REÍRSE DE SU PROPIA SOMBRA

A primera vista parecen dos extremos irreconciliables el humor y la enfermedad; y sin embargo, qué colaborador tan extraordinario es el buen humor para curar al enfermo.


Jesús María Ruiz es un fraile camilo; de esos que consagran su vida al servicio de los enfermos, siguiendo el ejemplo de su fundador. Para él, aliviar al que sufre es un ideal maravilloso. Y uno de los medios que le fascinan para lograr este fin, es la terapia del buen humor y de la alegría. Hace unos meses ha publicado un librito titulado "Humorizar la salud". ¿Es posible hacer humor sobre realidades tan serias como la salud y la enfermedad? Los frailes camilos siempre lo han tenido claro; casi, casi lo han considerado como un deber, porque la alegría, cura.

Estar de mal humor perjudica la salud; produce dolor de estómago, de hígado y hasta de riñones; espanta a cuantos nos rodean. Ser capaces de echar humor a situaciones críticas, alivia las tensiones y ayuda a solucionar cualquier problema.

Eran los primeros tiempos en que funcionaba el escáner; todavía no se había instalado más que en pocos hospitales, y habían de acudir a una ciudad pacientes de provincias limítrofes para meterse en aquel aparato. Me tocó estar esperando en la sala como una hora acompañando a un familiar. Allí todo eran caras largas que denotaban preocupación. Algunos hablaban con el de al lado contándole sus temores. Hasta que llegó una enfermera llena de vitalidad y dijo: "El aparato por el que van a pasar nos lo han echado los Reyes Magos; es un juguete que adivina hasta los malos pensamientos; así que a pensar bien todo el mundo". Nos sonreímos; se creó entonces un ambiente distendido y se charló de forma animada. Estoy seguro de que se quitó el miedo de aquel aparato moderno en cuantos allí estábamos.

Sí; el buen humor está hermanado con la salud y con la alegría, y también con la vida interior cristiana. Por eso a muchos pacientes habría que recetarles el calendario de los frailes camilos: tres cientos sesenta y cinco días con sus viñetas de humor que trae cada jornada, para que la sonrisa se cuele en sus almas como oxígeno que da vida.

¿Qué tendrá el humor? Yo no sé, pero pienso que hemos de educarnos de tal manera que podamos reírnos de nuestra propia sombra. ¡Eso da salud!

José María Lorenzo Amelibia
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