Parodia y crítica de los agüeros en el Quijote



En el siglo XVI se produjo una eclosión de tratados reprobatorios y escépticos contra la magia negra y contra las supersticiones en general. En 1599 y 1600 se publicaron en Lovaina las "Disquisitionum magicarum" (De las disquisiciones mágicas), del jesuita Martín Antonio del Río (1551-1608), una de las obras más importantes sobre magia, brujería y demonología escritas en su época en Europa, que sería reeditada posteriormente en otras ciudades universitarias. Cfr. Enciclopedia Universal DVD ©Micronet S.A. 1995-2002.

Imagen: Sancho amigo, la noche se nos va entrando a más andar, y con más escuridad de la que habíamos menester.

Articulación diegética: Previsible entrada nocturna de don Quijote en El Toboso

Texto ilustrado por Gustave Doré e interpretado pictóricamente por Salvador Tusell:

"—Sancho amigo, la noche se nos va entrando a más andar, y con más escuridad de la que habíamos menester para alcanzar a ver con el día al Toboso, adonde tengo determinado de ir antes que en otra aventura me ponga, y allí tomaré la bendición y buena licencia de la sin par Dulcinea"

El Q. II.8.3.

Légende de l'édition française :

[Tome II. Seconde partie. Pl. en reg. p. 54 : Don Quichotte et Sancho Panza s'apprêtent à passer la nuit à la belle étoile avant d'approcher la ville du Toboso.] "Ami Sancho, plus nous avançons, plus la nuit se ferme".

Contexto del texto ilustrado:

Capítulo Octavo. Donde se cuenta lo que le sucedió a don Quijote yendo a ver su señora Dulcinea del Toboso..


3. —Sancho amigo, la noche se nos va entrando a más andar, y con más escuridad de la que habíamos menester para alcanzar a ver con el día al Toboso, adonde tengo determinado de ir antes que en otra aventura me ponga, y allí tomaré la bendición y buena licencia de la sin par Dulcinea; con la cual licencia pienso y tengo por cierto de acabar y dar felice cima a toda peligrosa aventura, porque ninguna cosa desta vida hace más valientes a los caballeros andantes que verse favorecidos de sus damas.

El Q. II.8.3.

Parodia y crítica de los agüeros en el Quijote

agüer-: agüero: 8 [mal agüero: 5]; Agüero: 2 [Pedro Recio de Mal Agüero: 1]; agüeros: 6


agüero (doc. 2.ª mitad s. X, del lat. augurium íd., deriv. de augur 'augur') m. «género de adivinança por el buelo de las aves y por su canto, o por el modo de picar los granos o migajas que se les echavan, para conjeturar los augures buenos o malos sucessos.», Cov. 53.a.13. ««Mexor nos libre Dios.» Kontra mal aguero, o tal kosa», Corr. 747.b.

Gonzalo de Berceo escribía hacia 1236: «Non yoguiessen en odio, ca es mortal pecado, / nin catassen agüeros, ca de Dios es vedado, / fuera sea qui fuese /con su muger casado, / non ficiese fornicio, si non serié dañado.» Gonzalo de Berceo, Vida de Santo Domingo de Silos, doc. ±1236, ed. Aldo Ruffinatto, Espasa-Calpe, Madrid, 1992, p. 375.

Al Cid le reprochaban ser muy agorero, y en efecto dice el Cantar que: «A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra, | e entrando a Burgos, oviéronla siniestra», 11-12.

«Acuérdaseme agora que el siniestro | canto de la corneja y el agüero | para escaparse no le fue maestro.», G. de la V., p. 168, vv. 260-262.

El lector de los libros de caballerías sabe que los agoreros consideraban proféticos los relinchos de los caballos, desde que los del caballo de Darío le anunciaran su coronación en Persia y los del caballo de Dionisio el Tirano la suya en Siracusa.

Tema de los agüeros: Sancho Panza está respondiendo a los problemas de coherencia que ha encontrado Sansón Carrasco en la primera parte del Quijote:

«No había bien acabado de decir estas razones Sancho, cuando llegaron a sus oídos relinchos de Rocinante; los cuales relinchos tomó don Quijote por felicísimo agüero y determinó de hacer de allí a tres o cuatro días otra salida» II.4.19.

«Solos quedaron don Quijote y Sancho, y apenas se hubo apartado Sansón, cuando comenzó a relinchar Rocinante y a sospirar el rucio, que de entrambos, caballero y escudero, fue tenido a buena señal y por felicísimo agüero», II.8.2.

Mediante este doble redaccional se introduce un tema mayor de la segunda parte, el de los agüeros, cuya importancia deriva de que trabará estrechamente los momentos más importantes de la tercera salida de don Quijote de su lugar, que son:

1) la decisión de salir, II.8.2;

2) visita de don Quijote al Toboso: «De cuando en cuando rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos, cuyas voces, de diferentes sonidos, se aumentaban con el silencio de la noche, todo lo cual tuvo el enamorado caballero a mal agüero», II.9.1.



Imagen: Sancho amigo, la noche se nos va entrando a más andar, y con más escuridad de la que habíamos menester.

Articulación diegética: Entrada nocturna de don Quijote en El Toboso

Texto ilustrado por Gustave Doré e interpretado pictóricamente por Salvador Tusell:

En el Toboso.

