XVII Domingo del Tiempo Ordinario - 27-07-2025 Pedir a Dios Padre lo fundamental: “que venga su Reino”

Pedir a Dios Padre lo fundamental: “que venga su Reino”
Pedir a Dios Padre lo fundamental: “que venga su Reino”

El evangelio de Lucas presenta varias veces a Jesús orando y en esta ocasión al terminar uno de sus discípulos le pido que les enseñe a orar.

Jesús nos enseña una manera de concebir a Dios y de dirigirnos a él: como "Padre/Madre"

Jesús nos enseña lo que hemos de pedir: el reino

La oración de petición es, por tanto, la fuerza y la confianza en el Padre del cielo que nos fortalece para realizar en este mundo, todo lo que necesitamos hacer, respondiendo así, a las necesidades de todos.

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos". Él les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación". Jesús agregó: "Supongamos que algunos de ustedes tienen un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: "Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle", y desde adentro él le responde: "No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos". Yo les aseguro que, aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan" (Lucas 11, 1-13).

El evangelio de Lucas presenta varias veces a Jesús orando y en esta ocasión al terminar uno de sus discípulos le pido que les enseñe a orar. Las palabras que dice Jesús son más o menos las que tenemos en el Padre Nuestro que hoy rezamos, de ahí que podemos reconocer en esa sencilla oración una conexión profunda con el Jesús de los evangelios, una manera apropiada de hacer nuestra propia oración.

Un aspecto a comentar de esta oración es la manera de llamar a Dios. Jesús se dirige a él como “Padre” pero recordemos que en otras ocasiones los evangelistas ponen en boca de Jesús la palabra “Abba”, una expresión mucho más cercana, prácticamente de la confianza que un niño tiene en su padre. Jesús entonces nos enseña una manera de concebir a Dios y de dirigirnos a él. Nuestro Dios es el padre misericordioso, el padre todo amor, el padre todo confianza. Tenemos que seguir trabajando por quitarnos las imágenes de Dios que no corresponden al Padre del que nos habla Jesús. Dios no es castigador o vigilante. Dios no tiene nada que ver con la exigencia legal, ni con la compra de sus favores. Dios, es amor y solo amor. O, como lo decimos ahora, Dios es Madre, con el amor entregado y generoso que han encarnado tantas mujeres de la tierra.

En esta oración Jesús añade lo que hemos de pedir: el reino, el pan de cada día, y perdonar a los que nos ofrenden como Dios perdona nuestras ofensas.

Jesús continúa diciendo una parábola para explicar mejor lo que quiere enseñarles. Se refiere al amigo que va a pedir prestados tres panes porque no tiene nada para darle al otro amigo que llegó a su casa y, como otras veces hemos comentado, el valor de la hospitalidad es muy importante para el pueblo judío. El relato continúa diciendo que es tarde y el amigo no parece dispuesto a ayudarlo. Pero, Jesús le asegura que, al final, el amigo le dará los panes, al menos para no ser importunado. Y hace la pregunta obvia, ya no con respecto al amigo, sino a la relación filial. ¿Podrá un padre negarle algo a su propio hijo? Y añade: seguramente le dará lo que le pide porque es su hijo. Por lo tanto, con más razón, el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a quien se lo pida.

Podríamos decir que la conclusión del pasaje es la invitación que Jesús hace a los suyos: “pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. Todo esto nos lleva a decir una palabra sobre la oración de petición. Es verdad que tenemos muchas necesidades y, atendiendo a las mismas palabras de Jesús, el Padre del cielo no dejará de ayudarnos. Pero hemos de prestar atención a lo que nos dice que pidamos: “venga tu reino”. El reino de Dios es de justicia y paz, es de fraternidad/sororidad. El reino es don de Dios y tarea nuestra. Por tanto, pedir el reino es comprometernos con hacerlo posible en el aquí y ahora y, de esa manera, todas aquellas realidades materiales que tanto necesitamos, podrán llegar a todas las personas.

La oración de petición es, por tanto, la fuerza y la confianza en el Padre del cielo que nos fortalece para realizar en este mundo, todo lo que necesitamos hacer, respondiendo así, a las necesidades de todos. Esta es la actitud adecuada para nuestras oraciones de petición. No hemos de desfigurar la imagen de nuestro Dios, haciéndolo parecer a un Dios mago o a un Dios que nos exige muchas oraciones para concedernos lo que necesitamos. La imagen del Dios de Jesús es al que le pedimos fuerzas para hacer todo como si solo dependiera de nosotros, confiados en que todo depende de Él.

(Foto tomada de: https://radiomaria.org.ar/programacion/jesus-maestro-de-oracion/)

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