El Papa de los agnósticos

Por eso y por vez primera en la historia de estos encuentros, en Asís no solo estuvieron creyentes de todas las religiones, sino también increyentes o, mejor dicho, agnósticos. Por expreso deseo del Papa, cuatro agnósticos de reconocido prestigio le acompañaron: Guillermo Hurtado, mexicano; Julia Kristeva, una francesa de ascendencia búlgara; Remo Bodei, italiano y el austríaco Walter Baier. Todos ellos tienen una larga carrera de investigación y publicaciones: dos filósofos, una lingüista, y un economista y periodista.
Fue una de las grande snovedades del magnifico encuentro de Asís. De esta forma, el Papa completa aún más el 'espíritu de Asís'. Algo lógico en un Papa anciano y, por lo tanto, cada vez más libre, menos atado a los sistemas de poder y más guiado por su propia conciencia.
Lógicamente, también por ser un Papa intelectual y sabio, que entiende como nadie la dinámica y la lógica de la búsqueda de la verdad. Pero, además, por Papa. Desde la cátedra de Pedro no se tiene la misma visión de la Iglesia que desde el ex Santo Oficio.
Desde allí puso en solfa a muchos e importantes teólogos. Desde el solio pontificio reconoce públicamente a los buscadores de la verdad. Y, por lo tanto, debería reconocer también a esos mismos buscadores de casa. Es hora de rehabilitar a los teólogos "condenados". Es hora de abrir los brazos y las puertas a los represaliados de muchas y diversas maneras. Es hora de sumar. Es hora de que que el Papa padre y maestro llame a todos los teólogos a la mesa del diálogo.
Me parece bien que el Papa dialogue con los lefebvrianos, sobre todo si también lo hace con la Teología de la Liberación, las comunidades de base y toda la galaxia eclesial progresista. La misma medicina para todos. Y el mimso pan compartido. Ésa es la misión de un Papa-padre.
José Manuel Vidal