Afianzar las relaciones con el Islam, factor clave para alcanzar la paz El largo camino hacia la fraternidad humana universal

Papa en Bahrein
Papa en Bahrein

En un mundo polarizado y marcado por multitud de conflictos en los que no faltan quienes apelan a las religiones para atizar el odio y la violencia, son necesarios muchos encuentros y diálogo a todos los niveles para deshacer prejuicios 

Es consciente de ello el papa Francisco, que en su salida hacia las fronteras insiste en promover iniciativas para que las grandes religiones sean proactivas y se conviertan en "una conciencia de paz en el mundo”

Los 40 viajes internacionales de Bergoglio hasta la fecha hablan de un papa que quiere gobernar la Santa Sede también lejos de su epicentro en Roma

Foc Nou- El próximo 13 de marzo se cumplirán 10 años de la llegada del papa Francisco al pontificado. Una década convulsa a escala global en la que, además de los estragos de la pandemia de covid y el aumento de las desigualdades, numerosas guerras y fenómenos meteorológicos extremos han propiciado millones de muertes y desplazados en todo el planeta. Si a esto se suma la crisis de la Iglesia fruto de su confrontación con el mundo moderno, se puede decir que a Francisco no le han faltado motivos de preocupación.

Desde 2013, el papa ha realizado 40 viajes internacionales en los que ha visitado casi sesenta países. Consciente de que para ver el mundo tal y como es necesario ir a las periferias, Bergoglio ha dado prioridad a lugares alejados del foco mediático y en los que el sufrimiento humano ha llegado a extremos insoportables: lugares, entre otros, como la isla griega de Lesbos —donde ha viajado en dos ocasiones— Myanmar, Irak y, más recientemente, Sudán del Sur y República Democrática del Congo. Sin olvidar a países de minoría católica como Egipto o Emiratos Árabes, el papa jesuita también ha participado en diferentes Jornadas Mundiales de la Juventud, Encuentros Mundiales de la Familia o Congresos Eucarísticos, y ha protagonizado cerca de una treintena de desplazamientos por Italia.

Un afán recurrente en las peregrinaciones apostólicas del papa argentino ha sido el de tender puentes con otros líderes religiosos, especialmente los de ámbito islámico. Esto explica que tres de sus últimos ocho viajes hayan sido a países musulmanes: Irak (marzo de 2021), Kazajistán (septiembre de 2022) y Bahréin (noviembre de 2022). Convencido de que "las religiones no son el problema sino parte de la solución para llegar a una convivencia más armoniosa", Bergoglio sabe que afianzar las relaciones con los seguidores del Corán es un factor clave para alcanzar la paz.

La comunidad católica recibe al Papa en Baréin
La comunidad católica recibe al Papa en Baréin

Los desplazamientos de Francisco, pues, hablan de un papa que quiere gobernar la Santa Sede también lejos de su epicentro en Roma. “Esta salida hacia fuera está inspirada en un tipo de cristología del evangelio de Jesús, que se dedicó a ir a lugares situados al margen del núcleo del poder político y religioso de su tiempo”, explica el jesuita Jaume Flaquer, profesor en la Facultad de Teología de Granada (Universidad Loyola) y director de su Cátedra Andaluza para el diálogo de Religiones.

Las visitas del papa Bergoglio a países donde hay minorías cristianas contribuyen a reforzar, por un lado, la importancia de estos grupos en tierras islámicas y, por otro, apoyar los movimientos de apertura hacia el cristianismo que se están efectuando desde determinados países. “Con su acercamiento, el papa está apareciendo como el principal líder religioso y moral mundial, algo muy remarcable si se tiene en cuenta que hace unos años el referente en este sentido era el Dalai Lama”, subraya Flaquer.

“Los encuentros de Bergoglio con líderes musulmanes aportan mayor visibilidad al mensaje de la fraternidad humana ya la buena voluntad cristiana de practicarlo ante estos receptores concretos”, afirma María-Paz López, corresponsal de La Vanguardia en Roma entre 2003 y 2009 “Todos los medios de comunicación del país visitado se hacen eco del viaje, informando a audiencias poco acostumbradas a que un papa aparezca en la portada y que tienen también sus propios prejuicios sobre el mundo occidental, al que la Iglesia católica suele ser agregada al imaginario colectivo. Por tanto, la estrategia de Francisco de ir personalmente es muy positiva”, añade la periodista, que actualmente ocupa la corresponsalía del diario del Grupo Godó en Berlín.

