Un hermano con corazón universal - Joan Lluís Casanovas

En una oportunidad vino al Monasterio a pedirnos oraciones. Había un proyecto educativo que nacía en colaboración entre diversas congregaciones religiosas, fundamentalmente del mundo de la enseñanza, y él quería, que como contemplativas, los acompañáramos con nuestra oración. Nos explicó que el CINTRA era un centro que quería abrir sus puertas para dar respuesta a las carencias educativas de Ciutat Vella de Barcelona, especialmente al Raval. Recuerdo que nos decía: Los candidatos de CINTRA son los que se excluyen en cualquier otro centro: alumnos de familias desestructuradas con carencias y desequilibrios psicológicos, afectivos, educativos, conductuales, con fracaso escolar y ausentismo. ¡Y por ellos queremos trabajar!
Al menos una vez al año, guiaba y acompañaba una oración de los sábados por la noche en el Monasterio, además de las plegarias familiares con niños, que ya están casi institucionalizadas, y de aquellas en las que venía simplemente a orar. Cuando hablaba, nos ayudaba a sintonizar con el corazón de los problemas de la escuela. Para él cada alumno era importante, y sus historias le conmovían y movían a trabajar y a darles vida y oportunidades.
Pilar Malla, la Síndic de greuges del ayuntamiento de Barcelona, me decía hoy que sorprendía cómo siempre daba a otros el protagonismo. Él era muy discreto y sabía implicar a la gente y dejar que cada uno fuera “el mismo”. Sabía delegar y ser corresponsable.
Este último año fue particularmente duro. El CINTRA no sabía si el próximo curso podría abrir sus puertas: el propietario del local los echaban fuera. Consiguió complicidades en el Ayuntamiento de Barcelona, y después de muchas idas y venidas, garantizó que en el próximo septiembre, CINTRA abriera las puertas en un nuevo centro. Ese fue su descanso. Seguramente arriba, en la cumbre de la Montaña, en la que dicen estuvo maravillándose y disfrutando, “más cerca del Dios de la vida” del creador que le ofrecía el esplendor de su obra, dio gracias por cómo Dios bendecía al CINTRA obra de SUS manos, obra de Dios.

Y habiendo conquistado la cima para el CINTRA, ahora, en la CIMA de la montaña, sintió el abrazo de Dios que le extendía generoso sus brazos y le invitaba al Banquete de la vida.
El Pere, amic del Joan Lluís, me decía en un mensaje esta tarde, en el que me acompañaba las fotos de este blog: “La pérdida es muy grande….Disfrutó mucho en la cima de las vistas que tenía. Se pasó media hora haciendo fotos y disfrutando del paisaje: El Joan Lluís ¡ya estaba en el paraíso!"
Y acababa su mensaje diciéndome: “entre todos tenemos que hacer que la llama del Joan Lluís no se apague”.
Joan Lluís fue siempre un buen hermano de La Salle, un enamorado de su vocación y un servidor de los hermanos. No sé si siempre se comprendió su carisma y sus opciones, lo que sí sé es que era un hombre de una gran fe, de opciones profundas y de un compromiso y coherencia a prueba de todo. Vivía de “lo esencial”, y lo demás, corría y pasaba.

Mañana a las 11 será su funeral en Cambrils, tal vez a Barcelona le hubiera gustado darle el último adiós, pero él seguirá vivo en sus obras y en los amigos y en tantas personas en las que dejó un recuerdo inmejorable.
En esta Pascua acababa una carta diciéndonos: Confiamos en vuestra oración, ¡motivos no nos faltan. Un abrazo lleno de aires pascuales.
Joan Lluís, confiamos en tus oraciones, no nos faltan motivos para saber que ya estás en la plenitud de la Vida. Mándanos un poco de los aires de la Pascua que ahora te envuelven, y ayúdanos, porque el camino es largo, la mochila pesa y el calor aprieta.
