Necesario un “capellán militar” para institutos armados Se requiere “uniforme a la medida” para atención pastoral de Fuerzas Armadas: Obispo auxiliar de México

Mons. Salvador González Morales impartió cátedra en el posgrado de Administración Militar para la Seguridad Interior y Defensa Nacional de la SEDENA

chavita catedral

Las Fuerzas Armadas de México se encuentran en un especial momento debido a su permanencia en funciones de seguridad pública que han suscitado diversas polémicas. Poco se sabe del cuidado espiritual de los miembros del instituto armado. Para la Iglesia católica, implica un reto mayúsculo tener una estructuración sólida que permita la atención pastoral específica de atención de los poco más de 300 mil efectivos que, en proporción mayor, profesan la fe católica. Actualmente, entre las dimensiones pastorales de la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Comisión Episcopal para la Solidaridad Intraeclesial considera la atención al personal militar teniendo como responsable al arzobispo de Hermosillo, Mons. Ruy Rendón Leal.

En la primera quincena de mayo, en el marco de los estudios de un posgrado impartido en el Colegio de la Defensa Nacional, institución creada en 1980 en la presidencia de José López Portillo, el obispo auxiliar de México, Mons. Salvador González Morales (Ciudad de México, 1971), y representando al arzobispo primado de México, fue invitado a impartir el tema Religión y Asociaciones Religiosas en México y sus efectos en el desarrollo y seguridad nacionales.No sólo se trato de una sucinta exposición en torno a la realidad de los pueblos y comunidades indígenas a los estudiantes en Administración Militar para la Seguridad Interior y Defensa Nacional, también se trató de conocer las necesidades y exigencias del personal de las Fuerzas Armadas en torno al cuidado pastoral y evangelización que, especialmente en estos tiempos, resulta esencial y vital.

En entrevista, el obispo auxiliar de México, apenas ordenado al episcopado el pasado 25 de marzo, dio a conocer una serie de interesantes detalles en torno a un tema pocas veces discutido en la opinión pública: La religión de nuestros saldados y marinos y el cuidado pastoral de la Iglesia católica a las fuerzas armadas e instituciones policiales responsables de la seguridad de todos los mexicanos.

Mons. Salvador, hace unas semanas asistió al Colegio de la Defensa Nacional a impartir una exposición en torno a la religión y las asociaciones religiosas ¿Cómo surge esta oportunidad?

-Hablando con el Director del Colegio, supe que no es la primera vez que se haya invitado a un obispo. De hecho, el señor cardenal Carlos Aguiar Retes fue quien originalmente impartiría esta conferencia como parte de la maestría en Administración Militar para la Seguridad Interior y Defensa Nacional. Él me encomendó atender esta invitación. Desarrollo y seguridad nacional fueron algunos de los temas en torno a los cuales reflexioné para saber cómo la religión, que es aspecto fundamental del pueblo, puede influir en esos puntos. El Colegio tiene diferentes ponentes en la maestría y especialistas en diversas áreas. Antes de mi intervención, estuvo un experto en pueblos y comunidades indígenas. Para mí fue una experiencia muy buena.

¿Quiénes le acompañaron en la mesa durante el desarrollo de su ponencia?

-Fui acompañado por el General Agustín Vallejo Silva, director del Colegio. Después pude intercambiar algunos aspectos con el personal y mandos durante la comida a la cual me invitaron cortésmente.

¿Sobre qué trato su ponencia?

-Mi ponencia tuvo como antecedente la situación de los pueblos y comunidades indígenas. Hice un poco de historia sobre el papel y lugar de sus miembros en México. Posteriormente, desde esta realidad, expliqué que en ellos está anclado mucho de nuestro trabajo pastoral como Iglesia católica además de la labor de otras confesiones. Hablé de las asociaciones religiosas, de la Iglesia en México y el Proyecto Global de Pastoral (PGP 2031-2033) presentado por la Conferencia del Episcopado Mexicano. Este tema fue mi telón de fondo porque se trata de la visión de los obispos sobre nuestra realidad y su proyección en los próximos años.

Llama la atención este aspecto de los pueblos y comunidades indígenas. ¿Qué busca la seguridad interior en ellos?

-En los pueblos originarios existe el referente de la tierra, la comunidad misma y los acuerdos a través de las asambleas. Un tema fundamental, que es motivo de cohesión y reunión, son las fiestas religiosas. Esos elementos básicos coinciden en un punto fundamental con los pueblos originarios: inculturación y evangelización; sin embargo, también se examinó lo que la Iglesia ha dejado de hacer y las carencias pastorales.

El tema de los pueblos originarios se menciona en el PGP 2031-2033 de los obispos de México. ¿Qué aspecto destacó al respecto?

