La 'bellísima Dorotea' del Quijote

La ‘bellísima Dorotea’ del Quijote

Dorotea (doc. s. XV, del gr. Dorothéa fem. de Doró-theos 'regalo de Dios';) f. 'don de Dios': «Dorotea vale dei donum.», Cov. 484.b.41; por antonomasia: Santa Dorotea de Cesaria, víctima de la persecución de Diocleciano. De la misma persecución fue víctima Santa Eulalia (de Mérida o de Sarriá) ® Olalla; el antropónimo femenino Dorotea alterna con su sinónimo ® Teodora o Theodóra fem. de Theo-dóros 'divino regalo'; ® aldeanos, villanos, hidalgos. ® «Historia de Dorotea»

|| bellísima Dorotea: ¿Qué hombre sensato ante los derechos humanos de la mujer y sensible a los seductores encantos femeninos, no ha sentido al leer el Quijote el poder de seducción de esta mujer andaluza, que aún más que bella, siendo bellísima, es fuerte con la fortaleza del símbolo perfectamente encarnado? (® vasallo: Tu vasalla soy, pero no tu esclava).

Dorotea atraviesa la primera parte de la historia de don Quijote como la mujer abandonada por don Fernando, que tiene el firme propósito de reencontrarlo, para hacer triunfar su derecho de esposa, recuperándolo como suyo, tras haber sido hecha suya por engaño. «La reacción de Dorotea ante la felonía es muy distinta a la de Cardenio o a la pasividad enfermiza de Luscinda. Mujer activa y enérgica, decide ir a la ciudad en busca del libertino. Tras muchas penalidades, recobra la esperanza al enterarse de la nulidad del matrimonio de Luscinda. Los padres de Dorotea creen que ha sido raptada y en un bando público ofrecen un premio a quien la rescate. Se retira avergonzada a la montaña para ocultarse y preparar su enfrentamiento con el desleal don Fernando.», Alberto Sánchez, en Rico II, 72.

Don Fernando es hijo de un duque del cual ella es vasalla. El relato de Dorotea en primera persona (narrador homo- y auto-diegético), de estilo italianizante con ingredientes pastoriles, introduce indirectamente el tema del don Juan pueblerino (Don Fernando y sus amores sucesivos), tema que encontramos igualmente en la historia del cabrero ® Eugenio.

Cardenio, traicionado en su amistad por el mismo don Fernando, y refugiado como Dorotea y como don Quijote en sierra Morena (tema de la fuga del amante desesperado a la soledad), reconoce a Dorotea como la hija única del rico Clenardo, y se presenta a sí mismo como el que Luscinda, raptada por don Fernando, llama su esposo. Cardenio promete que desafiará a Don Fernando, para que reconozca la sinrazón que le hace a ella, pues es suyo, I.29.6.

Advertida del proyecto del cura y del Barbero de hacer salir a don Quijote de Sierra Morena, Dorotea se declara dispuesta a ayudarles. Gran lectora de los libros de caballerías, por los que conoce el estilo de las doncellas cuitadas, se transformará en la princesa Micomicona, reemplazando así al Barbero disfrazado de doncella menesterosa. Sus súplicas decidirán a Don Quijote a salir de Sierra Morena para matar al gigante que oprime a la princesa. Cuando ella decide desaparecer con Don Fernando, su esposo recuperado, Don Quijote acepta su propio enjaulamiento, y, creyendo que va al reino de Micomicón en Etiopía, es llevado a su aldea para ser curado de su locura.

En su retrato hay un perfecto equilibrio entre la etopeya y la prosopografía. Cardenio dirá de ella que «era tan hermosa, recatada, discreta y honesta, que nadie que la conocía se determinaba en cuál destas cosas tuviese más excelencia ni más se aventajase.», I.24.11.

Es por antonomasia la mujer hermosa e inteligente del Q., cuyos rubios cabellos, dotándola de luz y de movimiento, feminizan hasta tal punto su prosopografía, que hacen de ella la mejor encarnación de su etopeya. ® rubios cabellos.

A Dorotea se la llama repetidamente hermosa y discreta. Ella y Zoraida son las dos únicas mujeres que reciben en el Q. el calificativo de bellísimas: «bellísima Dorotea», I.28.15 y «bellísima Zoraida», I.41.33. (Avellaneda, aunque no captó la importancia de su papel de auxiliar de quienes desean el bien de don Quijote, la recordará fugazmente como «la hermosa Dorotea», DQA, 1.2)

Nótese cómo el narrador ha centrado la fuerza de su prosopografía en la captación cinematográfica de los cabellos al aire y de las manos en los cabellos: «sacudiendo la cabeza a una y a otra parte, se comenzaron a descoger y desparcir unos cabellos, que pudieran los del sol tenerles envidia… Los luengos y rubios cabellos no sólo le cubrieron las espaldas, mas toda en torno la escondieron debajo de ellos, que si no eran los pies, ninguna otra cosa de su cuerpo se parecía: tales y tantos eran. En esto, les sirvió de peine unas manos, que si los pies en el agua habían parecido pedazos de cristal, las manos en los cabellos semejaban pedazos de apretada nieve… la hermosa moza alzó la cabeza y apartándose los cabellos de delante de los ojos con entrambas manos, miró los que el ruido hacían; y apenas los hubo visto, cuando se levantó en pie y, sin aguardar a calzarse, ni a recoger los cabellos, asió con mucha presteza un bulto, como de ropa, que junto a sí tenía, y quiso ponerse en huida, llena de turbación y sobresalto», I.28.5-6; «asiéndola por la mano el cura, prosiguió diciendo: —Lo que vuestro traje, señora, nos niega, vuestros cabellos nos descubren», I.28.8-9.

