Todos los días recibo videos, chistes, que condenan sin paliativos ni matices a un partido y elogian con entusiasmo e incondicionalmente a otro. Hace días me decía un político en activo y con cierto poder en su partido: “Los partidos tienen grupos que, como niños idiotas, creen, defienden y difunden lo que creen les llega de sus lideres en favor de su partido y en contra del adversario. Se trata de cosas que ni los responsables ni el partido se atreven a decir porque se crearían una imagen de radicales, estúpidos, cretinos”. Parece increíble lo que me está diciendo, objeté. “Lo que es corrupción en el adversario es estrategia en el tuyo, lo que es en favor de los pobres cuando lo dicen los tuyos es fascismo cuando lo dice el adversario. En principio no se puede admitir que, quien te pueda relevar en el poder, haga o proponga nada bueno. Otra cosa es cuando hablamos entre nosotros”. Para aquellos niños idiotas, que en muchos casos no son reclutados por nadie sino que se adhieren voluntaria y gratuitamente a la causa,  solo es meterse en política cuando se critica a su partido. Las críticas al adversario son “flores a María”.