es un libro comprometido con mi fe, que quiere dar testimonio público de ella. En tal sentido, confiesa. Es confesional.
- ¿Hay mucha caricatura sobre la Iglesia y sus pastores?
- Todavía hay bastante caricatura, especialmente de sus pastores. Hay mucha cantidad de información, y me gustaría que existiese mejor calidad. Como no hay la suficiente calidad, todavía nos encontramos con caricaturas en algunos medios. Generalizar sería injusto.
- ¿Usted cree que la jerarquía eclesial, en España, tiene buena imagen?
- Sí, incluso en la opinión publicada. Podría ser mejor. Nos gustaría que fuera mejor. Eso es un reto diario. Todos los días debemos trabajar para que nuestra comunicación sea superior. Y ahí tenemos una parte de responsabilidad.
- Isidro Catela pregunta al cardenal Amigo: "¿hay algo de la Iglesia que no le guste?". No está mal? ¿Y a usted? ¿Existe algo??
--Yo creo que la Iglesia es mi madre. Y un hijo no debe hablar mal de su madre. Nunca. Y menos, en público. Puede utilizar la corrección fraterna, hablar cuando se lo pidan las circunstancias y aconsejar a su madre, siempre desde el cariño y desde el reconocimiento. Yo no lo voy a hacer. ¿Qué eso es reconocer que la Iglesia es santa y pecadora al mismo tiempo, que las personas que pertenecemos a ella nos equivocamos? Sí. En general, acertamos muchas más veces que nos equivocamos.
- ¿Es más difícil dar con un obispo progresista que encontrar una aguja en un pajar?
- Esa es una categoría política que no me gusta aplicarle a la Iglesia. Yo, que tengo la fortuna de conocerlos de cerca, no puedo catalogarlos en progresistas, conservadores? Para mí, son obispos de la Iglesia Católica. Y muy buena gente. Conocidos de cerca, y no a través de mediaciones -en la mayoría de los casos, de los medios-, te percatas de ello.
- ¿La Iglesia es de este mundo, pero no es de este tiempo?
- Los creyentes debemos ser conscientes de que tenemos que estar con los pies en el suelo pero los ojos en el cielo.
- Dios casi es un desconocido para los jóvenes. ¿La sociedad poscristiana ya comienza a ser un hecho?
--Yo prefiero a un crítico a un indiferente. Hay mucha gente que comienza a vivir como si Dios no existiera. Eso lleva al desconocimiento. Tampoco hay que dramatizar las cifras si las miramos en general. Es verdad que en España y en Europa se produce un proceso muy importante de secularización, pero crece el número de cristianos en el mundo? En nuestros entornos, hay gente que vive como si Dios no existiera. Y resulta una gran dificultad. Debe plantearse, por tanto, una evangelización que vaya al corazón de las gentes, que presenten testimonios. Este siglo XXI, lo dijo Juan Pablo II, entiende mejor a los testigos que a los maestros. Y si escucha a los maestros, es porque también son testigos.
- ¿El relativismo es una forma de fundamentalismo?
- Es una contradicción en sí mismo. Hay que relativizar el relativismo. Si uno dice que no existe la verdad, tampoco es verdad lo que él dice. Si no nos fundamentamos en una verdad, todo se desmorona, se viene abajo. Para los creyentes hay una Verdad.
- Que si laicismo, secularización, "apostasía silenciosa"? Con ese panorama, ¿dónde está Dios?
- La Iglesia siempre está ahí en tiempos de crisis. Ante las dificultades, aparece un rostro de aquélla. Acude un cuarenta por ciento más de personas a Cáritas, y ésta, con menos ingresos, atiende a más gente. Dios siempre está ahí. Hay que poner en sintonía el corazón para escucharlo. No debemos preocuparnos en exceso de algunas cuestiones, aunque son importantes, como el laicismo. Lo relevante es si nosotros, dentro, somos capaces de anunciar a Cristo o no. Se habla de secularización externa (hacia fuera), pero resulta mucho más importante la secularización interna (que no se puede permitir).
- ¿Usted considera, como muchos creyentes, que la posmodernidad es maléfica?
- Ni la posmodernidad es maléfica, ni la Iglesia es antidemocrática, ni la fe se opone a la razón. Son topicazos que hemos arrastrado en un imaginario colectivo, que, en nuestro caso, viene de un anticlericalismo trasnochado (siglo XIX), de una Ilustración mal entendida. Los tiempos de mayor dificultad tiene que ser una gran oportunidad y un reto para nosotros.
- La jerarquía eclesiástica se muestra muy cercana a la derecha política. ¿Esa cercanía no provoca distanciamiento en algunos creyentes de base?
- Los obispos no se meten en política, pero sucede que todos tenemos el derecho de participar en una sociedad democrática. ¿Se les va a negar la opinión a ellos? Deberíamos agradecerle el gran servicio que prestan a la democracia, aunque sólo fuera por dar una opinión a contracorriente de las que se escuchan.
- Si usted, que realizó su tesis sobre la Cope, fuera director de un programa informativo, ¿tendría a Losantos y algunos otros como colaboradores fijos?
- No puedo utilizar las hipótesis.
- Le planteo la hipótesis.
- Yo no respondo a la hipótesis. Si un día soy director de esa cadena, te permito que me vuelvas a formular la pregunta. Y hablamos sobre los tertulianos. Yo creo que la Cope es muy plural, muy libre.