María José Viñas, responsable de comunicación en español de la NASA El universo ya habla tu idioma

María José Viñas, en la NASA
María José Viñas, en la NASA

A partir de este 2021, el universo y sus secretos se van a acercar como nunca a la comunidad hispanohablante. Y lo van a hacer de la mano de una española: se llama María José Viñas (Barcelona, 1977) y acaba de ser nombrada responsable de comunicación en español de la NASA, un departamento de nueva creación y propuesto por ella misma tras varios años trabajando en la agencia espacial estadounidense

Licenciada en Veterinaria y en Periodismo, cursó un máster en Periodismo Científico en la UC Santa Cruz gracias a una beca de la Fundación ”la Caixa”. Además de multiplicar el alcance de la información científica, Viñas también quiere destacar el trabajo de las personas hispanohablantes que desempeñan su labor en la NASA.

¿Siempre te ha interesado comunicar?

Cuando era pequeña decía que quería ser granjera y astronauta ¡y acabé siendo primero veterinaria y, ahora, comunicadora para la NASA! Aunque siempre me ha gustado leer. Lo que pasa es que el sistema educativo te obliga a elegir si dedicarte a las ciencias o a las letras demasiado pronto. Y creo que a esa edad todavía no sabes a qué te quieres dedicar el resto de tu vida.

¿Y qué elegiste en ese momento?

A mí me gustaban las dos cosas, pero algún profesor me debió aconsejar que escogiera las ciencias, porque me serían más útiles. Así pues, elegí veterinaria porque me gustaban los animales, aunque luego vi que realmente no se trataba de eso (ríe).

¿No?

Cuando estaba en tercero de carrera ya me di cuenta de que no era lo que esperaba, pero la terminé. Y cuando llevaba dos años ejerciendo, decidí dejarlo. Fue una decisión muy dura, porque me había esforzado mucho, y mis padres estaban decepcionados y preocupados por mi futuro. Pero no me lo impidieron.

María José Viñas comunicación en español NASA

Y te decidiste por el periodismo. ¿Por qué?

Porque pensé en que siempre me había gustado leer y escribir, así que empecé el segundo ciclo en la Universidad Pompeu Fabra. Yo misma me lo pagué. Estaba encantada porque éramos unos 40 alumnos y alumnas que veníamos de otras carreras y el hecho de haber encontrado la vocación más tarde nos unió mucho. Éramos como una familia. Fue estupendo e hice buenas amistades durante esa época.

Cuando te licenciaste, ¿ya tenías claro que querías dedicarte a la divulgación científica?

No, para nada. Durante un tiempo quise ser corresponsal de guerra, o en un país extranjero. Pero cuando empecé a trabajar, un profesor me pidió que hiciera un reportaje sobre el boom de la investigación en biomedicina en Barcelona y me gustó. Entrevisté a varios científicos y científicas y me parecieron personas muy entusiastas con su trabajo, en un campo en el que siempre había avances. Y eso me enganchó, así que empecé a mirar cómo podía especializarme en esta rama.

Y entonces se abrió la oportunidad de estudiar un máster en EE. UU. gracias al Programa de Becas de la Fundación ”la Caixa”. ¿Cómo la conseguiste?

Las becas de la Fundación ”la Caixa” eran bastante conocidas. De hecho, yo ya había pedido una cuando quería ser corresponsal, pero no me la concedieron. Sin embargo, cuando pedí la beca para estudiar comunicación científica, destaqué el impacto positivo de la investigación en la economía de un país y cómo se necesita el apoyo de la ciudadanía para que esto avance, y a la vez describí cómo mis estudios me capacitarían para poder explicar la ciencia de manera clara al público… y me la dieron.

Y ahí empezó tu camino hacia las estrellas…

Elegí el máster de la UC Santa Cruz porque era el más antiguo del país, llevaban más de dos décadas impartiendo la especialidad de Periodismo Científico. También porque daban mucha importancia a la formación práctica, algo que aproveché para aprender a redactar bien en inglés. Trabajé en periódicos locales, gabinetes de prensa, en el pódcast del proyecto SETI, en un estudio de producción de documentales en Monterey… hasta que terminé y me contrataron en la American Geophysical Union (AGU).

¿Cómo fue el salto de la AGU a la NASA?

La AGU es la asociación más grande de ciencias de la tierra y del espacio. Tocaba muchos temas que también tratan en la NASA y, cuando vi que necesitaban a alguien familiarizado con las ciencias polares, me presenté. Y me seleccionaron.

Y ahí te diste cuenta de que la comunicación en español se podía potenciar.

Sí, aunque no es algo que haya empezado ahora, pero lo que había estaba muy disperso y, pese a que mi trabajo era en inglés, con frecuencia me pedían ayuda para hacer cosas en español: durante la misión Icebridge llevé un blog desde Groenlandia, cuando se lanzó la sonda Maven ayudé a organizar una rueda de prensa y hace unos años me pasaron la cuenta de Twitter de la NASA en español porque la persona que la llevaba se fue de la agencia. Lo hacía voluntariamente, hasta que hace casi dos años dije “bueno, se acabó”. Y presenté un proyecto piloto en la sede central.

¿De qué trataba?

Consistía en varios pasos básicos. Por ejemplo, localizar toda la información en castellano que hubiera en la NASA y a los empleados y empleadas que lo hablaran, porque no había una base de datos central, aunque sí varias asociaciones de trabajadores hispanohablantes muy activas, sobre todo en el Johnson Space Center. También propuse potenciar la presencia de la NASA en español en las redes sociales y crear más conexiones con los medios en español, que aquí hay muchos. Lo aprobaron, lo he estado haciendo este último año y medio a media jornada y a finales de año me propusieron trasladarme al Departamento de Comunicación de la sede central para dedicarme en exclusiva y a tiempo completo a la divulgación en español.

¿Hay algún tema que te haga especial ilusión comunicar?

A mí me gustan mucho las ciencias de la tierra, guardan un lugar especial en mi corazón. La gente, cuando piensa en la NASA, piensa en los astronautas, en los cohetes, las galaxias, y no tanto en la Tierra, pero este es el planeta que la NASA ha estudiado más a fondo. El registro de temperaturas es algo que empezó aquí, y los cambios en el Ártico y la Antártida no se hubieran podido medir bien sin los satélites de la agencia. Claro, las misiones espaciales son más espectaculares e inspiradoras y no dan tantas malas noticias como las que nos trae últimamente la Tierra…

¿Qué les dirías a los estudiantes que, como tú, quieran impulsar o redirigir su carrera?

Ahora trabajo mucho con becarios, y veo que algunos están muy angustiados con veintipocos años. Quieren tener la certeza de cuál va a ser el siguiente paso, saber si van a encarrilarse bien y llegar muy rápido a sus objetivos. Pero la vida no es una línea recta, a veces da giros, otras no sabes muy bien a dónde vas… Mientras hagan las cosas que les gustan y den lo mejor de ellos, seguro que llegarán al lugar adecuado.

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