En el día de San José, humildad Puntos de oración 19-3-10

1.- San José. Me gusta, Señor, la sencillez de San José. Me gusta la sencillez el Publicano de la parábola que medito. Dadme esta sencillez y humildad. Pido fuerza para imitarla.


2.- Me gusta, sí, ser como el Publicano, porque deseo ser humilde, pero me molesta mucho ir al templo y aparecer allí como uno más; es decir, desaparecer. Todavía no me acostumbro a dejar el presbiterio, a pesar de que han pasado ya casi cuarenta años. Me gusta el templo solitario, Tú y yo, junto al Sagrario, en la intimidad. Y esto está bien. Pero lo otro, no. Denota poca humildad. Dame fuerza para asumir mis circunstancias con gozo humilde.

3.- Ayúdame a ser como el Publicano. Virgen María, Tú que fuiste siempre sencilla, ayúdame. Ayúdame, San José, tú estuviste siempre en el penumbra. Que busque de forma espontánea y normal los últimos puestos; que busque el no llamar la atención.

4.- Quiero limpiar mi corazón de estas escorias tontas de soberbia, pero no acierto el modo. Ayúdame. A veces me parece que soy como esas mujeres que, por llamar la atención y que se fijen en ellas, proclaman a voces un defecto suyo.

5.- Ayúdame, Señor, y dame la discreción de saber pedirte perdón sin llamar la atención y sin levantar mi voz; que nadie lo note. Quiero huir del protagonismo; hasta de ese protagonismo pueril.

6.- Perdóname, sí. Perdona mi fariseísmo un tanto camuflado; ayúdame a permanecer oculto como el Publicano para todos; incluso para pedirte perdón. Y te pido, San José, que en el momento supremo me concedas una buena muerte.
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