Problemas latentes en la celebración onomástica del Patriarca Ecuménico

Hyeronimos, Bartolomé I y Epifanio (Dumenko)

Los ortodoxos suelen dar más importancia a la celebración de su onomástica que a la del cumpleaños. Tratándose del actual Patriarca Ecuménico reflejan dicha costumbre múltiples detalles circunstanciales que abarcan desde las relaciones ecuménicas, incluso panortodoxas, a cuestiones de la ecología. Este año 2019, por ejemplo, pasa por el contencioso político-religioso de Ucrania, cuyo triángulo de las Bermudas, por no decir isósceles, comprende los ángulos de Kiev, Moscú y Constantinopla. 

Este año, siendo así, con motivo de la onomástica de Bartolomé I, -memoria de los Santos Apóstoles Bartolomé y Bernabé- tuvo lugar el 10 de junio, en el Monasterio de la Fuente Vivificante en Balikli, la celebración de las grandes vísperas. El apelativo «Balikli», o «Baloukli», viene del turco «balik», que significa «pez» (hay, en efecto, pesca abundante). Desde 1824, los patriarcas de Constantinopla son enterrados en dicho Monasterio. El agua de salud que sigue manando generosa para la curación de enfermedades del cuerpo y del alma no deja de ser aliciente para los peregrinos. He aquí una de las bellísimas oraciones que se recitan a la Madre de Dios en ese lugar: «Oh Virgen, Tú eres en verdad “Fuente de agua viva”; sólo Tú borras las enfermedades del alma y del cuerpo, dándonos a Cristo como agua de salud» (Maitines orientales de la fiesta de este día).

Y bien, su santidad Bartolomé I presidió este año el acto en presencia del Gran Arzobispo de Atenas y Toda Grecia, su beatitud Hyerónimos II (Liapis), y del Primado de la nueva Iglesia Autocéfala de Ucrania, su beatitud Epifanio de Kiev (Dumenko), así como de gran número de jerarcas, clérigos, arcontes, los cónsules generales de Grecia y de Ucrania en Estambul, y un considerable número de fieles de Constantinopla y del extranjero. También estuvieron presentes diputados del Partido Popular Republicano (CHP). 

No debiera sorprender que el patriarcado ruso, en otras ocasiones presente y obsequioso, haya brillado este año por su ausencia. El cisma entre Moscú y Constantinopla lo explicaría todo -aunque, para entendernos, a la hora de la verdad no explique ni pueda explicar nada, ya que todo cisma empieza siendo ruptura de la comunión, es decir, de la caridad, y allí donde la caridad falta todo lo demás sobra-. De hecho, el patriarca Kirill, enfrentado erre que erre al Patriarcado Ecuménico, suspendió hace tiempo el acto previsto para la presentación de sus obras en Estambul. Otro indicio a favor de un contexto más nítido para mejor entender lo que sigue.

Su santidad Bartolomé I empezó dando gracias a Dios por el 28º aniversario de su onomástica y la historia del monasterio de la Fuente Vivificante. Dirigiéndose luego al arzobispo de Atenas, Hyeronimos, añadió: «Tenemos la alegría y el honor de la presencia de Su Beatitud el arzobispo de Atenas y Toda Grecia, Hyeronimos, quien amablemente ha agregado, de esta manera, un nuevo anillo a la cadena que une a nuestras dos Iglesias, y que viene a sumarse este año a la alegría de nuestra fiesta onomástica. Feliz de tenerlo a nuestro lado, le agradecemos gratamente a usted y a su honorable y querido séquito su presencia. Y como sus altos deberes requieren su pronto regreso a casa, le renovamos con fraternal amor nuestra estima, deseando volver a verlo pronto».

Puesta la mirada en el Primado de la nueva Iglesia Autocéfala de Ucrania, metropolita Epifanio de Kiev, Bartolomé I añadió a continuación: «Y ahora nos dirigimos a usted, Su Beatitud, monseñor Epifanio de Kiev y Toda Ucrania, que ha querido amablemente honrar en persona la fiesta de nuestro nombre. Se lo agradecemos de verdad. Últimamente, usted y nosotros somos objeto de procesos, decisiones, cambios, una nueva estructuración de realidades ortodoxas, pero también de desafíos, ataques, calumnias, grandes alteraciones de la verdad y de la realidad. Contestamos: “Conoce la verdad y te liberará". “Ninguna mentira puede soportar la prueba del tiempo”. Pero no te preocupes, hermano: “Nada hay más débil que mentir, ni más fuerte que la verdad”, como diría el santo con lengua de oro [San Juan Crisóstomo]. 

