#cuaresmafeminista2025 ¿CÓMO ENTENDEMOS Y VIVIMOS LA CUARESMA LAS MUJERES FEMINISTAS?

Convocatoria abierta
¡Anímate a participar!
| Mª Luisa Paret García
Abecedario cuaresmal…
Agradecidas por la vida como don, regalo del Creador que nos invita a cuidar la Tierra, la casa común, pues “estamos íntimamente conectados y somos responsables de su cuidado” (Laudato SI, 246). La cuaresma nos invita a cuidar lo débil, lo vulnerable…
Besar y abrazar toda vida humana, especialmente la de aquellos que se encuentran en situación de riesgo extremo: desplazados, refugiados, hambrunas… porque “todos somos hermanos y hermanas” (Fratelli tutti).
Caminando juntas sin hacer distinción de razas, etnias, estatus social, sexo, credos,como hicieron nuestras ancestras, bisabuelas, abuelas, que nos enseñaron a cuidar, a respetar, a rezar, que tuvieron que emigrar en tiempos de carestía, de conflictos… ellas nos abrieron un camino tenazmente, con pocos recursos, solas… “Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros/as, como estuvo con nuestros antepasados” (1 Re 8,57)
Danzando con alegría porque Dios está en medio de ti, se regocijará por ti y su amor por nosotras nunca se acabará… (Sof 3,17); el camino a la Pascua suena a música, tiene olor a romero, a tomillo, a pan amasado que será partido y repartido…
Se encarnó en ti, mujer, “y el Verbo se hizo carne, y puso su tienda entre nosotras” (Jn 1,14), pues “Antes de formarte en el vientre te escogí, antes que salieras del seno materno, te consagré… irás a donde yo te envíe… no les tengas miedo pues yo estoy contigo para librarte…” (Jer 1,5-8)
Favoreciendo… Gracias porque te he visto latiendo en los bancales, favoreciendo, urdiendo, los tiernos esponsales del verdor con la tierra, la rosa con la rama. Gracias porque me enseñas a ser en lo que era, a olvidar mis estiajes en esta primavera... Gracias porque es llegado el tiempo del que ama. (Oración en una primavera, José García Nieto)
Gracias, Abbá, “porque eres bueno porque es constante y eterno tu amor conmigo”. Intervienes en lo escondido, haces grandes maravillas: la fuerza del universo, el misterio de todo ser humano, me sacas de mis dudas, de mis miedos con mano fuerte como un amigo bueno… me llevas al desierto, pero vienes conmigo y me guías a tu estilo haciendo brotar fuera aquello que tú, pusiste escondido… (Salmo 136).
Hágase tu voluntad. “Dame tu corazón”, dice Dios, porque “donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Mis tesoros: personas, lugares, ocupaciones, experiencias del pasado, sueños y esperanzas del futuro… también sombras, amenazas en el presente y a cada una de ellas le digo bajito a Dios: “Hágase tu voluntad”, y a cada una de las personas que amo les digo con ternura: “Eres muy querida para mí, pero no eres mi vida; tengo un destino que buscar que es distinto de ti”, y les digo a las cosas que parecen ser parte integrante de mi propio ser, incluso le digo a mi vida que un día sucumbirá ante la muerte: “Os quiero mucho pero no sois mi vida. Mi vida y mi Pascua son distintos de vosotros”. Sola ante el Abbá le susurro: “Tú, Señor, eres mi vida. Tú eres mi destino” (Tony de Mello, sj) ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? (Sal 42,2-3)
Iglesia, sinodal, peregrina, inclusiva, donde caben “todas, todas, todas”, comunidad de las que son llamadas, así como somos, con limitaciones, con problemas, justas y pecadoras, comunidad de hermanos y hermanas, hijos e hijas de un mismo Abbá. Estamos bautizadas, ungidas por el mismo Espíritu-Ruah. Seguimos trabajando para que se reconozca la participación plena de las mujeres en los órganos consultivos, de discernimiento y de decisión en la vida eclesial y el ejercicio de cualquiera de sus ministerios. Urge la desaparición de todo tipo de discriminación por razón de género, sexo y estado. ¿Para cuándo la igualdad y el discipulado de iguales que Jesús inauguró?
