Llevo años practicando la oración y todavía no he aprendido. ¡Animo!

Llevo muchos años practicando la oración y me parece que no sé ni meditar ni orar. Pero jamás dejaré, con la ayuda de Dios, el tiempo que a ella dedico. Y seguiré con empeño. Creo que el esfuerzo que hago Dios lo tiene en cuenta. Estoy seguro de que me escucha y entiende. Y compruebo que no es baldía mi oración porque durante la jornada no me resulta difícil mantener en contacto con Dios.
¿La lectura espiritual me ayuda más? No lo sé. Dios se sirve de cualquier medio teniendo buena intención y sobre todo donándole algo que nos cueste un poco más: el tiempo que él nos ha regalado. Algunos se quejan de falta de tiempo para recogerse sin hacer otra cosa que intentar estar con Dios en amistad. Y no se dan cuenta de que el tiempo nos lo ha regalado Dios. Nosotros sólo hacemos entregarle algo. Como cuando un amigo nos regala una caja de bombones, la abrimos delante de él y le ofrecemos alguna pieza.
Cuanto más ocupado ande uno, con mayor razón deberá sacar tiempo para la oración. De lo contrario, caerá en la acción sin vida interior, mero quehacer humano. San Marcos ya lo decía: "Recogeos un poco a solas en el desierto."
Dice el P. Rodríguez: Es bueno dar cuenta de la conciencia y de la oración a alguna persona espiritual. Y me llama la atención que no afirma "al padre espiritual", sino a alguna persona espiritual. Merece la pena llegar en la amistad, pienso yo, a comunicarse mutuamente cómo llevamos la oración, los fallos y omisiones, la fidelidad, etc. Esto puede llegar a ser un estímulo mutuo. Más que mandar un apunte, como antaño, expresar cómo nos ha ido en el mes.
Ver página web http://personales.jet.es/mistica