Si no “ven” el significado de las acciones, no pueden percibir el Espíritu que las activa Domingo 18º TO (01.08.2021): Creer en Jesús es dejarnos llevar por su Espíritu

Tal vez el montaje clerical es un contrasigno más fuerte que el signo caritativo

Comentario:«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado» (Jn 6, 24-35)

La multiplicación de los panes y peces enardeció a la gente: “«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo»” (6,14). “Al día siguiente..., se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»” (6,24-25). Jesús les descubre su egoísmo: “Me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros”. 

No han visto el signo” de la mesa compartida. Así no perciben qué espíritu activa la mesa y no pueden hacerlo suyo. Ocurre con los signos de la Iglesia: bautiza, da comunión, casa, ayuda... La gente no capta el Espíritu que la alienta y mueve. Ven el producto social: costumbre, reconocimiento, alegría de los abuelos y padres... Incluso la ayuda de Cáritas, las Conferencias de san Vicente, etc., es poco comprendida. ¿Cuántos necesitados se suman a la Iglesia? ¿No quieren reconocer el Espíritu de Jesús o lo velamos nosotros? Tal vez el montaje clerical es un contrasigno más fuerte que el signo caritativo.

Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios” (v. 27). Es el Espíritu divino, con el que Jesús ha sido “sellado por el Padre”, el que mueve su vida. Jesús lo entrega a todo el que cree en él. El imperativo de Jesús tiene por centro “el trabajo” por lograr este alimento singular. Se obtiene por la fe. Es puro don del Amor divino. No es fruto de justicia humana: “doy para que me des”, lógica de la equivalencia.

¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?” (v. 28). “«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado» (v. 29). Es la “justificación por la fe” (Rm 1, 16-17). Quienes creen a Jesús, reciben el poder de ser hijos de Dios (Jn 1,12), su Espíritu: Bondad gratuita, Misericordia ante toda miseria, Fidelidad amorosa. Creer es aceptar a Jesús como Ungido con el Espíritu divino. Le exigen signos portentosos, como los de Moisés en el éxodo. Le citan el maná, llamado pan del cielo (Neh 9,15; Éx 16,15; Núm 11,7-8; Sal 78,24). Jesús responde: “«no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo»” (v. 32-33). Quieren recibir el pan dentro de su lógica: si quieres que creamos en ti, danos pan. No comprenden el Espíritu, que hace personas creativas. Creer en Jesús es entrar en la lógica del Padre que “hace salir el sol y bajar la lluvia sobre buenos y malos...”. Es aceptar su Amor y vivir desde su Amor.

«Yo soy el pan de vida...” (v. 34-35). “La vida” es uno de los ejes del evangelio de Juan: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los humanos” (1,4); “tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna” (3,14b-15); “el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed; el agua... se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna»” (4,14); “¡y no queréis venir a mí para tener vida!” (5,40); “Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día»” (6,40). Esa vida es el Espíritu que el Padre da por Jesús. Nuestro “trabajo” es dejarnos llevar del Espíritu que nos habita: “cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios” (Rm 814). El hacer (las obras del Espíritu, obras del Amor) demuestra el ser (hijos de Dios).

Oración: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado» (Jn 6, 24-35)

Jesús, dador de vida, verdaderamente humana:

hoy nos das la clave de tu vida: “Yo soy el pan de vida”;

parábolas, explicaciones, obras de cura y alimentación...

dan a entender tu vida nueva, tu “creación nueva”,

tu Espíritu de bondad inaudita.

Hoy explicas la multiplicación de panes y peces:

primero nos haces conscientes de nuestro egoísmo:

me buscáis... porque comisteis pan hasta saciaros”;

mucha religiosidad nace y se fomenta desde el egoísmo;

llenamos al Creador con dones que no necesita:

le obsequiamos con tesoros (joyas, monumentos...);

empleamos tiempo en rezos y ceremonias egoístas:

- exhibiendo nuestra cultura y riqueza;

- buscando llenar nuestro vacío psicológico;

- hasta vendiendo oraciones: “devoran las casas de las viudas

y aparentan hacer largas oraciones” (Lc 20,47a).