Llanto por aquellas que sufren las consecuencias de las guerras, las injusticias, la enfermedad, la violencia. En esta Pasión perenne, provocada por los poderosos y opresores de todos los tiempos, te acompañamos, Jesús, con una esperanza crucificada. “¡Ay de los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis!” (Lc 6,25)
Misericordia. Se es misericordioso perdonando a los otros/as y ayudando a los/as que se encuentran en apuros. Mateo añade una conclusión que hace del perdón una condición para entrar en el reino de los cielos (18,21-22.35). Es la perspectiva del Padrenuestro: Perdónanos… así como nosotras perdonamos”. Mostrarse misericordiosa es también ayudar a todos/as los/as que están necesitados/as, comose lee en el texto del juicio final (25,31-46); aunque aquí no aparece la palabra misericordia, Mateo incide en las buenas obras que son accesibles a todo el mundo.
Nazareno, te vemos procesionar por nuestras calles, plazas, pueblos, ciudades de España y de otros lugares. Quiero creer que eres imagen de la interioridad del corazón doliente, coherente con la vida y la praxis de cada uno/a. Jesús de Nazaret presente en cada rostro de dolor, de abandono, supervivientes en tiempos de guerra, migrantes que escapan del hambre, de la violencia, pobres sin techo, privados/as de libertad en las cárceles, mujeres prostituidas y explotadas por mafias, niños y niñas soldado, abusadas, explotadas, huérfanos/as sin familia, sin protección, mujeres sin rostro, con burka, sin derechos, sin libertad, niñas y jóvenes casadas por conveniencia. Tu rostro nazareno expresa el dolor del mundo (Is 53,4).
Oración que es diálogo íntimo, profundo de Dios en mí. Oración que es grito y clamor (Sal 130), acción de gracias: porque Tú me sondeas y me conoces (Sal 139), de súplica (Sal 6), de arrepentimiento: abrázame y tu amor me cambiará el corazón (Sal 51), de alabanza (Sal 145; 146), como Jesús nos enseñó a orar (Mt 6,6-9; Mc 11,24; Lc 18,1). Cuaresma tiempo de confidencias, de confianza, de gozosa espera…
Participación porque cada uno/a de nosotras somos protagonistas de un mundo mejor, Tú nos dijiste que no hay que esperar a ser servidos, sino servir tan solo con los dones recibidos, ser voz de los/as sin voz, y nos mandaste: Id por todo el mundo (Mc 16,15-18) a anunciar la Buena Noticia, a gastar la vida amando y sirviendo a los hermanos y hermanas (Mt 16,24-25), viviendo la fraternidad, la sororidad, dándonos el gusto de vivir una vida compartida, de recibir agradecidas para dar sin esperar nada a cambio.
Resurrección anunciada, promesa de una Vida en plenitud que se gesta y se saborea ¡ya!, en el presente que nos toca vivir. Somos, además, cauce de resurrección para los pequeños, si vivimos en verdad, disponibles, sin dobles intenciones, libres para obrar o no obrar, o para elegir la forma de hacerlo. Libertad frente al pecado, la ley o la muerte. Esa es la vocación propia de los/as hijos/as de Dios (Gal 3,26-29).
Salvación que se recibe por pura gracia de Dios (Hch 15,11), al creer en Jesucristo (Lc 7,50) (Rom 14,8) y confesar la fe en el bautismo (Mc 1,11; Mt 3,17; Lc 3,22) comohijas amadas de Dios. Cuaresma, darnos cuenta de nuestra filiación, de la salvación que acontece constantemente en mí y también, ser instrumento de ella entre nosotros/as.
Testigos. Las mujeres desde el comienzo de la predicación de Jesús en Galilea, apóstolas, discípulas y las primeras testigos de su resurrección (Lc 24,8-11; Mc 16,7; Mt 28,8-16; Jn 20,1-8), compartiendo caminos, mesa, audacia, presentes en la cena de despedida, acompañándolo hasta la cruz, contemplando en la distancia a la espera de poder ungir su cuerpo con perfumes y aceites. Todas, junto a María, su madre, Mª Magdalena… Miróforas, mujeres portadoras de mirra en la mañana de Pascua, mujeres que atienden a los cuerpos heridos de la historia y en las madrugadas del mundo. También nosotras, hoy, celebrando la Pascua de una humanidad aun doliente, incompleta, pero que será definitiva, eterna, gozosa (2 Cor 4,14).
Cuaresma, preparación íntima, personal, comunitaria del acontecimiento mayor de nuestra fe.