Pasemos a la etopeya, insinuada ya en la prosopografía: la figura de Dorotea, cuya simpática listeza anima la doble acción de los cc. 28-47 de la primera parte, da un nuevo aspecto a la parodia de Cervantes. Heroína de un relato sentimental, el de la mujer agraviada por el hombre a quien se dio por esposa, I.28-29, cuando ve la necesidad de ayudar a quienes desean el bien de don Quijote, I.29, se presta a la ficción urdida por el cura y el barbero, representando el papel de la doncella menesterosa, que ella conoce por su lectura de los libros caballerescos.

De esta manera la relación entre Dorotea y don Quijote se establece al hilo de la típica aventura de «doncella menesterosa», que nunca puede faltar en un buen libro de caballerías.

En realidad la composición del personaje es más rica aún, ya que al asumir dos papeles, el de Dorotea y el de princesa Micomicona, representa una amalgama del tipo de «menesterosa» con el de amante «vestida de hombre», lo cual conlleva la paradoja irónica de amalgamar un tema medieval con un tema del renacimiento, FMV (tema de la doncella menesterosa; tema de la mujer amante «vestida de hombre»). ® Micomicona. Esta dualidad eleva la parodia de Cervantes al plano del conceptismo narrativo o a lo que en inglés se entiende por 'Wit', alemán 'Witz'.

Función cardinal de Dorotea en la unidad compositiva de la primera parte del Q.: aunque inverosímil como conjunto de casualidades, las dos historias sinópticas de Cardenio y de Dorotea, su interpretación alegórica en la «Novela del curioso impertinente» y su resolución tras la batalla del campo de Agramante constituyen la gran historia de amor por entregas de la primera parte del Q.

La puesta en relación de estos personajes con don Quijote, la función que asume Dorotea para hacer salir a don Quijote de Sierra Morena, la continuación de la doble historia sinóptica de los amores desgraciados de Cardenio y de Dorotea bajo la forma de reconocimiento, reencuentro y reconciliación con sus parejas respectivas (Dorotea con don Fernando, y Cardenio con Luscinda) es una obra maestra de unidad compositiva: «La obra maestra del episodio Cardenio-Fernando-Dorotea-Luscinda es el quicio de la búsqueda y del hallar y volver de Don Quijote en la parte primera.», Hatzfeld, 117.

Dorotea enlaza especialmente el juego y el contrajuego de la primera parte del Q.: el juego, puesto que abunda en el sentido de la salida de Don Quijote de su lugar en busca de aventuras, procurándole la de la princesa Micomicona; y el contrajuego, puesto que contribuye a la empresa del Cura y el Barbero para el retorno de Don Quijote a su aldea. Ver esta misma tesis en Hatzfeld, p. 114.

Márquez Villanueva ha señalado muy atinadamente que «la historia de Micomicona no constituye sino quintaesencia de lo ocurrido en la vida real a Dorotea, desposeída de su reino amoroso por el traidor don Fernando, un «gigante» social en la escala de la muchacha labradora.», FMV, p. 21. ® linaje.

He aquí las grandes etapas de la acción de Dorotea: cuenta su historia, I.28, I.29; encuentro con Cardenio, I.29; propone desempeñar el papel de princesa Micomicona «porque ella había leído muchos libros de caballerías:, I.29; historia de Micomicona, I.30, I.31, I.32, I.35, I.36; encuentro con don Fernando y Luscinda, I.36; feliz final del conflicto amoroso, I.36; I.37, I.42, I.43, I.44, I.45, I.46; se despide de los acompañantes de don Quijote, I.47. ® Cardenio ® Claudia Jerónima ® Micomicón ® vasallo: Tu vasalla soy, pero no tu esclava.

Imagen: Dorotea en El Quijote, interpretada por Aitana SÁNCHEZ GIJÓN

◊ Mi HOMENAJE y mi AGRADECIMIENTO a AITANA SÁNCHEZ GIJÓN, LA MEJOR INTÉRPRETE cinematográfica de DOROTEA en EL QUIJOTE ◊

Uno de sus grandes papeles ha sido DOROTEA en "El Quijote de Miguel de Cervantes", adaptación cinematográfica dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón para Televisión Española, que alcanzó y sigue alcanzando notable éxito.

Fuente: Fotogramas de Aitana SÁNCHEZ GIJÓN de ANGELIS interpretando el personaje DOROTEA en "El Quijote de Miguel de Cervantes", por Manuel Gutiérrez Aragón", España, 1991.

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Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, aparecerá en 2005-2006.
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