"Una educación sin alma es un camino sin destino" (León XIV) Donde la razón crea y la pastoral actúa: La invitación del papa a reimaginar la educación como territorio teológico

Educar en la esperanza
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"La carta apostólica Disegnare nuove mappe di speranza del papa León XIV (2025) marca un punto de inflexión en la reflexión eclesial sobre la educación y la cultura contemporánea"

"Su llamado resuena de modo particular en América Latina, donde las desigualdades estructurales, la crisis educativa y la desarticulación de la pastoral en los espacios formativos configuran un campo urgente de reflexión teológica"

"Víctimas de la lógica neoliberal, en no pocas universidades y colegios católicos, la pastoral se concibe como un apéndice extracurricular, carente de valor formativo frente a la enseñanza 'seria' o 'técnica'"

"La Iglesia latinoamericana tiene ante sí el desafío de volver a ser, en sus escuelas y universidades, el lugar donde la fe piense, donde la razón crea y donde la pastoral deje de ser adorno para convertirse en la savia misma de la educación"

La carta apostólica Disegnare nuove mappe di speranza del papa León XIV(2025) marca un punto de inflexión en la reflexión eclesial sobre la educación y la cultura contemporánea. En un contexto global marcado por la fragmentación, la desesperanza y el vaciamiento simbólico de la experiencia humana, el pontífice propone “trazar nuevas rutas de esperanza” que permitan a la humanidad reencontrar la dignidad de la vida y la centralidad del sentido (León XIV, 2025). Su llamado resuena de modo particular en América Latina, donde las desigualdades estructurales, la crisis educativa y la desarticulación de la pastoral en los espacios formativos configuran un campo urgente de reflexión teológica.

La región latinoamericana, atravesada por profundas brechas sociales y por una historia de colonialidadpersistente, necesita repensar la educación no solo como un instrumento de ascenso social o de competitividad económica, sino como un espacio teológico de encuentro, discernimiento y transformación. En esta clave, la carta de León XIV invita a redescubrir la educación como acto de esperanza, y a reconfigurar los procesos pastorales y pedagógicos desde la fe encarnada en la historia concreta de los pueblos.

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"En América Latina, la educación, lejos de ser el gran nivelador social, ha reproducido mecanismos de exclusión y dependencia"

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El continente latinoamericano sigue siendo, según datos recientes de la CEPAL (2024), una de las regiones más desiguales del planeta: más del 45 % de los niños y jóvenes no acceden a una educación de calidad, y la brecha entre escuelas públicas y privadas se ha ensanchado después de la pandemia. La educación, lejos de ser el gran nivelador social, ha reproducido mecanismos de exclusión y dependencia. Tal como advierte Dussel (1998), la colonialidad del saber sigue operando como una matriz que “define quién puede conocer, quién puede hablar y quién puede enseñar”.

"En este contexto, Disegnare nuove mappe di speranza cobra una fuerza particular al llamar a 'imaginar nuevas cartografías culturales” que integren la fe, la justicia social y la solidaridad como fundamentos de toda acción educativa' (León XIV, 2025)"

Desde la teología de la liberación, estas desigualdades no son simplemente un problema económico o técnico, sino una herida antropológica y espiritual. Gutiérrez (1988) lo expresó con claridad: “la pobreza no es una desgracia, sino una injusticia; y educar sin liberar es repetir las condiciones que la producen”. Por ello, Disegnare nuove mappe di speranza cobra una fuerza particular en este contexto, al llamar a “imaginar nuevas cartografías culturales” que integren la fe, la justicia social y la solidaridad como fundamentos de toda acción educativa (León XIV, 2025).

El desafío educativo latinoamericano exige, además, una lectura decolonial de la teología. Como señala Walter Mignolo (2010), el pensamiento moderno impuso una “geopolítica del conocimiento” que invisibilizó las epistemologías del Sur y redujo la educación a un modelo bancario de transmisión. En sintonía con Freire (1970), es necesario desmontar esa lógica para recuperar el carácter liberador y crítico del acto educativo. Freire denunciaba que la educación bancaria “domestica” en lugar de “concientizar”, y León XIV parece recoger esa intuición cuando pide “educar en la esperanza, no solo transmitir informaciones, sino suscitar sentidos”.

Así, una pedagogía inspirada en el Evangelio y en la teología de la liberación debe aspirar a descolonizar la esperanza, entendida como fuerza histórica capaz de transformar estructuras injustas. N.T. Wright (2010) sostiene que la esperanza cristiana no es un sentimiento de consuelo privado, sino una praxis pública que anticipa el Reino de Dios en la historia. Esa dimensión política y espiritual de la esperanza se convierte en criterio teológico para reorientar los modelos educativos en América Latina hacia la justicia, la participación y la fraternidad.

Hacia una definición de la educación católica

"Víctimas de la lógica neoliberal, en no pocas universidades y colegios católicos, la pastoral se concibe como un apéndice extracurricular, carente de valor formativo frente a la enseñanza 'seria' o 'técnica'"

Uno de los puntos críticos en la reflexión educativa actual es la marginalización de la pastoral en los espacios académicos. En no pocas universidades y colegios católicos, la pastoral se concibe como un apéndice extracurricular, carente de valor formativo frente a la enseñanza “seria” o “técnica”. Este fenómeno responde a la lógica neoliberal que reduce la educación a mera productividad, ignorando su dimensión espiritual y comunitaria. En palabras de León XIV (2025), “una educación sin alma es un camino sin destino”.

Frente a esa fragmentación, urge integrar la pastoral en el núcleo de los modelos educativos. La pastoral no puede limitarse a eventos, campañas o sacramentos, sino que debe constituirse en una pedagogía transversal que fecunde todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Bonhoeffer (1995) ya advertía que “solo quien educa desde la encarnación puede formar sujetos libres”, y en esa línea, la pastoral educativa debe recuperar su potencial teológico: no se trata solo de evangelizar, sino de hacer de la escuela un lugar teológico, un espacio donde la experiencia de Dios se piense, se dialogue y se viva comunitariamente.

La escuela como "lugar teológico"

La idea de la escuela como “lugar teológico” representa una de las claves más potentes para reconfigurar la educación desde una perspectiva cristiana y liberadora. Hauerwas (2011) propone entender la comunidad cristiana como una “escuela de virtudes” donde se aprenden las prácticas de la paciencia, la verdad y la reconciliación. Trasladado al ámbito educativo latinoamericano, ello implica que las instituciones formativas deben convertirse en laboratorios de fe y justicia, donde el pensamiento crítico, el diálogo intercultural y la espiritualidad se integren orgánicamente.

Dejar de ver la escuela como simple medio de evangelización —como extensión de la parroquia— significa reconocer que la teología puede habitar la educación no como dogma, sino como discernimiento histórico. En este sentido, la propuesta de León XIV converge con el sueño de Gutiérrez (1988) y de Cupit (2015): una educación que no se limite a enseñar doctrinas, sino que libere la conciencia y forme ciudadanos capaces de transformar la realidad desde la fe.

“Disegnare nuove mappe di speranza” no es solo una exhortación pastoral; es una invitación a reimaginar la educación como territorio teológico. América Latina está llamada a dibujar sus propias rutas de esperanza, no copiando modelos ajenos, sino recuperando la fuerza espiritual y política de su historia. La teología de la liberación, el pensamiento decolonial y la pedagogía de la esperanza convergen en un mismo horizonte: la formación de sujetos capaces de creer, pensar y actuar desde la dignidad del otro.

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"La Iglesia latinoamericana tiene ante sí el desafío de volver a ser, en sus escuelas y universidades, el lugar donde la fe piense, donde la razón crea y donde la pastoral deje de ser adorno para convertirse en la savia misma de la educación"

Educar en la esperanza —como propone León XIV— es formar comunidades que resistan la desesperanza estructural, que apuesten por la justicia y que se atrevan a soñar con un mundo nuevo. En medio de las crisis de sentido, la Iglesia latinoamericana tiene ante sí el desafío de volver a ser, en sus escuelas y universidades, el lugar donde la fe piense, donde la razón crea y donde la pastoral deje de ser adorno para convertirse en la savia misma de la educación.


Referencias

Bonhoeffer, D. (1995). Ética. Ediciones Sígueme.

Cupit, G. (2015). Faith and Citizenship: Constructing Inclusive Christian Practices. SCM Press.

Dussel, E. (1998). Ética de la liberación en la edad de la globalización y la exclusión. Trotta.

Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.

Gutiérrez, G. (1988). Teología de la liberación: Perspectivas. CEP.

Hauerwas, S. (2011). The Work of Theology. Wm. B. Eerdmans.

León XIV. (2025, 27 de octubre). Disegnare nuove mappe di speranza. Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana. 

Mignolo, W. (2010). Desobediencia epistémica: Retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de la descolonialidad. Ediciones del Signo.

Wright, N. T. (2010). After You Believe: Why Christian Character Matters. HarperOne.

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