" Media noche era por filo, poco más a menos, cuando don Quijote y Sancho dejaron el monte y entraron en el Toboso. Estaba el pueblo en un sosegado silencio, porque todos sus vecinos dormían y reposaban a pierna tendida, como suele decirse. Era la noche entreclara, puesto que quisiera Sancho que fuera del todo escura, por hallar en su escuridad disculpa de su sandez. No se oía en todo el lugar sino ladridos de perros, que atronaban los oídos de don Quijote y turbaban el corazón de Sancho. De cuando en cuando rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos, cuyas voces, de diferentes sonidos, se aumentaban con el silencio de la noche, todo lo cual tuvo el enamorado caballero a mal agüero"

El Q.II.9.1.

Légende de l'édition française :

[Tome II. Seconde partie. Fig. en bandeau du chap IX : Don Quichotte et Sancho Panza arrivant de nuit dans la ville du Toboso.] [cote : microfilms R 122460 et 122461]

Contexto del texto ilustrado:

Capítulo Noveno. Donde se cuenta lo que en él se verá.

1. Media noche era por filo, poco más a menos, cuando don Quijote y Sancho dejaron el monte y entraron en el Toboso. Estaba el pueblo en un sosegado silencio, porque todos sus vecinos dormían y reposaban a pierna tendida, como suele decirse. Era la noche entreclara, puesto que quisiera Sancho que fuera del todo escura, por hallar en su escuridad disculpa de su sandez. No se oía en todo el lugar sino ladridos de perros, que atronaban los oídos de don Quijote y turbaban el corazón de Sancho. De cuando en cuando rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos, cuyas voces, de diferentes sonidos, se aumentaban con el silencio de la noche, todo lo cual tuvo el enamorado caballero a mal agüero; pero, con todo esto dijo a Sancho:
2. —Sancho hijo, guía al palacio de Dulcinea; quizá podrá ser que la hallemos despierta.
3. —¿A qué palacio tengo de guiar, cuerpo del sol—respondió Sancho—, que en el que yo vi a su grandeza no era sino casa muy pequeña?
4. —Debía de estar retirada entonces —respondió don Quijote— en algún pequeño apartamiento de su alcázar, solazándose a solas con sus doncellas, como es uso y costumbre de las altas señoras y princesas.

El Q.II.9.1-4.

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El doctor que se ha de ocupar de las comidas del gobernador Sancho Panza se llama «Pedro Recio de Agüero», nombre que a los oídos de Sancho parece confirmar para el pasado y predecir para el futuro el mal proceder del dicho doctor, razón por la cual Sancho lo bautiza inmediatamente como «Pedro Recio de Mal Agüero», II.47 § 12-13.

El encuentro con los santos caballeros cristianos conduce a don Quijote a hacer cuenta de conciencia de su propia vida de caballero andante:

«—Por buen agüero he tenido, hermanos, haber visto lo que he visto, porque estos santos y caballeros profesaron lo que yo profeso, que es el ejercicio de las armas; sino que la diferencia que hay entre mí y ellos es que ellos fueron santos y pelearon a lo divino, y yo soy pecador y peleo a lo humano.» (un buen agüero es optimista, sin embargo lo que sigue es pesimista) «Ellos conquistaron el cielo a fuerza de brazos, porque el cielo padece fuerza, y yo hasta agora no sé lo que conquisto a fuerza de mis trabajos», II.58.16.

Tras una larga discusión con Sancho sobre los agüeros, llena de contradicciones, porque se dice que «han de ser tenidos y juzgados por buenos acontecimientos» del que es discreto y que «el discreto y cristiano no ha de andar en puntillos con lo que quiere hacer el cielo», hay un doble del buen agüero de las imágenes de caballeros santos: «Así que, Sancho, el haber encontrado con estas imágines ha sido para mí felicísimo acontecimiento.», II.58.21.

La vuelta definitiva de don Quijote a su lugar, en cuyo prólogo Sancho Panza dice la última palabra sobre los agüeros, reaccionando al doble episodio de la jaula de grillos y de la liebre, que don Quijote interpreta como mal agüero:

«—He aquí, señor, rompidos y desbaratados estos agüeros, que no tienen que ver más con nuestros sucesos, según que yo imagino, aunque tonto, que con las nubes de antaño. Y si no me acuerdo mal, he oído decir al cura de nuestro pueblo que no es de personas cristianas ni discretas mirar en estas niñerías; y aun vuesa merced mismo me lo dijo los días pasados, dándome a entender que eran tontos todos aquellos cristianos que miraban en agüeros.», II.73.11.

Sancho se refiere, argumentando ad hominem, a cuando don Quijote dijo «—Por buen agüero he tenido, hermanos, haber visto lo que he visto, porque estos santos y caballeros profesaron lo que yo profeso», II.58.16, y a la discusión ulterior con él. ® duque

El tema de los agüeros aparece una sola vez en la primera parte del Quijote y quince en la segunda. Acabamos de ver la importancia compositiva que tiene precisamente en esta segunda parte.

Esta opción compositiva contrasta vivamente con la poquísima importancia que acordó Avellaneda en su imitación al mismo tema, a pesar de que es muy posible que haya influenciado a Cervantes con su manera de evocarlo. He aquí el único texto en que aparece en la imitación este tema en boca de don Quijote:

«—Ya ves, Sancho mío, cómo en nuestra salida todo se nos muestra favorable, pues, como ves, la luna resplandece y está clara, no hemos topado en lo que hasta aquí habemos andado cosa de que podamos tomar mal agüero, tras que nadie nos ha sentido al salir; en fin, hasta ahora todo nos viene a pedir de boca.», DQA, 4.2. ® signum: malum signum


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Fuentes:

Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005. Una versión precedente de este artículo, bajo el título "Agüeros en el Quijote", apareció, en éste y en otros soportes virtuales, el 25.08.05.

Ilustración:

SaGabardon

Textos:

El Quijote para citarlo

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