El prefecto para el Diálogo Interreligioso en la II Cumbre Internacional de Líderes Religiosos Koovakad y Malasia: "El diálogo interreligioso sana derribando las barreras del miedo, la ignorancia y el odio"

Cardenal George Jacob Koovakad en la cumbre  Internacional de Líderes Religiosos en Kuala Lumpur, Malasia
Cardenal George Jacob Koovakad en la cumbre Internacional de Líderes Religiosos en Kuala Lumpur, Malasia

Esta es la "gran responsabilidad" que tienen los líderes religiosos en el mundo contemporáneo, subraya el cardenal George Jacob Koovakad en una intervención pronunciada hoy, 28 de agosto, en Malasia durante la segunda Cumbre Internacional de Líderes Religiosos

El evento, que se celebra en Kuala Lumpur, tiene como tema 'El papel de los líderes religiosos en la resolución de conflictos' y ha sido organizado por la oficina del primer ministro de Malasia, en colaboración con la Liga Musulmana Mundial (Muslim World League)

"Estamos interconectados, somos interdependientes, y ninguna nación, ninguna religión, ningún líder puede afrontar por sí solo los retos actuales", afirma el prefecto

(Vatican News).- Alzar «la voz contra la violencia y la discriminación injusta, afrontar con valentía las causas que están en el origen de los conflictos y posicionarnos con firmeza a favor de la protección de nuestra casa común». Esta es la «gran responsabilidad» que tienen los líderes religiosos en el mundo contemporáneo, subraya el cardenal George Jacob Koovakad, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, en una intervención pronunciada hoy, 28 de agosto, en Malasia durante la segunda Cumbre Internacional de Líderes Religiosos.

El evento, que se celebra en la capital del país, Kuala Lumpur, tiene como tema «El papel de los líderes religiosos en la resolución de conflictos» y ha sido organizado por la oficina del primer ministro de Malasia, en colaboración con la Liga Musulmana Mundial (Muslim World League).

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«Estamos interconectados, somos interdependientes, y ninguna nación, ninguna religión, ningún líder puede afrontar por sí solo los retos actuales», afirma el prefecto. Colaborando con «los gobiernos, la sociedad civil y los medios de comunicación» y escuchando «las voces que demasiado a menudo ignoradas» de las mujeres, los niños, los jóvenes y otros, el cardenal exhorta a «reavivar la energía espiritual de nuestras comunidades, guiando los corazones hacia la compasión y la comprensión».

Il cardinale George Jacob Koovakad al Summit internazionale dei leader religiosi

Las religiones y los conflictos

En su intervención, el cardenal identifica tres formas en que los líderes religiosos pueden «contribuir a la prevención, la resolución y la recuperación de los conflictos».

La primera es comprometerse a ser «voces de paz y no de violencia». «Hablemos claro: los líderes religiosos nunca deben incitar al odio», afirma Koovakad. «Nunca debemos promover, justificar o tolerar la violencia. Nuestra vocación es más alta: prevenir el mal, resolver disputas y sanar divisiones. Siempre debemos fomentar soluciones no violentas a los conflictos. Solo así podremos construir un mundo digno de nuestra humanidad común».

"Las raíces del conflicto suelen estar en la pobreza, la desigualdad, la manipulación política, la exclusión y las profundas heridas de la injusticia"

El cardenal destaca que la religión «a menudo es acusada de ser la raíz de los conflictos» o «es explotada» como «un instrumento conveniente para alimentar la división o justificar la agresión». Por el contrario, reitera que «las raíces del conflicto suelen estar en la pobreza, la desigualdad, la manipulación política, la exclusión y las profundas heridas de la injusticia», y que la división surge del uso «indebido del poder, de las fracturas sociales no sanadas y del corazón humano cuando se aleja de la justicia, la compasión y la búsqueda de la verdad».