-Tenemos que confesar que, como Iglesia, en muchos casos, nos ha faltado un trabajo fuerte de inculturación en la religiosidad popular. Tenemos que valorar ese manantial para que el proceso evangelizador redunde en el mismo bien de los pueblos y comunidades indígenas que al final será en beneficio de nuestro país. Estamos llamados a compartir para caminar juntos. Los pueblos indígenas no son algo distinto, son matiz, color, en la gran diversidad de la nación mexicana pluricultural.

Las Fuerzas Armadas son pueblo. En sus estructuras están personas de extracción muy humilde, de los pueblos indígenas, y son lanzados a las calles para garantizar la seguridad, cosa polémica. Ellos también tienen necesidades espirituales…

-Tuve la oportunidad de un diálogo donde se cuestionaron algunas actitudes de parte de la Iglesia. Algunas ideas en torno a la pobreza de los pueblos y la identidad religiosa católica en contraste con otras naciones avanzadas que tienen una fe distinta a la católica y apuntan hacia la riqueza. Además, se hizo énfasis en la necesidad de un trabajo espiritual específico. En corto, pregunté al director del Colegio si los integrantes de las Fuerzas Armadas se sienten atendidos efectivamente por la Iglesia, si Ella realmente les está sirviendo. Me respondió que, aunque existe la parroquia militar cercana al área de la Secretaría de la Defensa Nacional, a diferencia de las Fuerzas Armadas de otros países de Centro y Sudamérica, se extraña en México la figura del capellán militar. El director me decía que esto es una verdadera necesidad en la formación integral, tomar en cuenta la dimensión espiritual. Así llegamos al punto. Efectivamente, no podemos ver al hombre roto; al menos descubrí que en los militares hay apertura para crear un espacio para la atención, escucha, dirección espiritual o catequesis. Existe tal disposición y requieren de una atención especial por la dinámica propia de las Fuerzas Armadas. Confeccionar “el uniforme a la medida” y creo que la Iglesia puede brindarlo.

Ante la creación de la Guardia Nacional, ¿Podría existir mayor apertura para este trabajo al interior de los Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad?

-Sería muy bueno. ¿En quién confía la gente? Militares y marinos están en los primeros lugares y después viene la Iglesia. Es gente formada en valores; para ellos, honor y lealtad son importantes. Muchos son católicos, eso da la oportunidad de potenciación de tales valores. En otras corporaciones dedicadas a la seguridad, hace falta arraigarlos porque que la gente no los percibe. El pueblo tiene miedo a la policía, por ejemplo.

En la arquidiócesis de México, ¿Hay sacerdotes con la capacidad para atender a las Fuerzas Armadas?

-Esta misma pregunta me la hizo el arzobispo. Creo que quien se ocupe de esta atención debe tener una identidad clara con el trabajo de las Fuerzas Armadas sin prejuicio alguno. Debe compartir los mismos valores de honestidad y lealtad. Somos muchos sacerdotes en la arquidiócesis de México y sí, necesitamos explorar cuáles serían los mejores perfiles para realizar esta tarea urgente. El señor cardenal ha insistido en examinar quiénes podrían reunir el perfil adecuado al respecto.

Esta atención estaría centrada en la parroquia militar cercana a la Secretaría de la Defensa, pero la exigencia es a nivel nacional. ¿Existe algún Plan pastoral en el Episcopado Mexicano?

-Hay un obispo asignado a la atención de las Fuerzas Armadas, actualmente el arzobispo de Hermosillo, Mons. Ruy Rendón. Por otro lado, haciendo un repaso de los planteamientos del PGP 2031-2033, no descubro un hito concreto.

El tema lleva a la reflexión sobre la legislación en materia de libertad religiosa. Nuestras leyes al respecto son anacrónicas e inadecuadas al régimen de derechos humanos, además de la separación Iglesia-Estado…

-Sin duda el tema es el de la auténtica libertad religiosa. Hoy es acotada. Creo que se debe insistir en la apertura debido al reconocimiento de la nación pluricultural mexicana. Luchamos para que, en este país plural, todas las voces sean escuchadas y el ámbito religioso es plural igualmente. Ojalá podamos desterrar las actitudes anticlericales y contrarias a la Iglesia que aun persisten. Sabemos que, en este sentido, hay acercamientos muy importantes de las iglesias evangélicas al presidente de la República. Todos tenemos derecho a tocar a las puertas presidenciales, pero que sea en equidad y con el piso parejo.

Esta pluralidad religiosa tiene fuertes contrastes en las Fuerzas Armadas y cuerpos policiales de seguridad pública. Lo mismo podemos ver a un santero realizando ritos de protección como a pastores dando pláticas de superación y del amor de Dios… De existir eventualmente una capellanía católica militar, ¿Cuáles deben ser las primeras prioridades?