La verdad sobre Ucrania, su Iglesia y lo que allí sucede brillará y vencerá [...] Usted ha recibido de su Iglesia Madre, el Patriarcado Ecuménico, la autocefalía y libertad de autoadministración interna. El Patriarcado Ecuménico que, según el profesor Pheidas, es el garante perenne del orden canónico en la Iglesia Ortodoxa y, según el profesor Tarnanidis, el continuador, la expresión y la interpretación de la tradición ortodoxa pura. Sabemos, por tanto, lo que (ustedes) han solicitado aquí, lo que han querido durante siglos, y esta Iglesia aquí, que tiene el primer Trono y la primera responsabilidad, sabe también lo que les ha dado a ustedes y por qué: aquello a cuya adquisición tenían derecho y lo que era su propio derecho, a saber, un derecho exclusivo a serles otorgarlo, como quienes (en pasados tiempos) lo pidieron y del santo Trono lo recibieron: (en definitiva) el de todos los que hoy ven la paja y levantan sus talones contra su benefactor». 

Bartolomé I presidiendo la Divina Liturgia el día 11 de junio de 2019

El metropolita Epifanio, a su vez, tomó la palabra para significar: «... He venido con mis colaboradores en el Señor para desearle de cerca "¡por muchos años!”. He venido para ver y felicitar a su ilustre persona, y tomar así fuerzas para continuar cada una de nuestras luchas en la Iglesia. Hemos venido también a la ciudad imperial de Constantinopla con el fin de renovarnos en oración común con el Primado de la Ortodoxia, el benefactor del pueblo ucraniano, el Patriarca Ecuménico, que celebra esta noche el recuerdo de su patrón, san Bartolomé. No sería exagerado decir que el patriarca Bartolomé ha mostrado un celo apostólico en todos los años de su ministerio pastoral. Tienes coraje, Santidad; en tu alma estás luchando por los derechos de la gran Iglesia de Cristo y este celo es un ejemplo y un modelo para nosotros los más jóvenes en la Iglesia». 

Dirigiéndose entonces al arzobispo Hyerónimos, el metropolita Epifanio dijo en griego: «Me sentí de veras dichoso y con gran alegría cuando supe que usted estaría esta noche aquí. De ahí las ganas de encontrarme aquí, en Constantinopla, para reunirme con su honorable persona, la del Archipastor de Atenas, el jerarca que ama y respeta la institución del Patriarcado Ecuménico y que es el pilar de los derechos de este último. En su persona, saludo a toda la jerarquía de la Iglesia ortodoxa de Grecia y espero compartir el honor y la alegría de nuestra concelebración en el futuro». 

Terminado el discurso, el metropolita Epifanio presentó al arzobispo Hyerónimos su declaración. Al final del acto litúrgico, le regaló la Panagía (el encolpion [medallón] de la Virgen que los obispos orientales llevan al cuello, en recuerdo de su entronización). Fotografiado por los medios, el gesto fue interpretado como  signo de recíproco reconocimiento. Lo acompañaban el metropolita de Mésogée y Laurentie, Nicolás, el de Grevena, David, el obispo de Thespia, Simeón, y el secretario del Santo Sínodo de la Iglesia de Grecia, archimandrita Philotheos Theocharis. Hyerónimos agradeció a Epifanio su discurso sin declaraciones, y esa misma tarde, sin quedarse a los festejos, abandonó con la delegación griega Estambul para regresar a Atenas, donde tenía previsto recibir al día siguiente al patriarca de Alejandría Teodoro II. 

El martes 11 tuvo lugar la Divina Liturgia en la catedral San Jorge del Fanar. Fue celebrada por el archimandrita André, Gran Canciller (Gran Protosincelo) del Patriarcado. Su santidad Bartolomé presidió el oficio desde su Trono patriarcal (jorostasía), en presencia del metropolita Epifanio de Kiev y Toda Ucrania y muchos jerarcas, sacerdotes y fieles que acudieron con motivo de esta fiesta onomástica. El metropolita de Nicea, Constantino, pronunció la homilía-discurso de felicitación. También asistieron a la liturgia, en fin, el Viceministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Vasil Bodnar, y el Embajador de Ucrania en Turquía, Andriy Sibig. 

Evidentemente que los datos que aporto encierran su particular lectura que las Iglesias ortodoxas autocéfalas todas, sobremanera la rusa, se cuidarán de hacer. De hecho, fuentes del mismo arzobispado de Atenas quisieron precisar horas más tarde que «en ningún caso se puede considerar este encuentro como un reconocimiento de la autocefalía ucraniana por parte de la Iglesia griega. El Arzobispo fue a congratularse con Bartolomé en el día de su onomásticocomo jefe de nuestra Iglesia-madre y no se esperaba encontrarse con Epifanio».

