#sentipensares Círculos de Sara
Es la mujer que se le ríe a Dios de frente
| Luz Mery Bermeo de los Ríos
En 48 años de vida misionera, lo que más le ha gustado es el trabajo con los niños, las mujeres y la adecuada formación de catequistas, animadores de la fe. Pero, sobre todo, le llamaba la atención el papel de la mujer. Siendo consciente de la realidad colombiana que es patriarcal y machista.
Su primera experiencia con mujeres fue en el sur de Bolívar, allí, a pesar de la violencia, las mujeres levantaban la voz, se defendían, hablaban, trabajaban. Siempre se reunían en las cocinas, tomaban tinto, agua de panela o chicha, conversaban y reían, echaban chistes.
Con los años, surgió una nueva forma de encuentro llamada colcha de retazos y al calor de un chocolatico, se dieron conversaciones más profundas, algunas contaban cómo sus maridos las maltrataban, como les tiraban el pelo, las obligaban a estar con ellos… cada diálogo iba quedando en el corazón. Este espacio sagrado de encuentro y liberación a través de la palabra se transformaba dependiendo las circunstancias.
Encontrar el equipo misionero y ser acogida por ellos, fue una conversión, como llegar a un mundo distinto y así empezó el trabajo con las comunidades indígenas, el cual se ha extendido por más de 30 años. Allí conoció la organización de las mujeres, movimiento de la mujer, eran fuertes, mujeres empoderadas, trabajadoras. Se realizaban dos asambleas al año, con la presencia de más de 500 mujeres.
Con estas mujeres, se sentaba a escuchar sus historias y ellas se reían y conversaban, pero siempre tejiendo, en una reunión o en la Eucaristía, ellas estaban tejiendo, allí están ellas conectadas, esa es su espiritualidad, es su corazón, ellas van tejiendo historias. Cada figura tiene un significado y a medida que van tejiendo lo van vivenciando.
Le cayó un libro en sus manos: Bendición original, no pecado original. En la medida que leía el libro, descubrió un paralelo entre la escala de Jacob y el círculo de Sara. La escala de Jacob, habla del patriarcado, del varón, del Dios Padre, el Dios poderoso y el círculo de Sara, que es el Dios sonriente, el Dios amable, el Dios circular, que abraza, que ama y decidió llamar los encuentros círculos de Sara. Sara que es la mujer que se le ríe a Dios de frente.
En los círculos de Sara, las mujeres nos sentamos, conversamos, descubrimos a Dios con ojos de mujer, leemos la palabra con sentimientos de mujer y tenemos la sensibilidad en cada momento: en la tacita de chicha, en el platico de sancocho, en el niño que lloró y la mamá lo cuido, lo amamanto mientras conversamos.
Los círculos de Sara, no tienen un lugar físico, pero Esperanza, ha hecho un propósito de instaurar un círculo en el lugar a donde ella vaya, donde encuentre una o dos mujeres. Algún día, cuando ya no pueda trasladarse, le dará un lugar físico al círculo de Sara.
Y por eso, hoy puedo decir que la Esperanza está viva, pues mientras haya mujeres como ella, sencillas, humildes, inteligentes, entregadas y dispuestas a crear círculos, donde la presencia de Dios se haga viva, hay Esperanza, hay ilusión, hay alegría, escucha y la posibilidad de construir un mundo al ritmo de las mujeres, con sabor a madre, a ternura, a cocina, a cotidianidad y al mismo tiempo a valentía, liderazgo, sororidad, libertad y mucho más… Gracias María Esperanza Córdoba Sosa, por permitir que mi vida se nutriera de la riqueza de tu misión.