Se impuso la cordura en el caso de Torres Queiruga...al menos por ahora

Pero el miedo no hay quien nos lo quite del cuerpo. Porque, si estaban decididos a ir a por Queiruga es que están ya dispuestos a disparar contra todo lo que no vaya en su carro oficalista a misa. Quieren teólogos secretarios de los obispos, meros repetidores de fórmulas que ya no dicen casi nada a nadie. Quieren simples repetidores del magisterio. Y están decididos a acabar con todos los que no se plieguen a su santa voluntad.
Y son peligrosos. Porque son fanáticos, porque quieren hacer méritos ante sus superiores y, además, porque están crecidos. Quieren acallar, por supuesto, a los más libres y a los mejores. Que son siempre los que ellos llaman despectivamente "progres". Es decir, los teólogos abiertos y conciliares. Entre otras cosas porque, entre los no conciliares, entre la carcundia no hay teólogos. No producen. Son estériles. Repiten sólo como loritos. Los grandes teólogos han sido y seguirán siendo los moderados y progresistas.
Esta vez te dieron un bien susto, Andrés. Y a tus numerosos amigos. Den dentro y de fuera. Porque Queiruga es una personalidad. De las pocas voces de Iglesia que dialoga y puede dialogar con la cultura actual. ¡Y encima quieren acallarla! Deberían ponerle un altar y promoverlo. Y potenciarlo y exhibirlo. Es de los pocos que está a la altura. De los pocos que puede dialogar de tú a tú con los pensadores actuales. ¿No es eso lo que quiere Benedicto XVI?
Porque Torres Queiruga es un gran pensador y un enorme filósofo de la Religión. Según un buen amigo gallego que de esto sabe mucho, "Queiruga es, sin duda, el mejor pensador gallego y uno de los mejores de España, y con empaque para codearse con los mejores del mundo".
Y un excelente teólogo, que trata de poner al día la fe. Pero sin caer en herejías ni por asomo, según me cuentan los especialistas consultados. ¿Se le puede poner algún pero a su obra teológica? Claro, como a todos los teólogos que se mueven en la frontera. Pero nunca nada dogmático.
Peros como los que le pone en su última obra el también teólogo Olegario González de Cardedal, al que algunos acusan de señalar a Torres Queiruga y ponerlo en la diana inquisitorial. Unos dicen que lo único que pretendía el teólogo de Salamanca era mantener un diálogo de altura con el gallego. Discrepando. Al estilo de lo que suele ser habitual entre los grandes teólogos alemanes.
Otros ssotienen que Olegario le señaló, porque está haciendo méritos ante su amigo, el Papa Ratzinger, para hacerse acreedor de la púrpura cardenalicia, que Roma suele conceder a los grandes teólogos, una vez cumplidos los 80. No creo que sea lo segundo y, si lo fuese, muy mal por Don Olegario. Y si es lo primero, debería tener en cuenta que no estamos en Alemania. Y que, aquí, los talibanes de la Doctrina de la Fe, aprovechan sus peros teológicos para montar hogueras. Y noo creo que sea eso lo que, a estas alturas, quiera, Olegario, para un pensador creyente.
Porque, además, Queiruga es una excelente persona y un profundo creyente. Un cura mnístico, entregado y profundamente espiritual. Mi amigo de Santiago dice de él que es "un ejemplo de persona, de intelectual y de cura". Y añade: "Y ya sabes que Santiago es como un pueblo y aquí nos conocemos todos y a fondo".
Está claro que, esta vez, Rico Pavés, el director de la comisión episcopal para la Doctrina de la Fe, no pudo salirse con la suya. Ni sus "padrinos episcopales". Torres Queiruga era mucho pienso para tan poco pollo. Pero el "Torquemadito" (como ya le llaman) continúa decidido a hacer méritos, siguiendo la estela de sus predecesores en el cargo. Olvida que nunca segundas ni terceras partes fueron buenas.
¡Cuidate, Andres, amigo! Puede que lo vuelvan a intentar. Algunos son así de insensatos. Ignoran que cuentas con el agradecimiento de tus amigos y, sobre todo, con la protección del Dios-Amor, al que has dedicado toda tu fecunda vida. Por eso, es un orgullo contar con un amigo (amén de paisano) como tú. Unha aperta.
José Manuel Vidal