#advientoenclavedemujer A propósito de la apertura de Notre Dame
| Luz Estela (Lucha) Castro
La reapertura de Notre Dame, marcada por una misa católica en la que arzobispos y sacerdotes vistieron sotanas de alta costura diseñadas por Jean-Charles de Castelbajac, contrasta de manera alarmante con el mensaje evangélico que recordamos en Navidad. Jesús, en la parábola del Buen Samaritano (Lc 10:25-37), nos llama a estar al lado de quienes, se encuentran “tirados a la vera del camino.” Este mensaje nos invita a poner al centro de nuestra vida la compasión, el servicio y la solidaridad, no el lujo ni los privilegios.
El Evangelio también nos advierte: “No se preocupen por lo que han de vestir” (Mt 6:28-30), porque lo esencial no está en las apariencias sino en el corazón y en la justicia. Sin embargo, en un mundo lleno de desigualdad, los líderes religiosos optaron por la ostentación en lugar de testimoniar la sencillez de Jesús, quien vivió entre los pobres y nunca buscó adornos ni reconocimientos mundanos. Este despliegue de alta costura en el clero es una expresión de un sistema eclesiástico que sigue alejándose del mensaje liberador de Cristo.
Desde una perspectiva de teología feminista, esta ceremonia enfatiza además las exclusiones históricas dentro de la iglesia. Las sotanas lujosas que celebran el poder jerárquico invisibilizan nuevamente las luchas de las mujeres que, desde los márgenes, han sido el corazón vivo de las comunidades cristianas. Las mujeres, que han vestido la túnica del servicio silencioso, siguen siendo excluidas de los espacios de decisión y protagonismo.
En esta Navidad, más que nunca, recordemos que el verdadero espíritu cristiano no está en las ropas costosas ni en los vitrales que simbolizan privilegios, sino en la respuesta activa a los gritos de quienes más sufren. Celebrar el nacimiento de Cristo nos invita a caminar con él en su humildad, vistiendo, no de lujo, sino de amor, justicia y compromiso con los más vulnerables.