Dialogo interior

¿Alguna vez se nos ha ocurrido pararnos y hablar con nuestro “yo”, nuestro “ego”?, supongo que no demasiadas veces. ¿Os habéis preguntado por qué algunas personas, que seguro todos conocemos, nunca las hemos visto sonreír y sí gritar, con mal humor o discutir habitualmente? ¿Qué sienten, cómo se sienten, por qué actúan así…?
Lo que nos hace sufrir no nos gusta y una de esas cosas es identificarnos con nuestro “yo”.
Partimos de una realidad interna con la que aunque nos resistamos, nos sentimos identificados y automáticamente, lo que hacemos, es tomar distancia. Al no afrontar nuestro problema, nuestra forma de ser, identificándonos con algo que no nos agrada, instintivamente huimos de ello.
Nuestro “yo” es nuestra identidad psicológica que tenemos que saber integrarla conscientemente, amándonos a nosotros mismos, porque el amor es lo que integra a la persona y cuando éste no está bien integrado es por lo que actuamos con esa brusquedad frente a los demás.
En el “yo” me identifico. Este “yo” tiene ideas o sentimientos hacia Dios, un Dios que me libera e inspira. Cuando se es capaz de dialogar con Él, la persona aprende a mirarse “desde fuera de sí misma” porque se siente reconocida y amada por Alguien que seamos como seamos siempre va a estar ahí para tendernos su mano.
Cuando uno se acepta, le ayuda a crecer y lo hace interiormente, en libertad, apostando por la Vida con mayúsculas.
Si somos capaces de llegar a este punto, habremos dejado de lado a ese “yo”negativo y conseguido aceptarme con paz porque me siento aceptado.
Volver arriba