(Vicente Cárcel Ortí, en L'Osservatore).- Monseñor Montini había seguido desde la Secretaría de Estado la negociación formal del concordato de 1953 con España; un concordato insostenible tras el Vaticano II. Por ello, dos años y medio después de la clausura del Concilio comenzaron por iniciativa de Pablo VI las primeras gestiones para una revisión profunda del texto concordatario. El primer gesto lo hizo el mismo Papa cuando pidió por escrito al general Franco, el 28 de abril de 1968, que renunciara al privilegio de presentación de los obispos antes de la posible revisión concordataria dejando a la Santa Sede libertad para tales nombramientos sin observar los vínculos hasta entonces existentes. El Vaticano no quería de momento más que conseguir la renuncia al privilegio de presentación, pero el Gobierno pretendía la negociación global de un nuevo concordato.
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