La paz es un don de Dios
Espiritualidad
| José María Lorenzo Amelibia
La paz es un don de Dios
Amarás la paz interior como el mayor de los bienes de este mundo; estoy seguro. Yo personalmente la deseo y amo como sinónimo de la felicidad en esta vida. Observándonos bien por dentro notamos que hay "algo" muy profundo en el alma, a donde no llegan las tempestades del exterior. Ese "algo" es como la misma esencia de mi persona, iluminada por Dios, alejada de las cosas de la tierra, donde el Señor se recrea en algunos momentos de oración muy consciente.
No resulta fácil penetrar en ese interior. Cuando se logra estar allí, las cosas desagradables, injurias, incluso dolores y tristezas, es granizo que golpetea sobre techo seguro y firme. No nos impresiona demasiado. Incluso nos encontramos a gusto, como un día de nieve y cierzo en casa junto a la estufa.
Merece la pena, en las salidas de este interior, no alejarnos demasiado. Regresar allí en cuanto podamos. Sería absurdo marcharnos lejos y descuidar nuestros intereses eternos ¿Te das cuenta de la eficacia de nuestro apostolado próximo, permaneciendo en gran paz junto al Señor? Nuestra acción sería - estoy convencido - mil veces más provechosa permaneciendo envueltos en Dios, aunque aparentemente no pudiéramos llegar a todos los detalles.
A veces pensamos que para encontrar la paz hemos de aislarnos de nuestro ambiente, retirarnos a un monasterio o al monte. Pero la paz la podemos encontrar en nosotros mismos, en nuestra casa, en nuestro trabajo. Para encontrar la paz y la verdadera libertad no es preciso salir de nuestros cauces. Debemos, sí, entregarnos por completo a la voluntad de Dios; hasta llegar a asimilar los sucesos todos como venidos de la mano de Dios. Incluso si me encuentro triste he de pensar que Dios quiere esa tristeza para que purifique mi corazón de tantas tendencias hacia las cosas de aquí abajo.
Hace falta para ello confiar mucho en Dios. En El vivimos, nos movemos y existimos. Y este Dios, nuestro Amor, convierte en rectos los caminos torcidos por donde andamos. Pero en el proceso de enderezamiento los caminos aún parecen más tortuosos, para que sea más meritoria nuestra fe y confianza. El dolor, el sufrimiento, la tristeza, la duda... todo esto está dentro de mí y dentro de ti muchas veces, pero DIOS ESTA CON NOSOTROS, SOMOS PORTADORES DE DIOS Y ESTO DOS DA GRAN PAZ.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/
Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia