Curas obreros



Después de la Segunda Guerra Mundial se hace patente en Centro-Europa la descristianización de la clase obrera. Cardijn y la Juventud Obrera Católica (JOC) habían dado ya el toque de alerta. Y se mantenía en el recuerdo el testimonio de los curas movilizados durante la guerra que convivieron en las trincheras con la tropa sin que su estado clerical impidiera ser deportados a los campos de concentración.

Sobre el proceso de cristianización causó gran impacto el libro de Henri Godin e Yvan Daniel, que atribuía a Francia la calificación de “País de Misión”, reservado antes a sólo a sus colonias. Había, pues, que replantearse la evangelización desde la raíz. Para prepararla, en 1944 el cardenal Shuard forma un centro de formación sacerdotal: “La Misión de París”. El movimiento pronto se expandió a otros países como Italia y Holanda, porque se tenía la conciencia de que no sólo Francia o Bélgica eran ya tierra de Misión.

Dos maneras de entender la Iglesia y la evangelización.

Evangelizar es anunciar el Evangelio, pero ¿cómo? Visto el fracaso de la evangelización de la forma tradicional a través de la parroquia y sus instituciones, los Curas Obreros (CO) proponen otro camino. El modelo no es el de la Iglesia que intenta abrirse y ofrecerse al mundo con el fin de que la gente entre en ella, sino la Iglesia que se esfuerza por entrar en el mundo. Son dos concepciones bien distintas de evangelización, distintas por la práctica pastoral y por la teología que las sustenta.

Una forma desconocida hasta entonces, porque no se trataba de servir a la sociedad desde las parroquias, colegios y hospitales propios, sino de estar en la sociedad sin la protección del estatus clerical, es decir, “de estar” en la sociedad “con la gente”, “vivir con” la gente, de modo que “el estar” acabe convirtiéndose en “ser como” la gente. Esta forma de estar en el mundo se plasmó en el trabajo en las fábricas, no en la palabra sino en la acción.

Una acción que parte de una vivencia espiritual fruto de la percepción de que la Buena Noticia no llegaba a los pobres. Lo que causa en los curas obreros un cambio espiritual en la forma de pensar y acercarse a Jesús.
Para ellos, ser obrero y querer ganarse un sueldo con su trabajo no es por necesidad económica, sino como la única manera de estar en contacto con la clase obrera.

Para unos, el proceso de encarnación significaba querer caminar hacia los pobres, al estilo de Carlos de Foucauld. Para otros, significa, además, participar activamente en el movimiento obrero y sus luchas, asumiendo responsabilidades sindicales si hacía falta. Lo que se definió como “compromiso temporal”.

La jerarquía eclesiástica veía peligroso el sentido que los curas obreros daban al compromiso temporal, por lo que en la línea de la Doctrina Social de la Iglesia serían acusados de alimentar la lucha de clases y de filocomunismo. Los CO proponían una nueva forma de presencia evangélica desde el silencio y el testimonio. En su espiritualidad sólo se encuentra el seguimiento de Jesús (Mt 16, 24) resultado de un entendimiento dinámico y vivo de fidelidad a él.

Así el cardenal Shuard definió esta forma de apostolado con estas palabras: Ser apóstol significa estar al lado de la persona humana y de su mundo y mirar de penetrar de valores cristianos todo aquello que hoy está tan lejos del evangelio”.
(Curas Obreros. Compromiso de la Iglesia con el mundo obrero,Jaume Botey, Cristianisme i Justicia, nº 175.
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