SEÑOR OBISPO, IMITAR A OBISPOS SANTOS

Para los Obispos

SEÑOR OBISPO,IMITAR A OBISPOS SANTOS

obis santos

Querido señor obispo de habla hispana: Reciba mi respeto y mi saludo. Le ofrezco en esta fiesta de San Pedro y San Pablo lo que durante todo el año he ido pensando para mis hermanos mayores, los obispos, que siempre están dando y reciben a cambio tan poco. (Puede servirle para su lectura espiritual de la tarde). Pido al Señor que este obsequio sea para usted recreo en el espíritu y aliento para avanzar en su camino hacia el Señor.

Qué bueno imitar a obispos como D. Manuel González, ya beato. Él hablaba de la Eucaristía con total sencillez en sus conversaciones particulares, lo mismo con un niño que con gente adulta e intelectual. ¡Jesús sacramentado iba siempre en su corazón! Para llegar a esto y así ser del todo eficaz en el apostolado, no hay otro camino que permanecer muchas horas junto al Sagrario en oración. ¿Nos vienen distracciones? Pues utilizamos un libro de lectura espiritual previamente subrayado, hacemos la noche anterior un breve esquema de cuanto hemos de tratar con el Señor, utilizamos la escritura como hacía Foucauld durante largas temporadas en la oración, o nos servimos de algún libro de pensamientos...

A veces nos avergonzamos de hablar desde el fondo de nuestro corazón creyente y místico. Nos da como cierto pudor al vernos tan imperfectos. Pero nadie ha de avergonzarse, de hablar desde el fondo de su alma que un día se enamoró de Jesús, y por eso se consagró al sacerdocio. Es preciso vencer el respeto humano que se agarra incluso a las personas más creyentes.

La única razón de ser del sacerdote es elevar a los hombres hacia Dios, darles a Jesucristo; y todo su celo debe encaminarse a este único fin. La mera pre - evangelización no se puede entender aislada; es como la aguja que necesariamente ha de introducir el hilo de la evangelización en el mismo acto. Si el sacerdote no se preocupa de conquistar almas y solamente entran en sus cálculos sus negocios, o solo le interesa el bienestar humano de sus feligreses, está perdiendo el punto de mira cristiano. Si el obispo, o cualquier cristiano consciente, hacemos algo que no sea por Dios, perdemos miserablemente el tiempo; lo único que vale es lo que por Él hacemos; lo demás, pura bagatela. Hasta el próximo mes y muy unidos en la oración. Suyo afectísimo:

 José María Lorenzo Amelibia

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