¿Y cómo fue en la mística doctora la experiencia del encuentro con Dios?

San Juan de la Cruz describe la unión con Dios del creyente en la tierra pero Santa Teresa da un paso más porque ella describe •”su” experiencia del encuentro afectuoso con Dios como cielo en la tierra, enseña con profundidad la unión con Dios desde su vivencia personal que transforma en amistad hasta el heroísmo.
Finalizamos el tema del cielo en la tierra vivido por Santa Teresa con la exposición de sus ansias de ver a Dios, los deseos de morir, la experiencia del encuentro con Dios y la coherencia de su amistad hasta el heroísmo.

Ansias de ver a Dios y deseos de morir
Porque ama a Dios, la mística carmelitana siente su ausencia, porque tiene esperanza, aspira a poseerlo en el cielo. Y expresó con radicalidad la pena por la ausencia de Dios en este destierro. También manifestó el ardiente deseo de morir para ver a Dios.
En su vida, manifestó ansias de ver a Dios y deseos de morir:
“le digo:«¿cuándo, mi Dios, ha de estar ya toda junta mi alma en vuestra alabanza y no hecha pedazos, sin poder valerse a sí?».(V 17).
Gran experiencia del amor de Dios con deseos de morir para verle.
“Veíame morir con deseo de ver a Dios, y no sabía adónde había de buscar esta vida, si no era con la muerte. Dábanme unos ímpetus grandes de este amor, que, aunque no eran tan insufrideros como los que ya otra vez he dicho ni de tanto valor, yo no sabía qué me hacer; porque nada me satisfacía, ni cabía en mí, sino que verdaderamente me parecía se me arrancaba el alma” (V 29,8).
Estas ansias y deseos reflejados en sus poesías.
”¡Cuán triste es, Dios mío, / la vida sin ti!/ Ansiosa de verte,/ deseo morir./ ¡Oh sueño adorado!/ sácame de aquí!/ Ansiosa de verte,/ deseo morir”. (Ayes del destierro. También en Vivo sin vivir en mí, en Hacia la Patria).
Y goza al saborear la presencia de Dios en la tierra. Es el mensaje de la poesía dirigida A San Andrés: “Si el padecer con amor /puede dar tan gran deleite, /¡qué gozo nos dará el verte!”. “¿Qué será cuando veamos/ a la inmensa y suma luz,/ pues de ver Andrés la cruz /se pudo tanto alegrar?
Sed, búsqueda y ansias de ver a Dios en la vida eterna. Santa Teresa no se conforma con una presencia parcial de Dios en esta vida. Ella anhela la unión total y el morir para gozarle cara a cara. Así lo expresó poéticamente:
“Vivo sin vivir en mí,/ y tan alta vida espero,/ que muero porque no muero.” (Vivo sin vivir en mí).
“Tú, siempre invisible,/ no alivias su anhelo./ ¡Ay! esto la inflama, / hasta prorrumpir: / Ansiosa de verte, / deseo morir. ” (Ayes del destierro. También en Dichoso el corazón enamorado).

La experiencia del encuentro afectuoso con Dios como cielo en la tierra.
L mística Teresa estaba enamorada de Dios que la hirió, fortaleció y la concedió gracias de unión y fenómenos místicos extraordinarios. Así vivió más intensamente el cielo en la tierra. Teresa describe la “estrategia” del Dios enamorado antes del encuentro. Y detalla otras respuestas propias de quien ha puesto en el Amor todo su amor y su esfuerzo en superar los obstáculos con diversos recursos.

El Dios enamorado antes del encuentro.
Hablar, llamar, tocar, herir y traspasar el corazón es parte del plan de Dios para encontrarse con Teresa. El amor de Dios es como la chispa de brasero (6M 2,4).
El Amado llama: “parece que el Amado llama a el alma con señal cierta, con silbo tan penetrativo...” (6M 2,2).
Efectos de la acción especial de Dios en el alma: la une, la fortalece y surgen fenómenos místicos.
Dios dispone para que el alma “tenga ánimo de juntarse con tan gran Señor y tomarle por Esposo”(6M 4,1). Y en esta situación, el éxtasis y el arrobamiento: suspende Dios el alma en la oración con arrobamiento o éstasis o rapto, “que todo es uno, a mi parecer y cómo es menester gran ánimo para recibir grandes mercedes de su Majestad” (6M 4,2)
Dinamismo del encuentro Dios es quien lleva la iniciativa en el encuentro pero también el alma debe responder con generosidad y esperanza para superar los obstáculos mediante la respuesta coherente.
Cómo actúa Dios con ocasión del encuentro:
introduce al alma en su morada, le manifiesta secretos “y cosas del cielo” (7M 1,3 y en 6M 4,5 y 9).
En Teresa se dan fenómenos extraordinarios tales como los arrobamientos, visiones y vuelo del espíritu (V 20, 24. Y en 6M5; 6M 4,13; 6M 4,14; 6M 5,1;. 6M 5,7). Y de manera especial “la oración de quietud, (que) y alguna vez llegaba a unión ”(V 4).
Influjo de la esperanza en el sentido de la vida, de la muerte y del cielo:
“sólo con la confianza /vivo de que he de morir, porque muriendo el vivir / me asegura mi esperanza; / muerte do el vivir se alcanza, / no te tardes, que te espero, /que muero porque no muero (Vivo sin vivir en mí).

