"La verdad tiene que prevalecer por encima de todo" ¿En qué falló Mazón, el President de la Generalitat Valenciana, el día de la dana?

Después de la carta publicada por Maribel Vilaplana -la periodista que comió con Mazón el día de la Dana- ya tenemos más claro en qué falló el President de la Generalitat Valenciana el fatídico día de la Dana.
Dice en la misiva: “llegué al restaurante pasadas las 15:00h”. Una hora habitual para la comida. Y continúa:”En un momento determinado de la comida, el presidente empezó a recibir llamadas que interrumpieron nuestra conversación de manera continuada.
¿Quién o quiénes eran los interlocutores? ¿Qué valoraciones sobre la situación le hacían al President? ¿Hasta qué punto eran conscientes de la gravedad de la situación? ¿Y, si lo eran, por qué no le susurraban claramente que se levantara y tomara el mando de la nave? ¿Y, si no lo eran, para qué les servia estar en el CECOPI, centro de información vital? Y todo esto cuando las redes sociales, desde tempranas horas, ardían de imágenes espeluznantes. Y el 112 estaba saturado de llamadas de socorro y emergencias. ¿Qué pasó?
Cuando lo que está en juego es la vida de 228 vidas humanas la verdad tiene que prevalecer por encima de todo. De momento el silencio del President ante la jueza es muy significativo. Y es el único que puede aclarar junto con los interlocutores, el contenido de esas conversaciones para dilucidar las responsabilidades que se derivan del comportamiento de cada uno de los responsables en cuanto a las decisiones que no se tomaron a tiempo y las que se tomaron
¿Quién o quiénes eran los interlocutores? ¿Qué valoraciones sobre la situación le hacían al President? ¿Hasta qué punto eran conscientes de la gravedad de la situación? ¿Y, si lo eran, por qué no le susurraban claramente que se levantara y tomara el mando de la nave? ¿Y, si no lo eran, para qué les servia estar en el CECOPI, centro de información vital? Y todo esto cuando las redes sociales, desde tempranas horas, ardían de imágenes espeluznantes. Y el 112 estaba saturado de llamadas de socorro y emergencias. ¿Qué pasó?
Cuando lo que está en juego es la vida de 228 vidas humanas la verdad tiene que prevalecer por encima de todo. De momento el silencio del President ante la jueza es muy significativo. Y es el único que puede aclarar junto con los interlocutores, el contenido de esas conversaciones para dilucidar las responsabilidades que se derivan del comportamiento de cada uno de los responsables en cuanto a las decisiones que no se tomaron a tiempo y las que se tomaron
| José Luis Ferrando Lada
Después de la carta publicada por Maribel Vilaplana -la periodista que comió con Mazón el día de la Dana- ya tenemos más claro en qué falló el President de la Generalitat Valenciana el fatídico día de la Dana. Evidentemente la periodista ha sido una víctima injusta de mucha gente, aunque tenía que haber revelado lo que sabía un poco antes y así despejar dudas. Dice en la misiva: “llegué al restaurante pasadas las 15:00h”. Una hora habitual para la comida.
Y continúa:”En un momento determinado de la comida, el presidente empezó a recibir llamadas que interrumpieron nuestra conversación de manera continuada. Yo seguí en el restaurante, completamente ajena a esas comunicaciones: no pregunté, no participé, ni conocí en ningún momento su contenido, y el presidente tampoco me trasladó ninguna inquietud al respecto”. Le honra a la periodista la sinceridad, el President, a pesar de las llamadas seguía degustando las viandas como si nada y a lo suyo.
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Finalmente nos dice en su carta el horario de salida: “Esas interrupciones, sumadas a la espera y a la despedida, demoraron también mi salida del restaurante, que se produjo finalmente entre las 18:30 y las 18:45”. Estos son los parámetros de la comida. Un lapso de casi cuatro horas, interrumpido por llamadas telefónicas. Un espacio temporal que en tiempos normales podía ser lógico, ya que los temas que se planteaban, de acuerdo con la carta de Vilaplana, tenían bastante enjundia. Pero no era un día normal a todas luces. :”Acudí a esa cita a petición del presidente, con el objetivo de explorar posibles vías de colaboración profesional. Durante la conversación se me plantearon varias opciones, entre ellas presentar una candidatura a un cargo en la televisión autonómica, que rechacé de forma clara por convicción personal y profesional. A partir de ahí, me pidió mi opinión sobre la situación de la televisión: qué aspectos consideraba que funcionaban bien o mal y qué cambios podrían aplicarse. Desde mi experiencia, expuse mi punto de vista, lo que derivó en un intercambio de pareceres y acabó en una sesión de consultoría de comunicación en la que se abordaron cuestiones propias de mi especialidad”. Hasta aquí todo bien, y sin problemas. ¿Dónde está el quid de la cuestión? En las interrupciones…

¿Quién o quiénes eran los interlocutores? ¿Qué valoraciones sobre la situación le hacían al President? ¿Hasta qué punto eran conscientes de la gravedad de la situación? ¿Y, si lo eran, por qué no le susurraban claramente que se levantara y tomara el mando de la nave? ¿Y, si no lo eran, para qué les servia estar en el CECOPI, centro de información vital? Y todo esto cuando las redes sociales, desde tempranas horas, ardían de imágenes espeluznantes. Y el 112 estaba saturado de llamadas de socorro y emergencias. ¿Qué pasó?
¿Probablemente algún subordinado a subordinada no quería molestar demasiado al President, y le contaba medias verdades para tranquilizarle?. Alguna frase de este tipo: “No te preocupes, lo tenemos todo controlado…ya vienes cuando puedas”. Porque si realmente, el President tenía información clara y precisa de la gravedad de la situación por parte de sus interlocutores entonces estamos ante una falta de criterio ético y político, ya que la preocupación esencial de un gobernante es el bien común de sus conciudadanos; y en esos momentos ya se estaban anegando ciudades enteras, y muriendo muchas personas. Evidentemente, en cualquier caso, dada la situación climatológica del día, entre quedar bien con una persona y liderar la emergencia, tenía que haber optado por la segunda opción. El posible error grave está justamente en la valoración de los interlocutores y en la valoración de esa información por parte del President. De todos modos, lo mejor hubiera sido levantarse de la mesa, y asumir en peso la situación. La periodista hubiera, por supuesto, entendido esto. Y resulta muy extraño que antes de irse a comer sobre las tres el President no tuviera ya una información preliminar cuando la UME ya estaba actuando en sitios concretos…

Cuando lo que está en juego es la vida de 228 vidas humanas la verdad tiene que prevalecer por encima de todo. De momento el silencio del President ante la jueza es muy significativo. Y es el único que puede aclarar junto con los interlocutores, el contenido de esas conversaciones para dilucidar las responsabilidades que se derivan del comportamiento de cada uno de los responsables en cuanto a las decisiones que no se tomaron a tiempo y las que se tomaron.
Las familias de las víctimas, la sociedad valenciana y los ciudadanos de toda España, quieren saber lo que pasó, y si estamos en buenas manos ante posibles amenazas. El President confía que esto escampe, pero no será así…las secuelas a todos los niveles son enormes y nadie olvida…
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