Que hermoso y reconfortante es repetir las palabras del Salmo 119 “TU PALABRA ES LÁMPARA QUE GUIA MIS PASOS…” eso es la Sagrada Escritura para cada una de nosotras: LUZ, PAZ, DESCANSO DEL ALMA, GUIA EN EL CAMINO.

Hoy me alegro con todas mis hermanas lectoras y hermanos lectores compartiendo este trozo del Evangelio de Marcos en nuestro ya II Domingo de Cuaresma. Meter algo de la Lectio anterior

Hoy miramos a Jesús regalándonos un pequeño anticipo de la Gloria venidera, un JESÚS conversando con Moisés y Elías, transfigurado y resplandeciente, sus ropas bellamente blancas como el paraíso lleno de luz y de paz; el Maestro ha invitado a este evento a tres de sus más cercanos discípulos: PEDRO, SANTIAGO Y JUAN, para seguir aprendiendo de Él, para seguir siendo testigos del camino que nos llevará a TRASFIGURARNOS UN DIA EN LA VIDA QUE HA DE LLEGAR (no la llamo muerte, es el otro lado de la eternidad) La Trinidad se hace presente en ese evento majestuoso e imponente, tan imponente que les asusta a los discípulos y se llenan de miedo, no alcanzan en ese momento a comprender la moraleja de esa experiencia MÍSTICA: no comprenden que: ES NECESARIO PADECER UN POCO ANTES DEL GOZO DE LA RESURRECCIÓN… y Pedro quiso negar esta realidad así que  Jesús le llama satanás por intentar persuadir al Maestro, cambiando los planes de su misión.

Hoy reviviendo este pasaje de la escritura en mi mente y en mi corazón, me atreví a poner en el mismo acontecimiento, no a los tres discípulos, sino a tres bellas mujeres, que bien puedes ser tú si lo deseas, puedo ser yo o cualquier mujer seguidora de Jesús. ¿Cómo sería esta experiencia con mujeres luchonas como cada una de nosotras? ¿Qué actitud tendríamos ante esta experiencia de amor? Cuán diferentes quizá serían las respuestas que encontraría nuestro Señor de parte de nosotras, simplemente porque somos mujeres que hemos resurgido del sufrimiento, porque nos sabemos levantar de entre las cenizas, porque asumimos el dolor no como un fin, sino como un trampolín para llegar a la madurez espiritual y al premio final.

Cada mujer se enfrenta con una Cruz que en muchas ocasiones nos la impone el patriarcado y la cultura misógina y machista en la que vivimos; pero, aun así, sabemos encarar con paz los retos que se puedan presentar. Hoy vemos a un Jesús transfigurado, amamos el momento, pero no nos quedamos estáticas como los discípulos que pretendían por la confusión que sentían, quedarse ahí armando unas tiendas…¡NO! la vida sigue y es rumbo a Jerusalén, rumbo a la Cruz para cumplir una misión, donde se impone más la alegría que el dolor: EN DOLOR ES PASAJERO, LA FELICIDAD ES ETERNA.

Solamente en nuestro corazón queda impregnada la voz del Padre que nos ha pedido ESCUCHAR A SU HIJO AMADO… y esa es la misión de cada día: escucharlo en cada mujer que ha sido silenciada, escucharlo en los más vulnerables, en los más pequeños, escucharlo en cada mujer que tiene algo que gritar al mundo. Porque Jesús está en ti hermosa mujer que te han hecho callar, porque Jesús está en ti hermosa mujer que te han quitado tu lugar, pero, aprende y siente de verdad QUE TU ERES LA HIJA MUY AMADA DEL PADRE, y un día TODAS SEREMOS ESCUCHADAS un día el dolor habrá pasado y seremos TRASFIGURADAS CON JESÚS Y EN JESÚS.