¿Protagoniza Jesús el mayor valor de la historia?

Para todo creyente, Dios es el valor de los valores y el Tú máximo que merece la plenitud del amor. Para el cristiano, Jesucristo es el verdadero rostro de Dios que se hace visible en Jesús de Nazaret. Del máximo valor de la fe cristiana, Jesucristo, y para el cristiano también máximo valor de la historia, plantearemos varios interrogantes que ahora enumeramos sobre la historia, la antropología, el dolor, la hagiotipología, la religiosidad, el pluralismo, la fe, la actualidad y la polémica.

Desde la historia: el hombre Jesús, ¿admirado por todos o por algunos fanáticos?
Dentro y fuera del cristianismo, la figura de Jesús ha despertado la admiración de creyentes y no creyentes por los valores tan excepcionales de su vida y su doctrina. Desde la perspectiva humana, Jesús despertó la admiración porque poseyó una personalidad excepcional y predicó una auténtica revolución con sus criterios especialmente con el Reino de Dios.

Desde la antropología: el Modelo, ¿manso Jesús o Cristo revolucionario?
Unos contemplan a Jesús que invita a imitarle como el Modelo de mansedumbre y humildad (Mt 1,29 ), mientras que a otros les atrae más el Cristo liberador, revolucionario y hasta guerrillero por su radicalidad en las exigencias, su rebeldía ante la ley y por la coherencia que vivió y exigió a los discípulos.

Desde el dolor: el Salvador, ¿se compadeció o padeció y compartió el sufrimiento humano?
A lo largo de su vida, Jesús sintió compasión ante el dolor ajeno que procuro aliviar con su palabra y milagros. A lo largo de su vida, pero de manera especial durante su pasión y muerte, compartió el sufrimiento humano en todas sus dimensiones.

Desde la hagiotipología: el Buen pastor, ¿un “superman” del amor fraterno o “algo más”?
Jesús despierta la admiración por los valores de su personalidad; fascina por la doctrina revolucionaria sobre de las relaciones interpersonales, y motiva por su amor apasionado y coherente con el prójimo, especialmente con el más necesitado.

Desde la religiosidad: el Hijo del hombre ¿amó a Dios como padre o como madre?
Quien lea los evangelios descubrirá que el “secreto” de su vida radica en sus valores religiosos concretados en el amor apasionado por Dios al que experimentó como abbá y obedeció con fidelidad. Con Dios Padre, Jesucristo vivió en intimidad y con él se comunicó de manera permanente. Ahora bien, en nuestro mundo que reivindica la igualdad de la mujer con el hombre preguntamos ¿a qué Dios se dirigía Jesús? ¿Al Dios como padre o como madre?

Desde el pluralismo: el Resucitado, ¿un campesino, un profeta, el mesías o…mucho más?
En los últimos años, Jesús ha recibido de los investigadores algunas imágenes que unimos a los títulos bíblicos. Nos encontramos ante un abanico de perspectivas que presentan a Jesús como un pobre campesino, judío marginal, profeta escatológico, carismático galileo... Pero al creyente cristiano le surgen estas preguntas ¿No hay algo más en la figura de Jesús? ¿No es “mucho más” que el personaje que nos describen?

Desde la fe: el Hijo de Dios, ¿un hombre extraordinario o el Dios Redentor?
Ante la figura de Jesucristo planteamos la alternativa: ¿se trata de un hombre extraordinario por su vida y doctrina o nos encontramos ante el verdadero Dios y verdadero hombre según la fe cristiana? ¿Es “un salvador más” o el Dios redentor?

Desde la actualidad: el Alfa y Omega, ¿vive en el cielo o también en la tierra?
En el Nuevo testamento encontramos datos que suscitan interrogantes sobre Jesús ¿vive ahora en el cielo? ¿y también en la tierra? O con más detalle: ¿resucitó Jesús, ascendió a los cielos, está a la derecha del Padre, vendrá a juzgar a vivos y muertos? ¿De qué manera está presente hoy entre nosotros? Encontramos las respuestas en el Nuevo testamento y en las afirmaciones del Credo que profesamos los cristianos.

Desde la polémica: ¿el Jesús liberador de Pagola o el Verbo encarnado de la cristología?
La obra de José Antonio Pagola, Jesús. Aproximación histórica, ha suscitado críticas y adhesiones. Muchos reconocen que esta obra describe de modo atractivo el perfil liberador de Jesucristo. Y otros muchos lamentan que la figura de Jesús resulte un tanto incompleta y hasta reducida. Aparece, sí, el héroe pero no la figura extraordinaria del Enmanuel. ¿Falta alguna página en esta obra para admirar al Jesús liberador como el Verbo encarnado? ¿Cómo llegar a la síntesis del Jesús de la historia con el Cristo de la fe?
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