-De manera inmediata sería la atención de estos aspectos que comentamos. Capacitar agentes de evangelización porque los clérigos no nos daríamos abasto para esto. Formar equipos especializados de laicos que den cabida a procesos auténticos de manera ordenada. Ellos facilitarían a los pastores el trabajo de evangelización y de acuerdo con las necesidades de los hermanos en las Fuerzas Armadas que deben trasladarse, trabajar y operar en diversas regiones del país.

Sin embargo, por al principio de separación de los negocios civiles y eclesiásticos, la Santa Sede y México no podrían firmar un concordato o acuerdo para la atención pastoral de las Fuerzas Armadas bajo la figura de un vicario castrense nombrado por el Papa, ¿Estima que esta figura podría ser una posible solución, el uniforme espiritual hecho a la medida para las Fuerzas Armadas en México?

-Creo que sí. Desde luego hay que analizar todos los detalles. A nivel legal hay que picar piedra, pero sin duda hay esta necesidad de atención espiritual entre los militares. Esta es una pregunta muy sencilla que les formulé. ¿Se sienten atendidos y acompañados por la Iglesia? Y lo reiteraron: ‘Anhelamos lo que viven los militares en otras partes del mundo’.

Finalmente, ante la aprobación de las leyes secundarias de la Guardia Nacional, ¿podría darse una potencial militarización de la seguridad?

-Por lo que he percibido, hay una sensación de que esto es posible. Aunque las tendencias políticas decían estar en contra de la presencia militar, las promesas de campaña no se cumplieron. Hoy los militares realizan tareas de seguridad y no estoy seguro de que esto sea la solución cuando tenemos dos sexenios en los que se han aplicado estrategias contra el crimen organizado y los resultados no fueron los esperados. Continuar con la misma estrategia, o aparentemente la misma, con otro nombre, ¿será la solución al problema? No sé si con la Guardia Nacional realmente se estén atacando las causas de la inseguridad y de la violencia. Nos vamos por los efectos y el problema es más profundo. De no resolverse, sólo tendremos paliativos. Desde el 2010, los obispos han hablado de tener paz con dignidad, han mencionado el problema de legalidad, pero si sólo se trata de paliar los efectos sin llegar a las causas, no podremos tener una conversión auténtica. Todos los sectores sociales hemos fallado y necesitamos reconocer nuestros errores.

Después de esta invitación del Colegio de Seguridad Nacional, ¿Qué sigue?

-Sin duda se abren canales. El señor arzobispo está interesado en este campo. El hecho de enviar a uno de los auxiliares es muestra del interés para que exista apertura. Por lo pronto, en un plano más de amistad, he ofrecido a uno de los Generales del Colegio que cumplirá 30 años de matrimonio, celebrar su aniversario en Catedral metropolitana donde me encuentro ordinariamente. Lo importante es tender puentes.

mons chavita

En otro orden de ideas, usted ha sido ordenado al episcopado recientemente. Es uno de los obispos más jóvenes del país. ¿Cómo se ha sentido en esta nueva etapa de su ministerio?

-El más joven es el auxiliar de Guadalajara, Mons. Héctor López Alvarado (diciembre, 1973). Somos buenos amigos puesto que nos conocimos en Roma. Es un gran sacerdote; después sigue Mons. Carlos Enrique Samaniego (octubre, 1973) y Mons. Óscar Efraín Tamez Villarreal (septiembre, 1973), auxiliar de Monterrey y yo. Somos los cuatro obispos más jóvenes de México. Ha sido una gran experiencia, sobre todo por la gran acogida del clero. Fue una respuesta muy positiva. En general me he sentido muy bien recibido. Un aspecto que deseo destacar es algo que expresé al Santo Padre en una carta que dirigimos después de nuestro nombramiento. Le agradecí por haber elegido a un obispo de Xochimilco, lugar muy lastimado por los sismos. Era una comunidad que parecía se nos estaba rompiendo en las manos. Para la gente no fue sencillo vivir sin templo además de los numerosos daños en los barrios. Le escribía así al Santo Padre: ‘Con este nombramiento, el pueblo de Xochimilco se siente muy fortalecido, lleno de esperanza y alegre. Por eso le doy las gracias. Más que a mi persona, el que haya nombrado obispo al párroco de este pueblo, es un momento luminoso, así lo descubrí en la gente…’

Finalmente, ¿Qué mansaje daría a nuestros lectores dado su reciente nombramiento como pastor en la arquidiócesis de México?

-La Iglesia la vamos construyendo todos. Como dice el Papa Francisco, “Es madre y quiere mostrar ternura y cercanía”. Espero que de nuestro servicio como obispos siempre podamos mostrar esta apertura sin miedo a la Verdad y al Bien que Dios espera que hagamos a través del ministerio. Agradezco esta entrevista y el interés que vaya generando nuestra presencia en diversos medios. Es un privilegio que el señor cardenal nos pida hacerlo presente en diversos ámbitos para ser realmente un auxilio para él. Para mi es una gran bendición y gran aprendizaje.

Volver arriba