Sin embargo, reconoce que a lo largo de la historia «algunos líderes religiosos han contribuido, directa o indirectamente, a provocar o desencadenar conflictos», especialmente si se observan fenómenos «como el extremismo religioso, los movimientos políticos étnico-religiosos y el fundamentalismo». Debemos «reconocer con honestidad», continúa Koovakad, «que en nuestras tradiciones hay individuos y grupos que, en nombre de la religión, han sembrado la división, cometido actos de violencia y causado destrucción», o incluso han reinterpretado o distorsionado «las escrituras, la tradición y la historia para justificar la violencia», perpetuando «la discriminación» y privando «a otros de sus derechos legítimos, entre ellos la libertad de religión».

La fe nunca debe ser un arma

Por eso, insiste el prefecto, los líderes religiosos están «llamados» a recordar a sus «comunidades que la fe nunca debe ser un arma», sino «una fuerza que sana». Y cita además las palabras del Papa Francisco en su último mensaje pronunciado en Pascua, en el que hacía un llamamiento a todos aquellos que «tienen responsabilidades políticas para que no cedan a la lógica del miedo». El cardenal Koovakad aplaude luego los encuentros e iniciativas que promueven la paz y el diálogo, como la Cumbre Internacional de Líderes Religiosos, el Documento sobre la «Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común» o la Declaración de La Meca o la Carta de La Meca.

"Los líderes religiosos están llamados a recordar a sus comunidades que la fe nunca debe ser un arma, sino una fuerza que sana"

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La sanación y la justicia

El cardenal Koovakad aclara luego que los líderes religiosos no pueden «descansar serenos ni dormir en paz» ante «un mundo en el que resuenan el grito de una humanidad herida y el grito de una tierra herida», especialmente el de «los niños, las mujeres y los pobres». «Como líderes religiosos, estamos llamados a alzar nuestras voces en favor de quienes sufren injustamente en los conflictos», «a hablar con equidad y valentía» y «a sanar, porque al final seremos juzgados por nuestros actos de misericordia y compasión», explica el cardenal.

"Sanar es una invitación a las víctimas y a las partes implicadas a reflexionar sobre la posibilidad de una nueva humanidad a través de la reconciliación"

«La religión tiene en sí misma un poder único para sanar las heridas», añade, «a través del perdón, pero también a través de la aplicación equitativa de la justicia y sin ocultar la verdad». Sanar es una invitación a las víctimas y a las partes implicadas «a reflexionar sobre la posibilidad de una nueva humanidad a través de la reconciliación». De hecho, continúa Koovakad, «la paz verdadera y duradera comienza sanando las heridas íntimas de la humanidad. Solo cuando se sanen los corazones, el mundo que nos rodea podrá prosperar en paz y armonía».

La importancia del diálogo interreligioso

Por último, la última forma que propone el cardenal para que los líderes religiosos puedan «crear un futuro de paz y solidaridad» en un mundo «herido por la desconfianza, el odio y el extremismo» es tener «el valor de derribar los viejos muros y dejar de construir otros nuevos», creando también «nuevos puentes» de solidaridad. De hecho, el prefecto señala el diálogo interreligioso como un camino que desde hace décadas derriba las barreras «del miedo, la ignorancia y el odio».

Destaca, por ejemplo, el compromiso de la Iglesia que, tras la publicación de Nostra aetate, la Declaración conciliar sobre las relaciones con las religiones no cristianas, a través de los distintos pontífices «desde Pablo VI hasta Francisco y ahora León XIV», se ha acercado a las religiones «desde los musulmanes hasta los budistas, los judíos, los hindúes, los jansenistas, los sijs, los taoístas y los seguidores de las religiones tradicionales». Recuerda también las primeras palabras de León XIV a los representantes de otras tradiciones religiosas, en las que decía que cada comunidad «aporta su propia sabiduría, compasión y compromiso por el bien de la humanidad».

"El cardenal señala el diálogo interreligioso como un camino que desde hace décadas derriba las barreras del miedo, la ignorancia y el odio"

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