La enseñanza en profundidad de la unión con Dios.
Ella fue introducida en la morada divina, envuelta en un fuego espiritual, unida a Dios como dos velas y viviendo el matrimonio espiritual.
Según Santa Teresa, el encuentro consiste en la fusión del Tú divino con el yo humano que puede representarse de modo muy gráfico: “digamos que sea la unión como si dos velas de cera se juntasen tan en estremo, que toda la luz fuese una..” (o como) . “agua de lluvia en un río “adonde queda hecho todo agua....” (7M 2,6).
La iniciativa la lleva Dios que une consigo al alma invadida por un deleite inefable: “...porque el gran deleite que entonces siente en el alma es de verse cerca de Dios...” (7M 1,6).
Es la unión de dos esposos con amor limpio:. “pues cuando Su Majestad es servido de hacerle la merced dicha de este divino matrimonio, primero la mete en su morada” (7M 1,3). Y “pasa esta secreta unión en el centro muy interior del alma, que deve ser adonde está el mesmo Dios” (7M 2,3 Ver en V 18.2 y 3).
Algunas manifestaciones-efectos del encuentro. En la indiferencia absoluta con tal de estar con el Señor:
“si quiere llevarla al cielo, vaya; si al infierno, no tiene pena, como vaya con su Bien; si acabar del todo la vida, eso quiere; si que viva mil años, también. Haga Su Majestad como de cosa propia; ya no es suya el alma de sí misma...” (V 17).
La oración. Cuando ha logrado este encuentro el alma siente un deleite inenarrable con quietud, recogimiento, satisfacción y paz (V 15 y 18). Ahora sí que se explica el enfoque que da a la oración: “que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8,2).

La vivencia coherente de la amistad con Dios hasta el heroísmo.
Vivió la unión con el que la amó y regaló con dones extraordinarios
Respuestas del alma más radicales.
No se improvisa la unión profunda -encuentro- entre Dios y el alma. Es el final de un largo proceso que tiene como respuestas principales la actitud heroica con deseos y promesas (V19); la entrega a Dios bajo las respuestas de totalidad, “perderse a sí mismo” como esclava del Señor y con el amor permanente (Mi amado para mí, Vivo sin vivir en mí); la indiferencia ante los bienes terrenales hasta llegar a la disponibilidad absoluta como entrega según la poesía Vuestra soy, para vos nací y que resume este deseo “querría mil vidas para emplearlas todas en Dios y que todas cuantas cosas hay en la tierra fuesen lenguas para alabarle por ella...”.(6M4,15 y en 7M3,1)..
Otras respuestas. Quien vive el encuentro según Santa Teresa procura
“que anden juntas Marta y María” (7M 4); imitar el proceso del gusano convertido en mariposa (5M 2,3 y 4);”muera, muera este gusano...y veréis cómo vemos a Dios y nos vemos tan metidas en su grandeza, como lo está este gusanillo en este capucho (5M 2,5 y en 5M 2,7).
Se impone también como todo cristiano expresar el dolor de los pecados por haber ofendido a Dios (6M 7; V 9,1 y en 5M 2,14; 6M 10,4), “aguardar a la misericordia de Dios” en las tribulaciones (6M 1,10); actuar la presencia del Señor (6M 7,1 y en 6M 8,2 al 6); practicar la oración que atraerá el agua del cielo que es mejor que el agua de la noria y del pozo (V 17,9 y V 14,1).
Por supuesto que urge practicar las virtudes, especialmente, el ánimo, la humildad y el mucho amor (V 12,2; 4M 1,7) sabiendo que ”...el Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen, y como hagamos lo que pudiéramos, hará Su Majestad que vamos pudiendo cada día más y más” (7M 4,18).
Y el religioso cumplirá con gozo los votos de obediencia, castidad y el de pobreza:“el que llaman de pobreza, /si se guarda con pureza, /está lleno de riqueza /y abre las puertas del cielo, /monjas del Carmelo (Abrazadas a la cruz)
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