Un diálogo con Jesús

Puede llamar la atención que el Señor usara tanto esfuerzo en hablar con los que tenía en contra. La explicación es que él no despreciaba nadie. Uno de estos últimos diálogos –al que quiero referirme hoy– lo tuvo con Pilato. El diálogo con él se centra en la acusación por la que lo llevaron a su presencia: arrogarse la condición de rey de los judíos. Por eso le pregunta: «Por tanto, ¿tú eres rey?» Él responde «Tienes razón: yo soy rey. Mi misión es la de ser un testimonio de la verdad; para esto he nacido y para esto he venido al mundo.» Ya antes había dicho: «Mi reino no es de este mundo».
Esta escena, relatada por San Juan, nos indica muy bien el sentido de la fiesta de Cristo Rey que celebramos este domingo. Es un título que algunos creen hoy que es poco adecuado, no les gusta que se hable de la realeza de Cristo, tal vez porque les pasa como a Pilato, no la distinguen de otras realezas humanas ligadas al poder, a las posesiones, a mandar sobre los demás.
Jesús lo dejó muy claro y así lo entiende la Iglesia. Es un rey que se hace el último de todos por amor, un rey que se ciñe una toalla y lava los pies de sus acompañantes, un rey que no envía sus súbditos a la guerra y a la muerte, sino que es capaz de morir él para salvar a otros.
El Año Jubilar de la Misericordia, que este domingo se clausura en Roma, lo ha dejado muy claro: el seguidor de Cristo es un hombre para servir. Con este espíritu nos reconocerán como cristianos. Este es el motivo que ha llevado a Víctor Mosquera, un joven de Tarragona, a la entrega como sacerdote. Este domingo, cuando tenga el placer de conferirle la ordenación presbiteral, daré gracias a Dios para que siga enviando obreros a su viña.
Pero no solamente los sacerdotes tienen esta vocación de ayudar a los demás. Todos estamos llamados a ser solidarios, sobre todo con los más necesitados. Las obras de misericordia, sobre las que hemos reflexionado ampliamente este año son, junto con la cruz, la señal del cristiano.
† Jaume Pujol Balcells
Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado