1.- Jesús ora en la montaña y se encuentra allí cara a cara con el Padre.
2.- Yo estoy aquí, me refugio en el silencio de mi montaña interior; estoy orando, amando al Padre.
3.- Ser discípulo de Jesús: escuchar, acoger para ello su palabra.
4.- El poder de Dios en Jesús se manifiesta en su mansedumbre. Ayúdame, Señor, a ser manso y humilde de corazón.
5.- El sermón de la montaña tiene como consecuencia seguir a Jesús: quiero ser discípulo tuyo; Señor.
José María Lorenzo Amelibia
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