Francisco en el Foro para el diálogo en Baréin
Francisco en el Foro para el diálogo en Baréin

La declaración de Abu Dhabi

El capítulo más importante en el diálogo interreligioso promovido por Jorge Mario Bergoglio tuvo lugar en febrero de 2019, cuando el pontífice se reunió en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) con el imán suní Ahmed al-Tayeb. Como es sabido, el encuentro dio lugar a una histórica declaración conjunta recogida en el Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz y la Convivencia, un texto de cerca de 2.000 palabras en el que se rechazaba toda violencia en nombre de Dios y se reivindicaba la cultura del diálogo, la colaboración común y el conocimiento recíproco como vías para el entendimiento entre los pueblos. “Este consenso en el mundo musulmán para aislar a los extremistas que usan la religión con fines políticos y violentos fue algo extraordinario”, decía el vaticanista Sergio Mora en esta revista a inicios de 2022.

El documento sobre la fraternidad humana tiene un carácter 'bilateral' cristiano-musulmán que abre el camino hacia nuevas vías de entendimiento. “En los viajes y encuentros in situ se conocen y traban relación líderes religiosos de rango medio y representantes de fieles de ambos credos, por lo que suelen surgir iniciativas prácticas de cooperación más allá de las grandes líneas de un documento escrito”, sostiene María -Paz López.

“Estos viajes no sólo remueven conciencias: sirven para sostener el trabajo callado, a menudo gris y en un segundo plano, de muchos fieles musulmanes, cristianos, judíos y de cualquier persona de buena voluntad que apueste por el diálogo y la amistad social y política entre los pueblos”, apunta la doctora en Derecho Dolors Oller Sala. La también profesora de Moral Social en ISCREB está convencida de que "cualquier iniciativa que ayude a establecer puentes por la paz con países donde hay radicalismo religioso y nacional debe considerarse bienvenida".

Francisco, con Al-Tayeb
Francisco, con Al-Tayeb Vatican Media

La declaración firmada en la capital de EAU, por tanto, ha asentado los fundamentos religiosos para que se puedan llevar a cabo acciones concretas. Una de ellas ha sido la construcción en El Cairo del orfanato católico “Oasis de la Piedad”, proyecto impulsado gracias a un importante donativo de Emiratos Árabes, en agradecimiento por el documento sobre la fraternidad. "Oasis de la Piedad" será, además, un lugar de peregrinaje donde se podrá contemplar una copia de la Piedad de Miguel Ángel regalada por el papa Francisco. Por otra parte, la visita del papa a Irak propició que este país islámico proclamara el día de Navidad como festivo. Todo un gesto de apoyo y reconocimiento a la dignidad de las castigadas minorías cristianas iraquíes.

La apertura de los emiratos árabes

Miembro de la coalición internacional encabezada por Arabia Saudí para combatir a los rebeldes chiíes hutis que accedieron al poder en Yemen en 2015, EAU es una federación de siete emiratos —Abu Dhabi y Dubai son los más importantes— situados en la península de Arabia. Su sistema de desarrollo se basa en una apertura económica casi total y un régimen de tolerancia religiosa bastante alto considerando los parámetros de la zona. Es el séptimo país con mayores reservas de petróleo y se encuentra entre las principales economías del mundo; pero como los hidrocarburos terminarán en el plazo de unos cincuenta años, su modelo de desarrollo económico futuro pasa por la diversificación de ingresos. En este contexto, la gran apuesta de los EAU es el Centro Financiero Internacional de Dubai, un núcleo “próspero y futurista” para fomentar el desarrollo empresarial a nivel global.

