Valores del sufrimiento

Enfermos y debilidad

Valores del sufrimiento

dolor

La Dolorosa

Por supuesto que el dolor sirve para avisarnos de algún peligro en el cuerpo, para que pongamos remedio. Esto todo el mundo lo sabe. Pero también tiene el sufrimiento otros valores muy importantes. ¡Con el miedo que nos causa cualquier amenaza en este sentido! Después de mi larga enfermedad – en el comienzo de mi senectud – he sacado en conclusión que no es tan terrible el dolor, aunque a veces se escogería morir antes que padecer tanto. A mí no me parece contradictorio lo que digo. Y es que, en esa época, la ayuda de Dios es tan grande que el paciente no tiene el sentido de ser una víctima, una piltrafa; más bien la calma se apodera del sujeto y le inunda una gran paz. Los no creyentes dirán que la misma naturaleza nos otorga esta especie tolerancia ante el sufrimiento. Prefiero yo pensar que nuestro Señor no permite que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas.

 Aparte de todo, el dolor goza en sí de un valor sobrenatural y de satisfacción y purificación de nuestros pecados. Completa lo que falta a la pasión de Cristo por su cuerpo que es la Iglesia, según nos diría San Pablo. Y en lo humano también tiene una función muy importante.

 Cuando somos pequeños todavía no hemos sufrido mucho; por eso nos parece natural que otros soporten dolores, pero no llegamos a empatizar con ellos. Es normal. Pero a medida que vamos sumando años a la lista propia, aprendemos qué es sufrir, y esta circunstancia nos ayuda mucho a saber compadecer a nuestros semejantes cuando les llega su parte; nos afianza en el buen corazón. Muchos grandes benefactores de la humanidad no hubieran llegado a ello, sin antes haber pasado noches oscuras en su cuerpo o en su espíritu.

 Además, el dolor nos iguala a todos. La persona soberbia, cuando piensa que sus compañeros sufren como él, es fácil que aprenda a bajar un poco de su pedestal, aunque antes se haya creído muy por encima de los demás. Quien ha sufrido mucho, a la fuerza tendrá en su alma un algo que le ayude a comprender y ayudar a los demás. El dolor cuando se ha soportado con paciencia es un valor que deriva hacia la solidaridad.

 En resumen, no es tan malo el dolor como a primera vista nos parece cando nos visita. Algo tendrá de bueno cuando el mismo Dios nos envió a su Hijo a redimirnos con su pasión. Y lo más hermoso y esperanzador: al final, la Resurrección.

  • José María Lorenzo Amelibia                                        
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