“Teorías y vanas seducciones de tradición humana” siguen en la Iglesia “Teorías y vanas seducciones de tradición humana” se han reproducido en la Iglesia (Domingo 17º C TO 2ª Lect. 27.07.2025)

Las religiones han impuesto “cláusulas contrarias a nosotros”, a la humanidad

Comentario: “Os vivificó con él” (Col 2,12-14)

El fragmento leído de Colosenses subraya lo fundamental cristiano: por el bautismo Cristo “nos vivificó con él”. Esa vida nueva supone dejar teorías y prácticas ajenas a Jesús. A eso se refiere el capítulo segundo: “Cuidado con que nadie os envuelva con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo” (Col 2,8). Más adelante señala algunas: “lo que coméis o bebéis, fiestas, lunas nuevas o sábados, cultos de ángeles, visiones personales, engreimientos sin razón, elementos del mundo, dictados de los que viven según el mundo: «No tomes, no pruebes, no toques». Cosas destinadas a gastarse con el uso, según prescripciones y enseñanzas humanas. Aparentan sabiduría por su afectada piedad, su humildad y la mortificación corporal; pero no tienen valor alguno: solo sirven para cebar la carne (egoísmo)” (Col 2,16-23). “Teorías y vanas seducciones de tradición humana” se han reproducido en la historia de la Iglesia. Sincretismos de leyes, costumbres, devociones al margen el Espíritu, supersticiones egoístas y con afán de honor y poder… Se intenta divinizar leyes humanas y minusvalorar a Cristo. Tienen apariencia de sabiduría, pero ceban el poder y el egoísmo. Sucede con el celibato obligatorio, vestimentas clericales, indulgencias interesadas y egoístas, peregrinaciones más turísticas que religiosas…

El v. 12 sintetiza el inicio cristiano:Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios que lo resucitó de los muertos”. Supone el bautismo por inmersión. Tras conocer y aceptar su evangelio, nos sumerge en su Espíritu (su signo es el agua), “somos sepultados” en él. El “hombre viejo” (Col 3,9) es el curvado hacía sí mismo, egoísta, que sólo aspira a cosas terrenas: prestigio dinero, poder... Valores dominantes en los dirigentes religiosos y políticos, que les llevan a eliminar la verdad, la justicia, el amor…, de Jesús. La alternativa de vida que ofrece Jesús es el Amor con todas sus consecuencias. Jesús, que “no tenía donde reclinar la cabeza” (Mt 8,20), se hace hermano y prójimo (Lc 10,36-37) de todos.

El v. 13 anuncia la vida nueva: A vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó con él(v. 13). Circuncisos (judíos) e incircuncisos (paganos) están envueltos en la oscuridad y en el egoísmo. Al oír y creer el Evangelio, reciben el bautismo del Espíritu, la vida nueva: “si uno está en Cristo, es una nueva creación” (2Cor 5,17). Así lo narra la carta a los Efesios:“Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo -estáis salvados por gracia-; nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él... En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampoco viene de las obras, para que nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos”(Ef 2, 4-10).

La cruz de Jesús es lugar de perdón: Canceló la nota de cargo (cheirógrafon: manuscrito, título de deuda; único término en el NT referido a la ley judía;) que nos condenaba con sus cláusulas contrarias a nosotros; la quitó de en medio, clavándola en la cruz” (v. 14). Las religiones han impuesto “la nota de cargo... con cláusulas contrarias a nosotros”, a la humanidad. La resurrección de Jesús revela que Dios no condena al “Hijo del hombre”, sino que le da vida eterna. Con el Vaticano II “debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien al misterio pascual” (GS 22).

Oración: Os vivificó con él(Col 2,12-14)

Jesús, Cristo del Padre, vida nuestra:

como a los cristianos de Colosas, y de siempre,

necesitamos hoy que nos adviertan:

“cuidado con que nadie os envuelva con teorías

y con vanas seducciones de tradición humana,

fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo” (2,8).

También hoy, Señor, somos tentados a modos de vida:

fundados en el egoísmo y en ensoñaciones ilusorias;

concordamos tu evangelio con acumulación de dinero y poder;

realizamos supersticiones para dominar y presumir...;

veneramos al “Cristo de mi pueblo”, a “mi Virgen” ...,

con la condición de que nos protejan ...;

sumamos jubileos, primeros viernes..., para ser ricos en el cielo;

adoramos señoríos, soberanías, autoridades... mundanos;

pedimos aprobar, incluso injustamente, sin estudiar;

encendemos velas para que triunfe nuestro equipo;

tenemos “santos”, hasta para triunfar en la delincuencia...

Por no hablar, Jesús, de la perversión de tus sacramentos:

responsables de la Iglesia los ofrecen por dinero;

padres que piden bautizar por costumbre social;

primeras y últimas comuniones a conciencia;

matrimonios por la Iglesia sin estar de corazón en ella;

uso social de la eucaristía, sin comunión ni fraternidad...

Jesús, Ungido con el Espíritu del Padre:

escuchamos hoy tu oferta de vida:

a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados

y la incircuncisión de vuestra carne,

os vivificó con él”, contigo, Jesús(v. 13).

Con más detalle leemos en la carta a los Efesios:

“Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,

estando nosotros muertos por los pecados,

nos ha hecho revivir con Cristo -estáis salvados por gracia-;

nos ha resucitado con Cristo Jesús;

nos ha sentado en el cielo con él...

En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe…

Somos, pues, obra suya.

Dios nos ha creado en Cristo Jesús,

para que nos dediquemos a las buenas obras…(Ef 2,4-10).

Podemos, Jesús, vivir según tu Espíritu:

orando en nuestro corazón y dando tu amor;

“restaurándonos interiormente”, con tus entrañas;

“haciéndonos nueva creatura”, capaces de tus obras

y aún mayores (Jn 14,12);

“vivificándonos” continuamente con tu Espíritu.

Que tu oración, Cristo, habite nuestra vida:

convencidos de que nada nos separa de tu amor (Rm 8,38-39);

deseando siempre respetar y santificar el nombre del “Padre”;

trabajando por el reino de la verdad, la paz, el amor, la libertad...;

aceptando y haciendo la voluntad del Padre;

compartiendo “nuestro pan” con todos;

perdonando como somos perdonados por el Padre;

rogando no caer en desaliento, en egoísmo, en deslealtad…

esperando tu compañía en todo tiempo y lugar.

rufo.go@hotmail.com

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