Extraido de "Trama divina, hilvanes humanos" (Ed. PPC) La clave de un pentagrama salvífico: el buen pastor

La voz del amado que te hace uno con él y con su Padre, adentrándonos por su Espíritu, en el juego de su amor. Estamos llamados a la gloria de la unidad, a ser agarrados cariñosamente en su ser trinitario en una libertad sin límites ni fronteras. Hay quien le gusta ya en la tierra y no desea otra cosa que estar en ese cielo para siempre, como decían los místicos. Algo así ha sido la vida de la carmelita Paula en el convento humilde y oculto de un pueblo en Badajoz, Talavera la Real.
| José Moreno Losada
DOMINGO IV DE PASCUA
En aquel tiempo dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el padre somos uno».
Juan 10,27-30
No perecerán para siempre
Una voz que da vida eterna, que conoce a quienes –sus ovejas- la escuchan, y que no deja que nadie las arrebate de su lado. Una voz que se entrega y se da en su ser y hacer para proteger y cuidar a todos los que le rodean y forman parte de su red de amor. Una red que está llamada a ser universal y a permanecer en la libertad de la gracia y la luz, en la transparencia del corazón de Dios que se nos ha manifestado en Cristo Jesús. Quien escucha la voz entrará en la seducción de la vida y ya nada le podrá quitar el gusto de lo absoluto y lo eterno.
Paula, al cielo directamente.
Acaba de fallecer la hermana Paula, del convento carmelitano de Talavera la Real.
Dios ha jugado mucho con ella en la vida y ella ha hecho lo propio con El, era su amigo y su amado, y se sentida tan amada que no podía hacer otra cosa que desear estar a su lado. Desde joven, lectora empedernida, se dio cuenta que todo aquello que leía en la novela sólo eran cuentos y comenzó a sentir que algo le llamaba y que era la "verdad", se enamoró de ella y se fue a buscarla, y según la iba descubriendo se encontró con el AMOR, y desde ahí todo fue locura. Se emparejó con su persona, su palabra, su pan, su cruz y su mirada para siempre. Sólo la voz de su amado le satisfacía.
No quiso intermediarios y se escondió con Él en el convento sencillo y callado de Talavera, nacido hace más de cuatrocientos años, el primero carmelitano en Extremadura. Hicieron la locura que sólo conocen los místicos, amar, amar y amar, sin más cortapisas y con toda libertad. Cuántas veces ha gritado esta hermana por ese patio divino que se sentía la mujer más libre del mundo entre esas paredes blancas, desde las que sólo se podía ver el cielo.
Desde ahí, en la comunidad de sus hermanas, con la gracia, el humor y la entrega, se ha ido preparando para entregarse, servir y ser totalmente para Dios, sin reservarse nada para ella y avanzando en el deseo del encuentro definitivo y eterno... Cuanta vida oculta y profunda, cuanta sequedad y cuánto consuelo, sólo Dios y ella lo saben.
María como modelo, madre y discípula de Jesús, ha ocupado su mirada y le ha enseñado a esperar con confianza, a servir con humildad, a escuchar con el silencio, a meditar con el corazón y a sonreír con el alma. La ha llenado de alegría para que ella pudiera alegrar, en la mayor finura podía recitar el poema más irónico y dicharachero, y con fuerza despreciaba todas las riquezas de este mundo y todos los amores que no son verdaderos. Sin envidiar nunca ninguna riqueza, porque aun con dolor y oscuridad, ella siempre tocaba el absoluto deseo y la caricia del creador. Como María, fue sierva para ser reina, fue esclava para ser señora.
Y ahora su encuentro con Cristo glorioso, no creo que haya en el mundo alguien que haya gritado tanto que quería irse con El, que no le hacía caso y la mantenía aquí. Ahí el juego le ha probado la paciencia, ya va cargada de vida, de esperas y de impaciencias, porque en este amor, la iniciativa siempre la tiene el Señor, y sus amigos han de saber esperar. Pero como diría ella, hambre que espera hartura no es hambre ninguna, aquí recibió las señales, el gusto de lo encarnado y la prueba de la fraternidad en Cristo, ahora le toca el encuentro en la gloria, el descanso de lo eterno.
Ya está fundida en el amor verdadero, la ha agarrado en su juventud y no la ha dejado nunca de su mano, mucho menos en la hora de su muerte. Ahora la oración es cara a cara sin intermediario alguno, ahora la mirada es a solas, pero con toda la humanidad y toda la creación. Ya has entrado en la nueva creación, en el jardín de lo definitivo y de la alegría colmada. Ahora nos cubrirás con tu toca y tu manto y nos acariciarás con los dedos del mismo Dios que te toca y te abraza para siempre. Aquí nunca te olvidaremos y seguiremos deseando ir al cielo, como tú lo deseabas.
Nada nos podrá separar
Qué misterio de generosidad y de amor tan grande, nada ni nadie nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Si tuviéramos fe como un granito de mostaza nos decía Jesús, cómo sería nuestra vida si estuviéramos convencidos mínimamente del amor que Dios no tiene a cada uno y supiéramos leerlo en el vivir de cada día.
La clave de la salvación es el pentagrama que nos posibilita la lectura de nuestra propia existencia, no hay nada en nuestra vida y en la de los demás que no sirva para el bien. No hay nada en lo que Dios no esté a nuestro lado y nos suelte de su mano.