Se entiende, sin embargo, que, de haber sido partidario del patriarcado ruso, no se hubiera dejado ver ni en pintura. Su presencia, pues, denota la definición que de él dio Epifanio en el discurso de vísperas: «el jerarca que ama y respeta la institución del Patriarcado Ecuménico [cosa, entiendo yo, que actualmente no hace el patriarca ruso], y que es el pilar de los derechos de este último». El propio Bartolomé se había llegado el 22 de mayo, a invitación de Hyerónimos, hasta la ciudad de Atenas para inaugurar al día siguiente un centro de gerontología. Es más, ha vuelto el 15 de junio precisamente para felicitar a Hyerónimos en su onomástica.

Felicitación del Patriarca Ecuménico al Arzobispo de Atenas y Toda Grecia en su fiesta onomástica

«Nosotros somos muy prudentes respecto a la cuestión de la autocefalía; hemos decidido no hablar en la reunión ordinaria del Sínodo, postergándolo a la asamblea general del Sínodo de los obispos», declaró un eclesiástico de Atenas a la agencia rusa RIA Novosti. «En el sitio de la Iglesia griega no se menciona ni siquiera el viaje del arzobispo a Estambul». A este tímido eclesiástico se le podría tapar la boca diciendo simplemente: “¡Pero estuvo, se dejó ver, y otros medios así lo reflejaron!” ¿O es que nos toma usted por tontos? En una entrevista de estos días a la agencia ucraniana LB.ua, Epifanio de Kiev se dijo estar convencido de que el Sínodo griego reconocerá la autocefalía ucraniana, revelando que ordenó en las pasadas semanas a un sacerdote de etnia griega, proveniente del seminario de la Iglesia de Atenas.

Es claro que los problemas más difíciles de resolver, Epifanio los va a tener planteados en casa más que venirle de fuera. Su antiguo jefe, el anciano patriarca emérito Filaret (Denisenko) rechaza a su ex-colaborador, Epifanio, acusándolo de haberlo excluido del gobierno de la Iglesia de Kiev y de haber cedido de hecho a Constantinopla, sometiéndose al punto de hacer ineficaz la autocefalía recibida y de hacer en último análisis el juego de Moscú, demostrando la debilidad de los ortodoxos ucranianos. A estas excéntricas suposiciones de Filaret ya respondió en nombre del Patriarcado Ecuménico su eminencia Emmanuel, metropolita de Francia.

Hace casi un año, ocupándome de este pintoresco personaje, dejé ya escrita esta frase en la que me reafirmo ahora plenamente: «cuidado, que Filaret es mucho Filaret» (Filaret Mihailo Antonovich Denisenko: RD: 16.10.2018). Echando mano de Cervantes en su celebérrimo Quijote, caben aquí también muchas lecturas. La primera podría ser que Filaret empieza a ver gigantes en lo que sólo son molinos de viento. Ya digo que el metropolita Emmanuel, ha tenido que pararle los pies con lo de la autocefalía, haciéndole ver que sus declaraciones no pasan de ser puro y gratuito e irresponsable invento.

Y la segunda, con ese extravagante deseo de que Epifanio siga siendo su antiguo secretario, segundo de a bordo, como si no hubiera sido elegido para Primado de la nueva Iglesia ortodoxa local de Ucrania. No parece sino que le quisiese aplicar de lleno el diálogo entre don Quijote y Sancho, aupado a gobernador de la ínsula Barataria: «Sentaos, majagranzas; que adonde quiera que yo me siente será vuestra cabecera» (Don Quijote de la Mancha, II,31).

Pues que se ande con cuidado este polémico eclesiástico, que ahora está por medio el Patriarcado Ecuménico, y de la misma manera que hace poco tiempo le levantó la pena canónica de su excomunión fulminada por la Iglesia ortodoxa rusa, se la puede volver a endilgar Constantinopla, pero así, con todas las de la ley. Es lo que tiene ser tozudo y peleón, además de, en este caso, inoportuno y bravucón. El refrán suele despacharse al respecto diciendo: «No quieres caldo, pues tres tazas…».

Hyeronimos y Epifanio asisten a las Vísperas

Todo dependerá de la paciencia de Bartolomé I, que es mucha, pero no infinita. Y de lo que mañana, 24 de junio, decidan Epifanio y su Santo Sínodo, probablemente menos generosos que el titular del Santo Trono. Demos, de momento, tiempo al tiempo.  A mis lectores les prometo volver dentro de unas horas. Queda claro que lo de Ucrania sigue oscuro. A lo que se ve, promete darnos tardes divertidas, de modo similar a como ahora mismo nos las está dando de pena.

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