“No están aliados a las riquezas”

Estas son unas de las palabras que dijo hoy en una charla un buen jesuita. Y lo dijo hablando de unos inmigrantes que frecuentan una parroquia en la que colaboran los jesuitas.

Dos jóvenes africanos, que trabajan en la construcción, se presentaron en la Parroquia hace unas semanas con un carro de comida para contribuir al pequeño banco de alimentos de la Parroquia desde la que ayudan a los que se lo están pasando mal.

Este gesto se repitió en tres oportunidades, hasta que la semana pasada, uno de los curas les preguntó, -sabiendo que viven ambos tienen familia en sus países y que ambos piensan casarse a corto plazo- cómo hacían esto. Ellos, con la sencillez de quien sabe vivir de verdad, le respondieron: “Nosotros organizamos nuestra economía de la siguiente forma. Lo que cobramos lo dividimos en tres, una parte para poder vivir nosotros, otra para enviar a la familia, y la otra parte para ayudar a los que se lo pasan mal aquí. Tenemos que contribuir a este país que nos acoge”.

Creo que sobran las palabras, éstos dos jóvenes africanos, con sus gestos y actitudes, nos revelan la grandeza de sus corazones y lo arraigado que tienen el sentido de la justicia, y sobre todo, el del amor en sus corazones.

Y nosotros: ¿Cómo organizamos nuestra economía?
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