Una sonata bien española

Sonata K. 192, Scarlatti

¡Feliz jueves! Y, sin embargo, no proviene de un compositor español pero que se apegó tanto a nuestro país que llegó a morir en Madrid. Así era ese maestro, cuyo nombre fue incluso españolizado porque su apellido era algo complicado de pronunciar.

Domenio Scarlatti

Como no podía ser menos, me refiero a Domenico Scarlatti (1685-1757), compositor italiano nacido en Nápoles. Es otro, junto con Handel y Bach, de los nacidos en 1685; los madrileños lo llamaban don Domingo Escarlata. De los tres fue el único que trascendió un poco el lenguaje barroco y el que llegó a casi poner el pie en lo que posteriormente sería la época clásica. Y ello quizá gracias a que el gran artífice de todo esto fue su padre Alessandro Scarlatti, quien hizo que su hijo se viese totalmente inmerso en el ambiente operístico. Su biógrafo (de Domenico) Ralph Kirkpatrick dijo que debió absorber la música de una forma tan natural a com respiraba. De compositor y organista de la corte de Nápoles pasó a Venecia, Roma y, finalmente, Lisboa, Sevilla y Madrid.

Vamos a escuchar su Sonata para teclado en mi bemol mayor, K. 192. Justo esa K del título se refiere a Kirkpatrick, quien catalogó sus composiciones. Como es habitual, nos encontramos con un logradísimo contrapunto, lleno de estilo, ritmo y alegría. Con solo dos voces y unos patrones melódicos que Scarlatti sabe repetir (pero nunca sonando igual) para hacernos bailar. Las repeticiones no hacen sino subrayar el ambiente barroco, pero galante, general. Las sonatas de Escarlata de este tipo tienen la particularidad de que, sencillamente, nos alegran el día.

La partitura de la obra puede descargarse aquí.

La interpretación es de Scott Ross al clave.

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