Hemos pervertido la imagen del Padre nuestro:

presidiendo una corte jerárquica de súbditos que le cantan sin cesar;

repartiendo dádivas según lisonjas, regalos, influencias...;

complaciendo a quien mejor sabe pedir y camelar...;

aceptando sumisamente que sea caprichoso y sádico.

Nuestro Dios” es un invento “a imagen y semejanza nuestra”:

cargado con nuestros deseos imaginarios de grandeza;

viciado con nuestras pretensiones de poder y riqueza;

vengativo y proveedor de desgracias para los enemigos;

hacedor de desigualdades, enfermedad y salud, pobreza y abundancia...;

bendice nuestras distinciones: santidad, beatitud, majestad, eminencia, excelencia...

Con la comunidad de Juan, reconocemos que

a “Dios nadie lo ha visto jamás;

Dios unigénito, que está en el seno del Padre,

es quien lo ha dado a conocer” (Jn 1,18).

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído,

lo que hemos visto con nuestros propios ojos,

lo que contemplamos y palparon nuestras manos

acerca del Verbo de la vida;

pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto,

damos testimonio y os anunciamos la vida eterna

que estaba junto al Padre y se nos manifestó” (1Jn 1, 1-2).

En Ti ha aparecido la verdadera imagen de Dios:

Dios es un Espíritu de vida que ama sin medida,

que sostiene y respeta nuestra conciencia y libertad,

que se alegra con nuestra alegría,

lucha con nosotros contra nuestros fracasos,

aguanta nuestra rebeldía, porque respeta nuestra libertad,

nunca se resigna y sigue llamando y esperando la vuelta a su amor:

mira, estoy de pie a la puerta y llamo.

Si alguien escucha mi voz yabre la puerta,

entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20).

Creer en Ti es aceptarte como verdad y camino:

dejarnos guiar del Espíritu que guió tu vida,

sentirnos hermanos tuyos y de todos,

vivirnos como hijos del Padre que nos ama siempre.

Preces de los Fieles (D. 18º TO 01.08.2021)

Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre” (v. 27). Este alimento es el Espíritu de Jesús. “Espíritu” que conduce a vivir en honradez, atentos a los más débiles, alegrando la vida... Pidamos vivir en este Espíritu, diciendo: “queremos ser buenos como tú, Señor”.

Por las intenciones del Papa (agosto 2021):

- que “la Iglesia acepte la gracia y fuerza del Espíritu Santo”;

- que esta “gracia y fuerza” la lleven a “reformarse a la luz del Evangelio”.

Roguemos al Señor: “queremos ser buenos como tú, Señor”.

Por quienes presiden las comunidades cristianas (obispos, presbíteros...):

- que no busquen su propio interés (poder, dinero, prestigio...);

- que escuchen, dialoguen, decidan según el Evangelio.

Roguemos al Señor: “queremos ser buenos como tú, Señor”.

Por los políticos (cuidan del bien común):

- que sean honrados, trabajadores, cumplan con su palabra;

- que tengan atención especial con los más débiles.

Roguemos al Señor: “queremos ser buenos como tú, Señor”.

Por el periodo vacacional:

- que todos puedan descansar, rehacerse, convivir con su familia;

- que cuidemos nuestro espíritu con la fuerza del Evangelio.

Roguemos al Señor: “queremos ser buenos como tú, Señor”.

Por los enfermos:

- que los cuidemos y no propaguemos la enfermedad;

- que todos seamos responsables mutuamente.

Roguemos al Señor: “queremos ser buenos como tú, Señor”.

Por esta celebración:

- que nos llene del Espíritu y talante de Jesús;

- que nos hermane y capacite para vivir comunitariamente.

Roguemos al Señor: “queremos ser buenos como tú, Señor”.

Creemos en Ti, Jesús de Nazaret. Queremos aceptarte como verdad y camino de nuestra vida. Que nos guíe el Espíritu que guió tu vida. Que nos sintamos hermanos tuyos y de todos, hijos del Padre que nos ama por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, 1 de agosto de 2021 

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