laudato si en la vecindad...desde mi balcón Un ángel para mi balcón: color y luz.

Detalles de vida y color en el tiempo ordinario. Las pequeñas cosas que hablan de otro modo de relacion es posible. 

Un ángel de colores en mi balcón

(Agradecimiento a Ana Beatriz)

yuca

Una yuca, un helecho pequeño, unos potos, una cinta… poco más, es lo que me queda del tesoro de las plantas de mi madre. Ya hace siete años que ella se marchó y ha sido todo un reto que alguna planta permaneciese en pie o a medio gas. Las del balcón se marchitaron todas, las heladas y los fuertes calores y rayos de sol, las vencieron. Desde entonces trato de renovar alguna, con ayuda de otras personas, pero me cuesta mucho. Las jardineras del balcón ya habían sucumbido y llevan tiempo sin su verdor y su signo de naturaleza y vida en medio de la urbe.

Pero la realidad supera la fantasía. Muchas personas a través las redes ven la grandeza de mi mirada desde las ventanas de mi vivienda, el sol en sus atardeceres me invita continuamente a contemplarlo y yo siento la necesidad de compartirlo. La luz se mete en mis adentros, en la casa y en mi interior, y se me hace de un egoísmo inviable el quedármelos y no gritarlos, como el cántico de las criaturas de san Juan de la cruz. Siento el paso del absoluto en estos colores de la tarde, en estos rayos penetrantes, en el color de la luz que me traspasa y me encara con el fulgor de la verdad y de la vida.

Desde ese compartir en la ciudad de lo digital nos hacemos vecinos, cercanos y crece la cordialidad de los amigos que nos encontramos y nos esperamos, y acabamos poniendo rostro y cara al sentir y al desear. Eso ha hecho que muchos conozcan mis pobres balcones y descubran la vieja yuca que recrece en sus bases y no deja de crecer hacia el cielo, uniendo lo trascendente con lo más inmanente, en la brazada izquierda; y sientan la pobreza seca de las pequeñas jardineras de la diestra, que no han aguantado los soles de octubre y que han agonizado con las heladas de diciembre. Y al verme en esa contradicción de luz y vida en el cielo y pobreza en mis ventanales, se adentran en mi balcón para llenarlo de vida y compartir su viveza.

Hoy ha sido Ana Beatriz, la que conocía de sus quehaceres de servicio en la facultad de ciencias en el equipo decanal, cuando yo impartía en dicha facultad asignaturas como la de “Hombre y Dios”, así como por la dedicación a la investigación de altura en la universidad con proyectos importantes, ha sido ella, la que ha me ha vencido con su ternura y ha hecho renacer y recrear la sonrisa de mi madre en el cielo.

balcon

Ana, digitalmente se ofrece con inmediatez y me lanza un abrazo de cielo y de tierra: “Pepe, he visto tu balcón, no te pega esa jardinera desértica y muerta, tu balcón ha de tener más vida, para vivir acorde con lo que tú contemplas desde él y que yo comparto con alegría. Ahora salgo y pasaré por tu puerta, ¿te importa que te lleve unas macetas que he preparado para regalarte? De paso me traeré tu jardinera seca y te la llenaré de vida, para que todos en tus fotografías podamos contemplar la luz y el color de estas plantas agradecidas, para que la ecología se más integral y armónica”.

balcon

Yo inmediatamente, sorprendido, salto en mi interior, me sabe a gracia, a fraternidad verdadera, a comunión, a universidad y laboratorio, a armonía y gozo compartido. Abro puertas y ventanas y miro al cielo. Me sonrojo y hago reflejo de la tarde y del cielo entregado en un sol desecho de bondad y color amante y amado. Disfruto y abrazo con la pureza del cielo a esta mujer, hoy trozo de cielo que se ha adentrado de modo encarnado en mi balcón con sus plantas cuidadas y queridas,  y le comento, también digitalmente: “Hoy has sido detalle divino al caer la tarde…gracias¡ Con la luz de un atardecer agraciado y gracioso, mi balcón baila como nunca…y mi madre en el cielo, rodeada de ángeles, me sonríe  volviéndome a confesar que ella sabía que no me quedaba solo… hoy has sido tú el abrazo fraternal y materno, amigo y entrañable que me satisface y me regala, la gracia de lo divino encarnado en tus plantas que vienen a punto de reventar en sus flores y en su alegría para que el balcón esté más acorde con el cielo”.

José Moreno Losada.

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