Construir una estructura de tal magnitud comporta disponer de una mano de obra extranjera que proviene mayoritariamente de países asiáticos como India o Egipto. "Acoger a gente con otras culturas y religiones es un reto para el país, porque si estas personas quieren orar, se les ha facilitado la posibilidad de culto", señala Flaquer. “Por otra parte, —añade— los occidentales que montan empresas en los EAU y se instalan en ella, no pueden ser encuadrados dentro de la Ley Islámica. Por tanto, se les debe ofrecer también una oferta de ocio porque si no encuentran alcohol y discotecas no irán. También el país debe estar de aplicar lapidaciones a las mujeres en caso de infidelidad matrimonial… En resumen, se trata de adaptar el derecho para quienes vienen de fuera, sean asiáticos o occidentales”.

El centro financiero internacional de Dubai.
El centro financiero internacional de Dubai.

Por otra parte, el Reino de Bahréin —archipiélago formado por 36 islas en la costa oeste del golfo Pérsico— no se unió a los EAU y creó su propio emirato. Sin embargo, se esfuerza también por convertirse en un país atractivo para los negocios y el turismo, y desde la Constitución de 2001 ha dado pasos hacia una cierta modernización y apertura religiosa y política. Una apertura que, sin embargo, no evitó la fuerte represión del régimen sobre las protestas que se desencadenaron en el país en 2011 en el marco de la “primavera árabe”, protagonizadas por sectores proreforma, activistas de DDHH y la población chií , mayoritaria en Bahrein, frente a la minoría suní.

Nuestra Señora de Arabia

En Manama, capital del reino, tuvo lugar otro hito en lo que se refiere a la apertura religiosa del país: la construcción de la Catedral de Nuestra Señora de Arabia, un templo con capacidad para 2.300 fieles y consagrado a finales de 2021 por el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, prefecto del Dicasterio para la Evangelización de los Pueblos. En la catedral, desde donde se dirige la pastoral de toda la zona, el papa Francisco presidió un encuentro ecuménico de oración por la paz el pasado 4 de noviembre. La visita de Bergoglio al reino insular —el primer pontífice que lo hacía— respondía a la invitación del rey Hadmad bin Isa al Jalifa y las reiteradas demandas de los obispos de la zona arábiga. La comunidad católica del país cuenta con unos 160.000 fieles, la mayoría de ellos trabajadores extranjeros. Al contrario de lo que ocurre en Arabia Saudí o Qatar, los católicos de Bahrein gozan de libertad de culto.

En Bahréin, el papa Francisco también participó en el foro de Diálogo entre Oriente y Occidente. En el encuentro estaba el gran imán Ahmed al Tayeb, quien aprovechó para llamar al diálogo entre musulmanes en un país en el que, si bien la mayoría de población es chií, la monarquía que gobierna pertenece a la rama suní y es responsable del acoso y la persecución de que son objeto los disidentes del régimen. El Papa calificó de “valientes” las palabras de Ahmed al Tayeb.

Papa Francisco y el Gran Imán de Al Azar

Con motivo de ese encuentro, algunos analistas se refirieron a Bergoglio como "un puente entre chiíes y suníes". Pero no todo el mundo cree que la visita papal a Bahréin pueda ayudar a mejorar las relaciones entre estas dos ramas del islam. “El viaje del papa a Bahréin me parece un episodio exótico, y como tal, puramente circense, sin ninguna consecuencia política en el país más allá de colaborar con el blanqueamiento del régimen”, comenta el editor y escritor cántabro Emilio Sánchez Mediavilla, autor de Una dacha en el Golfo (Anagrama, 2020). Una opinión compartida a medias por Jaume Flaquer: “Es evidente que cualquier visita del Papa supone un blanqueamiento para los gobiernos de este tipo de países. También está claro que influir en las relaciones entre chiíes y suníes en Bahréin es algo que está fuera del alcance de Francisco. Ahora bien, sus viajes a estos países ponen sobre la mesa la necesidad de que haya al menos tolerancia religiosa, y las mejoras conseguidas en Bahréin o EAU para las minorías cristianas hacen que otros países más intransigentes como Arabia Saudí hayan comenzado a plantear la conveniencia de seguir ese camino”, argumenta. “Mohamed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí, da miedo desde el punto de vista político, pero sabe que si quiere una apertura económica para el país, no tendrá más remedio que abordar este tema”, concluye el jesuita.

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